Este debate, no sé por qué, me provoca cierto déjà vu. Tengo la sensación de haber razonado esto alguna vez, pero puede que solo sea mi imaginación. El fin de semana, tras la loca carrera de Austin, vimos a un Nico Rosberg cariacontecido, picado y muy molesto porque la victoria debería haber sido para él. Al contrario, no solo no ganó, sino que siendo segundo minó cualquier posibilidad de alargamiento de la emoción por ver cuándo se proclamaría Hamilton campeón (si es que la hay en ese sentido). El episodio de la gorrita no es más que un gesto tonto, una reacción visceral que llama la atención porque Nico siempre se ha caracterizado por ser un perfecto caballero y un gran deportista a todos los niveles. Pero sigo creyendo que no va a ser campeón mientras Hamilton esté en su mismo equipo.
Efectivamente ya comenté algo similar en el pasado, en marzo, cuando me preguntaba si es que Nico era un piloto de fábrica, incapaz de tener un mal gesto o una mala cara cuando las cosas se tuercen. Lógicamente estaba comenzando el campeonato del mundo, veníamos de un 2014 en el que las flechas plateadas arrasaron y Hamilton fue campeón, y esperaba ver a Rosberg tirando de genio y atacando en cada curva y cada segundo. Ahora, casi a toro pasado, veo que no ha tenido opciones y que, cuando las tenía en su mano, la mala suerte relativa, por un lado, y sus propios errores lo apartaron del camino.
El domingo, Nico tiró por la borda su carrera en la salida, desaprovechando la pole y la zona con más agarre de la pista, la exterior. Hamilton olió a sangre, entró con todo y con cuidado, sufrió subviraje (algo que se ve muy claro en la cámara onboard) y todo fluyó hacia el exterior. Nico, si no querías vértelas en esas, haber tenido otra estrategia en mente, pero decir que Hamilton fue un paso más allá… es otra buena excusa. Más tarde, con el liderato recuperado y abriendo hueco a un ritmo endiablado, liderando la carrera casi en solitario, un error lo lleva casi fuera de la pista, a la zona más deslizante, y pierde mucho tiempo mientras Hamilton pasaba a toda mecha camino de la victoria. Otra vez.
Fue en la curva 15, cuando en la vuelta 48 a Nico se le fue la trasera, un error que admite haber cometido: «asumo que fue un error que hice yo, teniendo demasiado deslizamiento con las ruedas frías, no estaban funcionando a la temperatura óptima«.
Está claro que las palabras de Hamilton, medio en broma, diciendo que «lo iba a alcanzar de todos modos» no deben sentarle bien, pero tampoco creo que a Lewis le haya gustado el gesto de devolverle la gorra cuando (y espero no equivocarme) no podía haber maldad en ese pasársela antes de salir al podium. Creo que ya son muchos años siendo promesa y eso tiene que pesar en el humor de Rosberg. De todos modos, al terminar el Gran Premio fue el alma de la fiesta, al parecer, cantando ‘Livin’ in a prayer’ con Will Buxton:
That moment when @nico_rosberg proves he’s the man when he sings ‘Living on a prayer’ with @thebuxtonblog on stage pic.twitter.com/QTVcTijh1M
— Jennie Gow (@JennieGow) October 26, 2015
Ahora vienen tres carreras en las que puede darle la vuelta a la situación, ya sin nada que hacer de cara al campeonato, pero con el subcampeonato en peligro porque ahí está Sebastian Vettel frotándose las manos. Espero sinceramente comerme mis palabras de aquí a final de año.
