Se terminó. Carlos Ghosn ha anunciado en pleno Salón de Frankfurt que el año que viene Renault no suministrará a ningún equipo sus motores. O lo que es lo mismo, ni Red Bull, ni Toro Rosso, ni cualquiera de los otros equipos de la parrilla de Fórmula 1 para la temporada 2016 llevará los propulsores de la firma del rombo. ¿Esto significa la salida de los franceses de la categoría reina del automovilismo? No necesariamente.
Tal y como ha confirmado el CEO de Renault, la única opción de que su empresa siga en el Gran Circo es por medio de su propio equipo de fábrica. Lo que traducido quiere decir que la compra de Lotus es la única opción y que por el momento sólo tenemos tres fabricantes de motores para la próxima temporada. Obviamente, el aplazamiento en la decisión también supone que de continuar finalmente los franceses en la Fórmula 1 acumularán un serio retraso tanto en la evolución del motor como en el diseño del monoplaza de 2016.
Por su parte, el contrato con Red Bull y Toro Rosso, que en principio ataba a ambas partes hasta finales de 2016, está cerca de romperse, lo cual dejaría libre a cada miembro de esta exitosa pareja en el pasado. Los intercambios de acusaciones a raíz del bajo rendimiento del motor Energy F1 y su escasa fiabilidad al inicio de las dos últimas temporadas, terminó de dilapidar la relación y enrareció tanto el ambiente hasta el punto que Renault rechazó en varias ocasiones la ayuda de ingenieros de ambas escuderías.