Era difícil decir quién de los cuatro no debía subirse ayer al podio, pero lo cierto es que al final Sébastien Ogier allanó el camino. Que no se me malinterpreten, el de Gap se merecía más que nadie la victoria. Durante todo el fin de semana se le vio sin errores, con trazadas mucho más limpias que las de sus compañeros y pilotando como si fuera un verdadero especialista en asfalto. Hay que reconocer, que el aprendizaje de los pilotos de Volkswagen sobre esta superficie ha evolucionado tanto durante los últimos años que unido al rendimiento casi perfecto del Polo R WRC sobre esta superficie, se hayan convertido simplemente en imbatibles a no ser por un error de pilotaje.
Y al final cedió el que menos se esperaba. Ogier, con una renta de más de 50 segundos después de la etapa de ayer, dosificando su ventaja de manera inteligente durante todo el domingo pagó su sed insaciable, atacando una vez más para conseguir el ya innecesario premio de los puntos de la Power Stage. Obviamente, cualquier error cometido por el galo es disculpable por mucho que acabe con un idílico triplete. Se le perdona todo después de una temporada tan completa como esta.
Lo cierto es que Latvala volvió a ser ‘el pupas’. No por casualidad. El finlandés es todo corazón, pero siempre va al límite, medio metro más allá que el resto, subiéndose por las paredes y acortando en prácticamente sitios por los que nadie se atreve a pasar, ni tan siquiera el resto de los pilotos de la firma de Wolfsburgo. El pinchazo le apartó de la victoria, pero nos regaló una intensa batalla a tres bandas con Mikkelsen y Sordo como otros invitados a la fiesta.
En el caso de Sordo no pudo hacer más. El de Puente San Miguel exprimió el Hyundai i20 WRC siempre por el sitio, llevando al límite la carrocería tres puertas en el que será su penúltimo rally antes de que esperemos entre en juego el nuevo modelo, con el que ya por fin se cierre la brecha entre los modelos coreanos y los Volkswagen. Por el bien de la emoción en el WRC, esperemos que sea menos utópico de lo que suena.
Era injusto dejarlo fuera del podio al cántabro, sin embargo todo apuntaba a que iba a ser de nuevo 3-2-1 con marcado acento alemán. El golpe de teatro final ha vuelto a poner la guinda a un buen Rally de Catalunya, posiblemente uno de los mejores de las últimas ediciones y a tenor de los errores, también uno de los más difíciles para los pilotos que han pagado a base de salidas de pista el poco margen que da la cita catalana.
Kubica, Neuville, Tänak, Evans, Bertelli en dos ocasiones, Lappi, nuestro rookies del WRC2… Todos ellos han probado la resistencia del decorado de las carreteras y pistas tarraconenses. Y gracias, ya que las lluvias podrían haber complicado aún más el desarrollo de una prueba que se ha encontrado con los tramos con un aspecto inmejorable y con grandes medidas de seguridad. A pesar de ello, no ha sido de extrañar volver a ver a descerebrados sentados de espaldas a la carretera, al mismo nivel que el asfalto y apenas al otro lado del guardarrail, con nula capacidad de reacción.
Volviendo a lo deportivo, a Neuville se le ha vuelto a ver perdido. El belga necesita que la temporada pase pronto y comenzar a pensar en clave de 2016, ya sea con uno y otro equipo. Ni con Paddon, ni con Sordo ha podido hacer nada y lo cierto es que Hyundai ahora mismo necesita positivismo y seguir trabajando todos juntos en la misma dirección, cualquier cosa que se aparte de ese rumbo será un error.
Por su parte Citroën sigue haciendo valer su modo ‘pescador’. Posiblemente con mejor coche que el i20 y el Fiesta RS, la firma de los dos chevrones está atando el subcampeonato de marcas a base de conservar y esperar el error de los Hyundai. Con Neuville en el estado anímico mostrado a partir de México, la tarea se les ha facilitado con una renta que les permite ir a Gales a seguir con la misma estrategia de ‘nadar y guardar la ropa’. ¡Ojo! Los cuatro puntos de diferencia pueden ser engañosos y la entrada de Paddon puede ser un revitalizante en la lucha más interesante de lo que nos queda de campeonato. Desde luego el neozelandés volvió a dar el ‘Do de pecho’ en una superficie sobre la que únicamente ha disputado 8 rallyes en su vida
Si entre los World Rally Cars tenemos la sensación de que los Polo R WRC son imbatibles, lo cierto es que en WRC2 la situación es similar. Skoda ha copiado lo hecho por Volkswagen hace tres años, retrasando su entrada entre los R5 y llegando con un producto ganador desde el primer kilómetro y altamente atractivo entre los pilotos-clientes. El mejor de ellos sin duda ha sido Nasser Al-Attiyah que se ha amoldado a su copiloto del Dakar a la perfección y encima ha logrado el título de Campeón del Mundo con las mismas armas que los checos. Segunda vez que lo hace en un año después de coronarse en el Rally-Raid más famoso del planeta con un MINI de X-Raid vestido por los colores de Red Bull.
En cuanto a los nuestros, tanto Nil como ‘Cohete’ salieron espoleados por la afición, en ocasiones, el catalán demasiado desbocado y notándose que le sigue faltando tener el mismo feeling sobre asfalto que en tierra. En la primera etapa, a pesar de los problemas, ambos dejaron buenas sensaciones, esperemos verlos a ambos peleando por las posiciones de honor la próxima temporada, ya sea en WRC2 o ERC.
En cuanto al Rally de Catalunya en sí, se respiró de nuevo un gran ambiente (dejando aparte el tema de oler a ‘hierba’ en prácticamente todos los tramos), ayudado por el poder de atracción de los clásicos y una edición que en cuanto a lo competitivo estuvo muy emocionante hasta el último momento a pesar de estar casi todo resuelto en cuanto a lo competitivo. Con el eslogan de los 7 tramos nuevos, a pesar de que muchos eran los mismos de otras ediciones con recorridos más cortos o en sentido distinto, la de 2015 ha sido, al menos desde la cuneta, una de las mejores de los últimos años.