Llegaron hasta el vivac remolcados por camión de asistencia de Peugeot con tres ejes pero en sus caras en el kilómetro 213 de la especial ya dejaban entrever que la aventura estaba cerca de acabar. Así se lo hacía llegar el propio Carlos Sainz a su representante, a pesar de que todavía había posibilidades de que la asistencia llegara y pudieran cambiar la caja de cambio al completo del Peugeot 2008 DKR16 #303. Sin embargo, el buggy de la firma del león de la pareja española estaba herido de muerte.
Ya no sólo era la rotura del espaciador entre el motor y la caja de cambios, sino que también se habían producido otros daños colaterales significativos que no podían ser reparados ni tan siquiera en el vivac, por lo que Peugeot Sport anunciaba bien entrada la madrugada el abandono definitivo de Carlos Sainz y Lucas Cruz a sólo cuatro etapas para el final del Dakar y cuando estaban luchando con Stéphane Peterhansel por la victoria final.
Por el camino queda una primera semana muy complicada, con problemas eléctricos que le obligaban a ir prácticamente desde el primer día a la contra y un liderato que alcanzaban el pasado lunes, con su segunda victoria de etapa incluida, que le permitía a Sainz igualar a Jacky Ickx con 29 triunfos parciales. Sabe a poco al ver tan cerca la meta de Rosario y la posibilidad de alzar al cielo de Sudamérica su segundo tuareg. Toca volver a casa y empezar a prepararse para la edición 2017. A sus 53 años ha demostrado tener una ambición infinita y un nivel de forma envidiable, dos requisitos indispensables que Sainz ha demostrado cumplir de sobra.