Tras el Gran Premio de Singapur, tenemos polémica servida en el seno de Toro Rosso, equipo que suele ofrece ‘carnaza’ por las pocas dudas que tienen a la hora de poner o sacar pilotos de su escuadra (a la familia Alguersuari esto aun le escuece, tanto que siguen llevando la cuenta de puntos conseguidos por un joven piloto), y por las decisiones un tanto estrambóticas (de puertas para fuera) que dejan entrever. Claramente, la última es la que vivimos ayer cuando desde el muro pedían a Max Verstappen que dejase pasar a Carlos Saniz, y el holandés se negaba rotundamente.
No es la primera vez que pasa, ni será la última. Ejemplos de órdenes de equipo tenemos por decenas, desde el «Fernando is faster than you» (eso, por no irnos a la época de Brawn y Schumacher en Ferrari, o por no repasar toda la historia de la F1) hasta el «swap positions» (intercambiad la posición) de ayer, pero es raro escuchar negativas ante una orden directa desde el muro. Vimos en el pasado a Massa resistirse de o lindo, recordamos el famosísimo «Multi 21», y también hemos de recordar la resistencia (y negativa explícita) de Sebastian Vettel cuando, en el Gran Premio de China de 2014, Daniel Ricciardo iba no solo más rápido, sino a una estrategia diferente y desde el muro pidieron a Vettel que dejase hueco.
Cuando le pidieron el paso para su compañero, preguntó qué neumáticos llevaba Ricciardo y tras la respuesta, se negó con su cáustico «Tough luck» (Mala suerte) y se resistió durante algunas curvas hasta que cedió por fin el paso.
El caso contrario, también en Red Bull, lo vivimos en el pasado Gran Premio de Mónaco, cuando desde el muro pidieron a Kvyat que dejase pasar a Ricciardo para intentar ganar posiciones. El ruso se resistió duramente, pero cedió y Ricciardo lo intentó. Al no conseguirlo, Ricciardo devolvió la posición a Kvyat y todos tan contentos.
La diferencia ayer es que la orden llegó demasiado al límite de la carrera, y entre eso y que en algún momento Max puede aducir que Carlos estaba «demasiado lejos», todo queda en agua de borrajas: ni Max actuó tan mal, ni Carlos tiene tantos argumentos en contra.