Y llegó el día en que la Federación Internacional ha decidido parar la escalada de potencia que han vivido durante los últimos años los prototipos de resistencia. A pesar de que hubo sobre la mesa otro tipo de posibilidades para limitar el rendimiento de los LMP1, finalmente, la FIA ha decidido apostar en el Consejo Mundial del Motor por poner el tope de los 1.000 CV de potencia instantánea total.
Con lo de instantánea total, la FIA quiere decir que la suma de la potencia máxima del motor más la parte híbrida no puede superar los 1.000 CV. Algo que actualmente no es cumplido por Porsche y Toyota, los cuales ayudados por sistemas híbridos de 8 y 6 MJ respectivamente, superan con facilidad dicha cifra. Sin embargo, y al contrario de lo que pueda parecer, los que previsiblemente recibirán la reducción de potencia serán los motores de combustión interna.
Al parecer, se va a proceder a una reducción en la asignación de combustible en 2016, por lo que los motores deberán consumir menos y a su vez ser menos potentes. La reducción para las 24 Horas de Le Mans será de 10 MJ, una cifra que se adaptará para el resto de pruebas del WEC. Se prevé que los tiempos aumenten en 4 segundos por vuelta en Le Sarthe, algo que puede afectar a algunos equipos como Toyota, que ya se encuentra jubilando el V8 atmosférico de 3.7 litros que utilizaba hasta esta temporada.
Además ha habido otras modificaciones reglamentarias, como la de la implantación de un límite de velocidad de 80 km/h para los periodos de bandera roja, además de otras modificaciones en cuanto a carrocerías, espejos retrovisores, material de las llantas y equipamiento de seguridad para LMP1 y LMP2 que no se han especificado en la nota de prensa de la Federación Internacional.
