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El Campeonato de Europa de Rallyes de nuevo relegado al ostracismo

Llegó a ser un quebradero para los promotores del WRC justo en el momento más bajo del Campeonato intercontinental. El IRC surgió como ese oasis en el desierto que se encuentra el deshidratado caminante perdido durante días sin encontrar el rumbo adecuado. Lo hacían todo bien. Consiguió ser algo más que la segunda categoría de los rallyes, eran algo así como el campeonato paralelo a la Fórmula 1 con el que tanto amenazó Ferrari durante la década pasada.

Tanto que muchas marcas se decidieron a involucrarse en una categoría S2000 que apenas tenía retorno publicitario dentro del Mundial de Rallyes (en lo que ahora se conoce como WRC2 y que en el pasado fue SWRC). Ford estrenó su Fiesta S2000 en un Rallye de Monte-Carlo perteneciente al Intercontinental Rally Challenge con su piloto fetiche, Mikko Hirvonen al volante, Skoda ha mantenido durante años su equipo oficial allí, e incluso todas aquellas citas que salían rebotadas del WRC por su alto coste y encorsetamiento reglamentario terminaban en una alternativa que llegó a ser mucho más que eso.

En esos momentos el WRC luchaba por sobrevivir. La salida del promotor North One causó un revuelo que a punto estuvo de ser la sentencia de muerte del Mundial. Sin embargo, bicho malo nunca muere y en lugar de ser ellos los enterrados, el gran damnificado terminó siendo el IRC. En 2012 Eurosport Events cavó su propia tumba. El deseo de hacer algo más grande, de ser más ambicioso y ser promotor de la categoría reina de los rallyes, los distrajo de su objetivo inicial.

Finalmente fue Red Bull el promotor elegido para el WRC, sin embargo, el IRC promocionaba un año después como el nuevo Campeonato de Europa de Rallyes, con Eurosport Events tomando responsabilidades que eran hasta entonces de la FIA y heredando todos sus errores. Desde entonces, lo que pudo ser un rival incomodo, se transformó de nuevo en el gregario que baja a por los bidones al coche del equipo. Imprescindible, pero lejos de los focos principales.

Eso es ahora el ERC, un secundario venido a menos que recuerda en parte al Campeonato de Europa que teníamos hace una década, como si el trasvase de medios provenientes del IRC no se hubiera producido. Es el mismo torneo del viejo continente que se convirtió en el patio de recreo de los pilotos italianos como Giandomenico Basso o Luca Rosseti, relegados a un segundo plano, pasando sus rallyes casi desapercibidos salvo por las grandes citas (Barum, Ypres y Circuit of Ireland) que aguantan estoicas a la espera de que el WRC se fije en ellos algún día por mucho que eso les pueda suponer el principio del fin debido a unos altos costes a los que no están preparados.

Y es que, con sólo el duelo entre Kajetanowicz y Breen como máximo atractivo, nueve de las 10 pruebas han pasado sin pena ni gloria, con Chipre y Acrópolis como claros ejemplos del escaso seguimiento en pruebas que en antaño llegaron a ser muy grandes. La cita griega ha estado tambaleándose durante todo el año, con la crisis a punto de darle el golpe de gracia que constatara su defenestración. Sin embargo, terminó saliendo adelante, aunque la imagen dejada por los problemas de organización y su cancelación final por las condiciones meteorológicas dejaron su imagen incluso más tocada que la del Tour de Corse en el WRC.

La cita chipriota no duele más, en gran parte porque tiene menos historia que el Acrópolis, pero sí muestra mucho mejor la situación en la que se encuentra el campeonato y lo mal que le ha venido al IRC convertirse en ERC. Hace apenas un lustro, esta cita tenía varios tramos en directo y el experimento de algo denominado Golden Stage que premiaba con 40.000 € al piloto que consiguiera el mejor tiempo total tras las dos pasadas a una misma especial. Neuville fue el espectacular ganador de la primera y única edición de esta iniciativa que mantuvo a muchos pegados a la pantalla del ordenador/televisión.

Cinco años después los tramos en directo se han esfumado, precisamente lo que fue una de las señas de identidad de producto elaborado con mucho mimo por Eurosport Events, ninguna de las marcas continúa en el campeonato, con sólo Peugeot dejando verse de forma clandestina de la mano de Sainteloc y con Skoda haciendo fugaces apariciones que parece más una forma de agradecer por parte de los checos el redito publicitario conseguido en el pasado gracias al IRC.

Si nos ceñimos a los datos, el interés en el Campeonato también ha decaído, algo que podemos apreciar también en el número de lecturas de nuestras crónicas o incluso que el campeonato se sigue casi tanto en Estados Unidos como en los países tradicionalmente clave para el campeonato, entre los que se encuentra España y Reino Unido (Francia no se puede tener en cuenta ya que sus potentes campeonato nacionales y regionales suele ensombrecer a casi todo salvo al WRC).

En nuestro país todavía hay motivos para la esperanza. Si finalmente se cumple el regreso de Rally Islas Canarias – El Corte Inglés será una gran noticia, más aún si finalmente el programa de Cohete Suarez se centra en el ERC en lugar de recalar en el WRC tal y como quiere Carlos Sainz. Estoy seguro de que el asturiano, con el apoyo del piloto madrileño, el del RACC y el de Peugeot España podría tomar el testigo de otro de sus protectores, Antonio Zanini.

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Iván Fernández

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