¿Nos imaginamos a un hombre capaz de competir en el mundo de los rallyes, la Fórmula 1, el mundial de resistencia, la Targa Florio, el rallycross y la NASCAR? Cualquiera pensaría que es imposible verlo fuera de los videojuegos pero el piloto británico Vic Elford desafía a la lógica con su polifacética vida deportiva. A lo largo de veinte años, compitió en todos esos lugares y más, experimentando todo tipo de situaciones que le hicieron ganarse el respeto del mundo de las carreras.
Sus inicios en el mundo del automovilismo fueron como copiloto de David Seigle-Morris en rallyes a nivel nacional en Gran Bretaña. Tras un tiempo, Elford se vio preparado para pasar a pilotar y al no estar de acuerdo el jefe del equipo para el que pilotaba, el británico decidió comprarse su propio coche para competir. Empezó con un Mini preparado en 1961 antes de pasarse a DKW en 1962 y Triumph en 1963. Los primeros resultados a nivel británico llegaron con Ford durante los tres años siguientes, garantizando su participación en el campeonato de Europa.
En 1967, Elford se proclamó campeón de Europa de rallyes, asentándose como uno de los pilotos de la disciplina de los tramos más prometedor del panorama internacional. En ese mismo 1967 también se impuso en un evento histórico -aunque por entonces no lo era- como fue la primera competición de rallycross en el hoy legendario Lydden Hill. El germen de esta competición se había plantado entre los embarrados caminos británicos que un resultado tan interesante habían dado. El rallycross tenía mucho camino por recorrer aunque también Elford.
De hecho, tanto es así que a principios de 1968, Elford ganó el Rally Montecarlo con un Porsche 911T, por delante de Pauli Toivonen y Rauno Aaltonen en tan solo su segundo intento. El año anterior había sido tercero pero la victoria le hacía pasar a la historia como uno de los ganadores del rally más prestigioso de la historia. Pero uno de los años más emocionantes de su carrera deportiva acababa de empezar. Tan solo una semana después de vencer en el Rally Montecarlo, Vic Elford estaba en otro escenario histórico para el automovilismo.
De nuevo al volante de un Porsche, esta vez un 907, llegó a la victoria de las 24 horas de Daytona. Era una de sus primeras participaciones en circuitos y había sido suficiente como para obtener su primera gran victoria dando vueltas al mismo recorrido una y otra vez. Jochen Neerpasch, Rolf Stommelen, Jo Siffert y Hans Herrmann, sus compañeros en el coche número 54, quedaron impresionados con el pilotaje del inexperto Elford. Pero sus éxitos durante la temporada de 1968 no terminaban ahí y en mayo, subido en un espectacular Porsche 908 compartido con Umberto Maglioli, ganó la Targa Florio.
La victoria llegó con una remontada llegada tras perder la friolera de 18 minutos por problemas en una rueda. Cualquier piloto hubiera tenido suficiente para una vida en ese medio año pero para Vic Elford, el siguiente desafío estaba al dar la vuelta en el siguiente cruce y tras ganar todo lo imaginable, se lanzó a por el desafío de la Fórmula 1. Debutó en un complicadísimo Gran Premio de Francia bajo la lluvia y terminó en cuarta posición con un Cooper T86B con motor Maserati del equipo oficial. Tras competir en todas las carreras que quedaban, volvió a puntuar con un quinto puesto en Canadá.
El T86B se siguió utilizando en 1969 aunque ahora con un equipo privado encargándose de él y Vic Elford volvió a hacer historia al ser el último piloto en usar un Cooper en un gran premio puntuable del mundial de Fórmula 1. A pesar de varios problemas durante el Gran Premio de Mónaco, Elford consiguió finalizar la carrera. Así, se convirtió en el primer piloto en conseguir resultados destacables tanto en el rally como en el Gran Premio de Mónaco. A partir de entonces, el T86B quedó jubilado y Elford disputó cuatro grandes premios más con un McLaren que le llevó a los puntos en dos ocasiones más.
La temporada de 1971 fue también interesante para Elford, logrando un entonces récord de velocidad punta en Le Mans con unos escalofriantes 380km/h a bordo del Porsche 917LH. También ganó las 12 horas de Sebring pilotando un Porsche 917K y los 1000km de Nürburgring, circuito talismán para él a pesar de la mala suerte que tuvo en Fórmula 1. Precisamente allí disputó su último gran premio, también en 1971, con un BRM oficial. Desafortunadamente, el ritmo no fue suficiente para puntuar y finalizó la carrera en undécima posición. Con los años, «Quick Vic» pasó por la Can-Am y la NASCAR antes de dejar de lado las carreras para retirarse a Florida.
Dentro del anecdotario, Vic Elford fue uno de los ganadores de la edición de 1967 de la»Marathon de la route», una carrera de resistencia de 84 horas en el Nürburgring combinado de 28km de largo. El británico era el piloto encargado de las tandas de 7 horas seguidas por la noche con lluvia, niebla y humedad. Su experiencia como piloto de rally le hacía mucho más habilidoso en esas condiciones y sus compañeros, apodándole «el tío de los rallyes» quedaron admirados. A lo largo de su carrera deportiva, ganó 6 eventos importantes en Nürburgring, siendo el hombre con más triunfos en el Infierno verde solo por detrás de Rudolf Caracciola y Stirling Moss.