Hace unos años, las marcas participantes en el WTCC aseguraban que el campeonato era en términos económicos el más rentable de todos los mundiales organizados por la FIA. Un calendario con marcado carácter europeo (por lo tanto desplazamientos y logística relativamente contenidos), coches reconocibles y explotables en términos publicitarios y reglamentos técnicos muy ajustados económicamente que lo hacían muy apetecible para tanto privados como fabricantes.
Sin embargo, la nueva normativa estrenada en 2014 de los TC1 ha disparado estos costes y las pocas unidades disponibles han hecho que estos precios sean difíciles de bajar una vez eliminada la competencia entre proveedores. Esto obliga a que los pilotos privados tengan que pasar por caja cueste lo que cueste para tener un programa en el WTCC con un coche que difícilmente puede competir con los Citroën C-Elysée TC1 y que además perderán cierta visibilidad después de la salida de Sébastien Loeb.
Según Tom Coronel, los costos comparados con los anteriores modelos de motor 1.6 Turbo se han duplicado y obligan a firmar unos presupuestos por temporada que superan el 1 millón de euros para una docena de pruebas (citas dobles). Veremos si las propuestas que está preparando Ribeiro y la inflación que han sufrido los premios para los equipos privados son suficiente para no espantar a las formaciones no oficiales.
Usted necesita 1 millón para empezar la temporada. Sólo el alquiler del motor para doce carreras cuesta 175.000 €. Asegurar el coche cuesta 70.000, por lo que estamos hablando aproximadamente de 1,1 millones. Si quieres probar estamos hablando de 1,2 millones. He comparado nuestros costos con los de Campos y es el mismo en todas partes El mejor resultado de un piloto privado fue segundo ya que Norbert no se puede considerar privado en absoluto. Consigue todas las piezas nuevas y está completamente integrado en el programa de desarrollo.
Vía | Motorsport-Total