En el pasado ya hablamos del caso de Alex Kelsey, un joven neozelandés disléxico capaz de construir lo que ahora llamaríamos como un Grupo B con carrocería y medidas de seguridad modernas. Sin embargo, tenemos otros casos de superación muchos más cercanos y posiblemente con un mayor alcance. Y es que el propio Lewis Hamilton reconocía en una entrevista a un medio alemán que tuvo problemas de dislexia cuando era niño.
No deja de ser un buen ejemplo de que con trabajo e ilusión cualquier problema se puede superar. El británico, siempre cuestionado por su vida fuera de las pistas, e incluso llamado al orden por la FIA después de su accidente después de disfrutar de la noche monegasca, puede ser utilizado para demostrar a los jóvenes que no hay nada que se pueda interponer entre tus sueños y tú si así te lo propones.
Como disléxico. Luché mucho en la escuela. También me perdí un montón de clases los viernes porque fui a las carreras los fines de semana. La escuela no fue muy divertida para mí. Cuando lo deje, me apartaré del mundo de las carreras, eso es seguro. Me gustan los niños, así que me gustaría construir escuelas para niños pobres, donde se pueda aprender a tocar un instrumento y obtener una buena educación, porque sé lo difícil que fue para mí.
Una vez más, el tres veces Campeón del Mundo de Fórmula 1, deja bien claro que su vida después de la Fórmula 1 estará lejos de la carreras, aunque si para hacer el bien social, bienvenido sea.
