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Estas son 6 de las victorias más improbables de la F1

Para ganar en la F1 hay que cumplir una de dos cosas principalmente. Una de ellas es estar en el equipo adecuado, en el momento adecuado; la otra es estar en el lugar adecuado en el momento preciso. Parecen la misma premisa, pero existe un matiz muy interesante. Partiremos siendo buenos y entendiendo que todo piloto de F1 atesora una buena cantidad de talento al volante, y ahora nos ponemos en el caso de que un piloto al azar se encuentre en el equipo ganador (por ejemplo, Mercedes en 2015): es altamente probable que consiga una victoria en todo el año. Si a ese mismo piloto lo colocamos en un Force India, e altamente improbable que no consiga ni victoria, ni podium. Pero a veces, el destino coloca al piloto concreto en el coche mediocre, en el lugar adecuado para conseguir la victoria, bien merecida como consta en los anales de la historia. Veamos las victorias más rocambolescas e inesperadas de la F1.

Alessandro Nannini se lleva el GP de Japón de 1989 tras la carambola más famosa

A Alessandro Nannini le llovió del cielo una inesperadísima victoria en la temporada 1989, cuando el dúo de McLaren Honda dominaba con amplia ventaja sobre el resto de la parrilla. Sin embargo, la rivalidad entre Ayrton Senna y Alain Prost ya vivía los momentos más intensos al llegar al GP de Japón, y la lucha de egos se llevó por delante una victoria fácil que heredó inmediatamente el italiano. Senna seguiría en pista y sustituiría el alerón delantero en boxes, alcanzando más adelante a Nannini y entrando primero en meta, pero como sabemos, dfue descalificado por saltarse la chicane en la colisión (!). Fue su única victoria en la Fórmula 1, aunque esa misma temporada tuvo otra actuación memorable al conseguir un segundo puesto en Adelaida, bajo lluvia torrencial.

Damon Hill gana contra todo pronóstico en el GP de Bélgica con más chatarra

A raíz del encontronazo más famoso entre Michael Schumacher y David Coulthard, tras el que prácticamente llegaron a las manos, Hill hereda el liderato en el GP de Bélgica de 1998, que ya de por sí se había cobrado 13 coches en la misma salida en una de las colisiones en cadena más grandes de la historia del automovilismo deportivo. Esta sería su última victoria en la F1 y su último podium. Durante la carrera, el propio Hill habló con Ralf Schumacher por radio para indicarle que no debían luchar por posición, para así conseguir un doblete que le daba 16 puntos al equipo, puntos de valor incalculable, y que proporcionaron al bueno de Eddie Jordan el mejor día de su carrera.

Jenson Button flipa con su primera victoria, en Hungría 2006

Jenson Button Honda Hungría 2006

Tras 113 Grandes Premios, Jenson Button conseguía su primera victoria en Hungría, 2006. Jenson Button siempre parece estar en el filo de la navaja y, cuanto más desesperado esté, mejores resultados le trae la fortuna, o la vida. El que la sigue, la consigue, y con esta victoria para Honda, Jenson Button debió encontrar la motivación necesaria para seguir adelante y convertirse en campeón del mundo en 2009, cuando un año antes nadie daría un duro por él. Si algún día hacemos un repaso a la carrera en F1 de Jenson, nos daremos cuenta de lo que vale este piloto en realidad.

La carrera es de las que le gustan a Button: tiempo cambiante, condiciones singulares y mucho lío por delante. Button salía décimo cuarto debido a una penalización por algo en el motor, y gracias a su capacidad de gestión fue capaz de coronar la que era la primera victoria de su amplia carrera deportiva. En esa ocasión, ni Alonso, ni Schumacher consiguieron puntuar. En esa misma carrera vimos las primeras vueltas épicas de Fernando Alonso (el primer GP tras la prohibición del Mass Dumper); fue el Gran Premio de la famosa tuerca que lo dejó tirado; fue el Gran Premio en el que Pedro de la Rosa terminó segundo. Menudo Gran Premio fue aquel.

Olivier Panis se corona en el GP de Mónaco de 1996

Si la de Jenson Button fue una victoria inesperada, la de Olivier Panis en Monaco, 1996, no lo fue menos. Aquél fue otro Gran Premio caracterizado por los abandonos, en el que terminó ganando el que menos percances acumuló en toda la prueba. La lluvia coronó a un francés, en un equipo francés, en Monte Carlo. ¿Qué más se podría pedir?

Johnny Herbert otorga el honor de la victoria a Stewart GP en Nürburgring, 1999

La historia de Stewart GP es singular. El triple campeón del mundo conseguía su sueño al tener su propio equipo, gracias al apoyo de Ford con el motor Cosworth, y a los patrocinadores que confiaron en él, y disponía de una alineación de pilotos solvente y con potencial. En aquél entonces, Johnny Herbert aportaba la experiencia y Rubens Barrichello el potencial. La temporada no fue demasiado brillante en términos generales, pero en el Gran Premio de Europa la suerte se aliaría con ellos, y daría a Herbert una gran victoria y a Barrichello un tercer puesto en el cajón que sabría a gloria. Casi un doblete, y Stewart hacía una muesca más en su palmarés, consiguiendo una victoria como jefe de equipo. Posteriormente vendería la escudería por un buen pellizco, equipo que luego sería Jaguar Racing, y más tarde sería comprado por una marca de bebidas energéticas que quería hacerse hueco: Red Bull Racing.

Este fue otro Gran Premio caótico, en el que cada piloto que lideraba la prueba tenía algún problema que lo sacaba de la primer aposición.Hasta seis líderes tuvo, y en los últimos momentos el que mejor eligió los neumáticos, en el momento justo, fue Johnny Herbert. Ese fue el Gran Premio en el que Marc Gené consiguió un punto de incalculable valor a los mandos de su limitado Minardi.

Fisichella gana en Brasil, 2003, en el lío tras el accidente de Fernando Alonso

El accidente lo conocemos todos: en la vuelta 55, Mark Webber destroza su Jaguar contra el muro y deja la pista llena de piezas rotas en el punto más rápido del circuito; por detrás, Fernando Alonso va con el pedal a fondo discutiendo por la radio con sus ingenieros sobre neumáticos o algo similar, y no ve las banderas, impactando contra un neumático que no pudo evitar, para colisionar con mucha fuerza contra las barreras y quedar bastante dolorido y desorientado.

Tras el accidente, se sacó bandera roja y en Jordan empezaron a celebrar la victoria porque en la vuelta anterior, la 54, Fisichella había tomado el liderato de la prueba gracias a un error de Raikkonen. Los comisarios, confusos y con la urgencia de decidir el vencedor para que se pudiese celebrar la ceremonia del podium, consideraron las posiciones de la vuelta 53 y dieron la victoria a Kimi Raikkonen. Además, en el pitlane, el Jordan de Fisichella empezó a arder, lo cual aun confundió más al personal. Tras aclararse el asunto, la victoria pasó a manos de Fisichella, ya que antes de la bandera roja, Fisichella había comenzado su vuelta 56, con lo cual los resultados a considerar eran los del giro 54, y no el 53. Deportivamente, McLaren no interpuso una queja, y Raikkonen entregó el trofeo de vencedor a Fisichella en Italia, en Imola, cinco días después. Fue su primera victoria, y la última de Jordan como equipo.

 

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The flying Jim

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