Durante los últimos meses se ha vuelto una costumbre escuchar las quejas de Christian Horner, Dietrich Mateschitz o Helmut Marko, sin embargo, no se ha escuchado a otra de los pilares claves para la construcción y éxitos de Red Bull, Adrian Newey. El reservado diseñador británico ha sido muy claro en sus últimas declaraciones, asegurando que el miedo de Ferrari y Mercedes-Benz a suministrarles motores los está echando de la Fórmula 1.
Ya con muchas dificultades para soñar con un monoplaza competitivo en 2016, debido a que el retraso en el diseño es de varios meses con escuderías como Mercedes AMG o la propia Ferrari, inmersas desde hace tiempo en la preparación del coche de la próxima temporada. La situación es tan delicada, que incluso en Milton Keynes han comenzado a ver desde este fin de semana con buenos ojos la reconciliación con Renault después de que el matrimonio se viniera abajo tras ‘romperse los papeles’.
Mientras que Newey pide menos dependencia de los motores para la actual Fórmula 1, en Red Bull trabajan a marchas forzadas para poder estar en la parrilla de 2016. La decisión se espera a finales de este mismo mes de octubre, con rumores incluso de la posible compra del equipo por parte de Christian Horner por un precio simbólico, algo que ya ocurrió con Honda y la exitosa Brawn GP. Por su parte, Toro Rosso parece que va por el buen camino para sellar su continuidad mediante la utilización de propulsores de Ferrari 2015.
Posiblemente vamos a ser forzados a abandonar la Fórmula 1. Mercedes y Ferrari se han negado a suministrarnos por temor. Desafortunadamente, nuestra relación con Renault está en estado terminal. Ha habido una gran ruptura del matrimonio, por lo que no tenemos motor.