Sólo cuatro pruebas para el final de la temporada 2015 del Campeonato Mundial de Fórmula 1 y posiblemente uno de los circuitos de nueva generación más interesantes que hay en el panorama actual. Y es que el Circuito de Las Américas en Austin presenta un gran reto para los pilotos y técnicos, pero además da algo del ambiente 100% americano al Gran Circo y una mezcla de curvas rápidas y frenadas fuertes que suele gustar mucho a los pilotos.
Y es que el trazado tejano tiene su carácter al contrario que otras creaciones salidas de la pluma de Hermann Tilke. Ya desde la línea de meta podemos observar la gran subida que desemboca en la primera curva, un ángulo recto casi sin visibilidad que se te echa encima y que suele animar a los pilotos más valientes o ‘motivados’ a intentar el adelantamiento con el más que posible cruce de trazadas. Muy difícil encontrar el punto de frenado.
Después de ella nos encontramos una derecha rápida que nos deja posiblemente en la zona más característica de la pista, una serie de enlazadas muy rápidas en la que es vital tener un monoplaza preciso y con agarre (sufrirán los neumáticos delanteros con tanto cambio de dirección), pero en la que es muy difícil permanecer cerca del coche que te precede. Es importante llegar lo más pegado posible a una nueva curva cerrada de izquierdas que nos deja en la recta más larga del circuito y el principal punto de adelantamiento.
El segundo sector de Austin nos deja de nuevo una serie de curvas lentas separadas por pequeñas rectas en las que la tracción y el estado de las gomas traseras serán clave. La última parte nos dejará una larga curva de derechas (que en realidad son tres que se combinan en una sola) y las dos últimas de izquierdas, hechas prácticamente con escuadra y cartabón que nos dejan de nuevo en la recta de meta. Precisamente ahí estará una de las dos zonas de DRS, siendo la otra la de la recta de ‘atrás’ en la que se logra la máxima velocidad punta.
Las grandes escapatorias asfaltadas hacen que sea muy difícil ver la aparición del coche de seguridad por impacto de un monoplaza contra las barreras, siendo los contactos entre los coches un motivo más plausible. El sentido antihorario lo hace diferente, aunque en este final de temporada nos encontramos a varios trazados con esta característica (Yas Marina e Interlagos).
Para esta ocasión Pirelli ha repetido la elección realizada en 2014, con los compuestos blando y medio para afrontar un Gran Premio con un consumo de gomas apreciable y en el que los pilotos realizarán sobre el papel dos paradas en boxes con la utilización del juego más duro en dos de sus stints. Se necesita de un coche preciso y bien equilibrado, por lo que el Ferrari y el Red Bull pueden despuntar en las zonas viradas, pero los motores Mercedes volverán a imponer su potente corazón en las dos rectas largas.
Precisamente Lewis Hamilton tiene muchas posibilidades de coronarse por tercera vez Campeón del Mundo de Fórmula 1 en una carrera en la que ya consiguió la victoria la pasada temporada y en su debut, en 2012. Alexander Rossi regresará a su asiento en Manor después de haber dicho adiós a cualquier posibilidad de conseguir el título de GP2 tras las carreras de Rusia, por lo que Roberto Merhi deberá ver de nuevo los toros desde la barrera. Veremos qué nos depara un fin de semana que sobre el papel se plantea muy interesante.
Más aún si prestamos atención a la previsión meteorológica la cual augura lluvias tanto el viernes como el sábado, lo cual puede dejarnos de nuevo en la situación de ver a los monoplazas recluidos dentro de los box ante la poca necesidad de rodar sobre mojado si el domingo se espera una carrera en seco. Qué poético es ver el Gran Premio de Estados Unidos después del de Rusia…