Como muchos ya habréis visto a través de mi twitter, el pasado fin de semana viajé hasta la Ciudad Condal para poder disfrutar un fin de semana con Ford en el Mundial de RallyCross. Además, para redondear la experiencia, seriamos el primer grupo de informadores del motor que iba a poder ‘catar’ el Ford Mustang en terreno español. ¿Podía ir a mejor? Os puedo asegurar que sí.
La jornada comenzaba con un recorrido preparado por Josep Autet, antiguo copiloto de Antonio Zanini. Un pequeño consejo, nunca dejéis que un copiloto elija el recorrido de ‘paseo’ por el que debes probar un coche, porque terminarás como nosotros haciendo una pasada por la famosa Subida al Montseny y por un pequeño tramo de la Coll de Revell. Acompañado por Mario Herráez de AS haciendo de mi particular copi, cada curva que tomaba me hacía estar más convencido que había acertado eligiendo el Ford Focus ST como primer coche para ir cogiendo ritmo.
Y es que si yo lo estaba pasando mal con todo el tráfico que había en sentido contrario, no me quiero ni imaginar lo que estaban sufriendo un bicho con tracción trasera, con casi 430 CV de potencia y 10 centímetros más de anchura. A pesar de haber conducido GTI potentes en el pasado, quedé gratamente satisfecho por el ST, tanto a niveles de bajos, como de frenos y sobre todo de chasis, haciendo lo que en principio parecía ser una pesadilla de trayecto, todo un tramo para disfrutar de la conducción.
Ford Performance (la nueva nomenclatura del nuevo brazo deportivo de la firma del ovalo) nos tenía reservada otra sorpresa. A la llegada a Viladrau nos estaba esperando todo un Marqués, Antonio Zanini, que nos acogía en su restaurante para comer juntos y de disfrutar de sus siempre interesantes charlas. Porque si hay algo de lo que no se cansa el Campeón de Europa de 1980 es de hablar y contar anécdotas. El programa de Peugeot España en la 208 Rally Cup, los actuales coches comparados con los Grupo B e incluso la Carrera Panamericana (en la que quiere volver a competir al volante de un coche de más de 600 CV) fueron algunos de los deliciosos temas que tocamos sobre el mantel.
Al salir, tocó cambiar de coche, todavía con la digestión sin terminar de hacer y para afrontar con el Mustang Convertible de 430 CV zonas tan conocidas como L’Enclusa o una de las especiales que conformaba antiguamente el Rally Costa Brava, el Tossa-Sant Feliu. Tengo que reconocer que nuestros miedos era infundados y al volante del Mustang pudimos disfrutar de una conducción placentera y sin sobresaltos a pesar de que las cosas pasaban muy deprisa. De nuevo la firma del ovalo demostraba su gran labor sobre el chasis, con un coche que a pesar de lo aparatoso que es para ese tipo de carreteras de montaña, se adaptaba perfectamente y tanto los frenos como el bastidor respondían a la perfección.
El segundo día era aún más especial. Sentados desde primera hora de la mañana en el impresionante Ford Mustang Fastback 5.0 rojo que aparece en las imágenes, llegamos al Circuit de Barcelona Catalunya. Creo que no me he sentido más observado desde hacía tiempo yendo a recoger la acreditación de prensa y siendo vigilado por cientos de personas que disfrutaban de ver al icónico modelo por fin sobre nuestras carreteras. A pesar del estruendo de los coches de rallycross, creo que nadie fue ajeno a nuestra llegada al trazado catalán.
Ni tan siquiera a un referente como Dani Solà, ex-piloto del WRC con Ford, Campeón de España de Tierra y Asfalto y Campeón del Mundo Junior, que también se había dejado seducir por la llegada de la especialidad a nuestro país se le pasó por alto nuestra llegada a Montmeló. Lo cierto es que no caí en su presencia hasta que le oí hablar con su característica voz y después, durante el pique entre él y su hijo Arnau (promete el chaval) al volante del DiRT, con indicaciones como “una mes” cuando quería que este metiera una marcha más, me hicieron regresar 10 años atrás cuando el catalán probó suerte con el Ford Focus RS WRC en el Mundial.
También tuvimos oportunidad de hablar con los pilotos de Olsbergs MSE en el World RX, entre los que se encontraba la juventud descarada de Nitiss y Bakkerud en claro contraste con la timidez y el silencio de Timur Timerzyanov. Allí, además de dejarnos ver que a pesar de la continua evolución y de la colaboración con Ford en diversas áreas, era muy difícil plantar cara al que hoy en día es el único equipo oficial del Campeonato, Peugeot, también nos daban algunos datos de importancia acerca de la pista (muy técnica y con poco grip según ellos) o sobre el equipo sueco. A su vez, nos hacíamos eco de los rumores preguntándole al encargado de logística sobre si había escuchado algo sobre la posibilidad de que la cita argentina, última del calendario se pudiera caer por problemas económicos, algo que según él, desconocía.
Las carreras estuvieron competidas y el ambiente fue envidiable (10.000 espectadores según cifras oficiales), favorecido por la gran lista de inscritos entre los Supercar y sobre todo por el buen tiempo. Tan sólo faltó alguien que acompañara a Laia Sanz (Carlos Sainz o Nani Roma, entre otros) para dar ese empujón final a un público que celebró la victoria de Petter Solberg y su show final como si se tratara de un triunfo de Fernando Alonso o Valentino Rossi. El regreso a la estación del AVE estuvo marcado por el cansancio y la tristeza de tener que separarnos del impresionante Mustang. Eso sí, me prometí que algún día volveré a sentarme en él. Al menos ya puedo decir que he cumplido un sueño de infancia.