A Pastor Maldonado parece que, en última instancia, solo lo sostiene en la F1 el poderío económico de los patrocinadores que lleva consigo. Es triste decirlo así, pero desde aquélla victoria en España en 2012, por delante de Fernando Alonso, el brillo de Pastor no se ha dejado ver más. Actuaciones puntuales, siempre ensombrecidas por las otras situaciones que unas veces son ajenas a su responsabilidad, pero en ocasiones son errores de pilotaje o pura mala suerte, pero que lo hacen ser el blanco de los comisarios: si buscan un culpable rápido, saben a quién le deben atizar primero. No lo digo yo, que creo que a Maldonado se le subestima, pero a la vez tiene un imán para las situaciones complejas.
Renault, o más bien los responsables del equipo de F1, están en Venezuela cerrando acuerdos de patrocinio para Pastor. En este sentido, desde el punto de vista de los equipos, está claro que a Maldonado lo quieren por sus dólares, lo cual no deja de ser injusto para el piloto, pero una marca de la casa de esta F1 actual. Sin dinero, da igual quien seas o el talento que atesores: no te quieren.
No me entendáis mal, esto no va de rajar a costa de Maldonado, sino más bien a dejar constancia de que cada vez está más claro que Renault no va a dejar escapar a Maldonado siempre que PDVSA siga en la pomada. Si no lo hiciese, se dice y se rumorea que Kevin Magnussen está en la lista de Renault para heredar el asiento del venezolano. Pronto se sabrá, igual que pronto veremos la nueva decoración del Renault que, por si fuera poco, ha de reducir los espacios dedicados a algún patrocinador. ¿Adivináis de qué patrocinador hablamos? Estos esfuerzos por negociar en Venezuela se deben sobre todo al contrato en vigor de Pastor, dólares mediante. Y es una pena que las cosas sean así, al fin y al cabo.
Vía | Autosport
