La temporada de 1994 de Fórmula 1 fue una de las más convulsas de la historia reciente de la categoría; con batallas, victorias, derrotas, sorpresas, drama, descalificaciones y polémicas. La llegada del campeonato del mundo al Gran Premio de Portugal contaba con una de ellas. Sin Michael Schumacher en pista, Damon Hill tenía una oportunidad de oro para recuperarle puntos a su rival. Fue una oportunidad que no desaprovechó gracias a un triunfo clave.
Pero la sorpresa general llegó con la pole position de Gerhard Berger. El austríaco consiguió un registro más de una décima más rápido que el del Williams de Damon Hill gracias a un Ferrari que llevaba toda la temporada mejorando. Las mejoras en la normativa tras los accidentes de Imola y Montecarlo favorecieron al equipo italiano y en la parte final de temporada, estaban empezando a tener buenas actuaciones.
Tras el austríaco, los dos Williams con Hill en primera fila y David Coulthard compartiendo la segunda con Mika Häkkinen, uno de los grandes protagonistas del grupo perseguidor del año. Jean Alesi era quinto y en cuanto a los Benetton, sin Michael Schumacher se hundieron. Jos Verstappen solo pudo ser décimo y JJ Lehto clasificó en décimocuarta posición. Por detrás, los Pacific quedaron fuera de carrera por enésima vez, al ser los coches más lentos.
En la salida, Berger no se dejó sorprender y mantuvo el liderato por delante de un inspirado Coulthard que superó a su jefe de filas. También Alesi tuvo una buena salida, rebasando a Häkkinen. Poco les duró la alegría a los tifosi, puesto que el líder de carrera solo estuvo en carrera siete vueltas hasta que la caja de cambios dijo basta. Esto le entregó el liderato de carrera a Coulthard, seguido de Hill y Alesi.
El orden de carrera se mantuvo hasta después de las primera tanda de paradas a boxes, cuando Hill adelantó a su compañero de equipo gracias a que el escocés se encontró con Érik Comas durante un doblaje y se fue largo en una curva. Tras el ecuador de carrera, Alesi protagonizó uno de los momentos de la misma al golpear a David Brabham cuando intentaba realizar el doblaje, quedando ambos fuera de carrera.
Por lo demás, la carrera prosiguió de forma tranquila con los dos Williams mandando sin oposición hasta la bandera de cuadros. Hill se llevó diez valiosos puntos mientras que Coulthard demostró su talento llegando justo tras su jefe de filas aunque sin atacarle. Gracias a los puntos obtenidos en Estoril, Hill se situó a un punto de Schumacher, líder del certamen. De la misma forma, Williams tomó el liderato del campeonato de constructores.
El podio lo completó Mika Häkkinen, que a pesar de un inicio de campeonato complicado por culpa de la pobre fiabilidad del motor Peugeot de su McLaren, estaba sumando varios podios en la parte final. Así, el primer piloto del equipo británico subió hasta la cuarta posición de la general, superando a Alesi. Gracias al finlandés, McLaren reforzó su también cuarta posición en el campeonato de constructores.
Las últimas posiciones que daban derecho a puntos fueron para Jos Verstappen con el primer Benetton y Martin Brundle con el otro McLaren. El campeonato entró en una etapa al rojo vivo en la que tenía que decidirse tanto el título de pilotos como el de constructores. Jerez, Suzuka y Adelaide serían piezas clave de la temporada y con Michael Schumacher de nuevo en pista.
El anecdotario es particularmente curioso en este caso, puesto que el Gran Premio de Portugal fue el último del año para David Coulthard, que cedió su coche a Nigel Mansell para las tres últimas carreras. También fue la última de Johnny Herbert con Lotus antes de partir hacia Ligier y Benetton. Adicionalmente, esta fue la última carrera sin ningún campeón en pista y con tan solo tres pilotos que supieran lo que era ganar un gran premio de Fórmula 1.