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Coches de competición para recordar: Sauber

Sauber es una de esos equipos suele gustar; una de esas marcas que parece estar más cerca de los aficionados. Puede que sea por tratarse de uno de los equipos de la Fórmula 1 que funcionan por si solos sin tener mercado de calle ni una economía fuerte que soporte las actividades de competición. Aún así, Sauber sobrevive contra todo pronóstico gracias a grandes dosis de pasión y trabajo serio. La historia de Sauber se remonta a los años 70, lo que demuestra que el sueño de Peter Sauber no es cosa de un día. El suizo está curtido en esto de las carreras y su equipo se las ha visto de todos colores.

Sauber C8 – Sport-Prototipos

Sauber empezó a competir con pequeños coches de estlo “barqueta” de las que se solían usar en subidas de montaña en los años 70. Poco a poco y gracias a los éxitos que iban llegando, Sauber fue abriéndose paso en los circuitos hasta conseguir tomar parte en el mundial de resistencia. Los resultados, incluso dentro de un campeonato tan exigente, iban hacia arriba así que Sauber se lanzó con el desarrollo del C7, que sería un gran paso adelante para la escuadra. Desafortunadamente, nunca se llegó a usar de forma oficial, pero ahí es donde apareció Mercedes.

La marca alemana tenía un motor para competir en el campeonato del mundo de resistencia pero eran reticentes a participar de forma 100% oficial hasta que el motor estuviera donde ellos querían. Por eso, recurrieron a Sauber para asociarse y que estos últimos se encargaran del chasis. Así se decidió y así nació el C8, sin necesidad de comprar motor y con más medios para preparar la máquina. Los resultados llegaron con cuentagotas pero donde contaba. Sauber venció los 1000km de Nürburgring de la primera temporada completa del C8, delante de todos los ejecutivos de Mercedes-Benz.

El resultado final del campeonato fue una quinta posición en la clasificación reservada a los equipos. Una vida corta de tan solo un año entero y una carrera en 1985, pero había sentado las bases correctas. El C8 pasó a manos privadas, que lo siguieron utilizando en carreras puntuales en 1987 y 1988 pero sin llegar a nada importante. El C8 ni siquiera logró terminar ninguna carrera en Le Mans, pero tanto Sauber como Mercedes habían aprendido mucho de la experiencia. Este aprendizaje fue la base para el heredero de este coche, que además de ser clave para Sauber, también es muy recordado.

Sauber C9 – Sport-Prototipo

Si el Sauber C8 era bonito y veloz, el Sauber C9 era superior en todos los sentidos. Aún así, a pesar de que la belleza quedó clara desde el principio, la velocidad no tanto. El debut del C9 fue desastroso. A pesar de tener apoyo oficial de Mercedes-Benz, en 1987 solo consiguió puntuar una vez en todo el año, terminando el campeonato en una paupérrima duodécima posición en la clasificación para equipos. Pero ahí es donde se produjo el cambio clave. En Mercedes sabían que la base era buena pero hacía falta más medios para ganar. Sauber tenía el saber técnico y el chasis. Mercedes, el dinero y el motor.

Los dos elementos se maximizaron a partir de 1988. Dejando de lado el sponsor característico de los últimos años, Kouros, el Sauber C9 pasó a ir pintado de negro por AEG, propiedad de Mercedes. Esa temporada se consiguieron cinco victorias y la segunda posición final, tan solo detrás de los todopoderosos Jaguar con los clásicos colores de Silk Cut. Pero si eso era un buen resultado, lo de Le Mans era todo lo contrario. Los C9 tuvieron que retirarse antes de empezar la prueba por la preocupación existente por la seguridad de sus neumáticos Michelin. Un fiasco en toda regla del que tenían que recuperarse.

La de 1989 tenía que ser la temporada decisiva. Tras ser segundos en 1988, solo quedaba una forma de mejorar. Los C9 cambiaron de color de nuevo, adoptando el plateado que evocaba los mejores días de las Silberpfeil, y Mercedes proporcionó un nuevo y mejorado motor que debía dar la potencia suficiente para ganar. Y vaya si ganaron. A excepción de una sola carrera, los C9 triunfaron en cada prueba del campeonato, incluyendo un sensacional doblete en las 24 horas de Le Mans, donde se obtuvo además la segunda mayor velocidad punta en la historia de Le Mans con 398km/h. El C9 se utilizó durante parte de 1990, con aún una victoria más en la recámara.

Sauber C13 – Fórmula 1

Aún de la mano de Mercedes, Sauber desembarcó en la Fórmula 1 en 1993. Tanto Jyrki Järvilehto -JJ Lehto- como Karl Wendlinger obtuvieron sendas cuartas posiciones como mejor resultado del año, llegando a la séptima posición final. El C12 había dado un buen debut, así que el C13 para 1994 esperaba mejorar. Con Heinz-Harald Frentzen a bordo y el prometedor Karl Wendlinger repitiendo, Sauber parecía lista para llevar las cosas al siguiente nivel. El negro del monoplaza y las formas limpias daban una imagen fina y muy bonita. Además, los resultados llegaban rápidamente.

Tres posiciones en los puntos en las tres primeras carreras del año, incluyendo una más que correcta cuarta posición de Wendlinger en el fatídico Gran Premio de San Marino. Pero si la tragedia se había vivido en Imola, en Mónaco tocaba volver a rozarla y esta vez fue Sauber quien la vivió en primera persona. Un accidente de Karl Wendlinger en los entrenamientos le dejó en un coma del que por fortuna terminaría por recuperarse -aunque sin volver jamás al nivel de pilotaje que tenía antes del accidente-. En Francia, más adelante, Sauber vivió el mejor fin de semana del año con ambos coches en los puntos.

A partir de entonces, fue una lucha de Heinz-Harald Frentzen contra los elementos. Andrea de Cesaris -quien había sido sexto para el equipo en Francia- no terminaba de cuajar y Letho, volviendo al equipo para las dos últimas carreras, no consiguió puntuar. Al final, se igualaron los doce puntos del año anterior pero con peor resultado final; un relativamente decepcionante octavo puesto final. Esta situación sirvió para dos cosas. La primera, terminar el apoyo de Mercedes, que veía en McLaren a un compañero de viaje mucho más válido para 1995. La segunda y más importante, la llegada de Red Bull a la Fórmula 1, convirtiéndose en patrocinador principal para 1995.

Sauber C18 – Fórmula 1

Red Bull empezó como patrocinador principal indiscutible de Sauber pero a partir de 1997, tocó compartir imagen con Petronas, quien además le daba el nombre al motor Ferrari -la idea inicial era construir motor propio y llamarlo Petronas pero no hubo dinero para adelantar un proyecto que ya había empezado-. Los podios habían llegado pero la posición final era siempre parecida. Alrededor de la séptima plaza con unos quince puntos. La excepción había sido la de 1998, con el C17, terminando en sexta posición final con diez puntos. Por ello, las esperanzas que había depositadas en el C18 de 1999 eran grandes.

Lógico, puesto que el equipo contaba con Jean Alesi, piloto de reconocido talento y con Pedro Diniz, brasileño que en los años que llevaba en la Fórmula 1 había pasado de piloto de pago absoluto a segundo piloto decente para equipo de parte media del pelotón. Sauber esperaba grandes cosas de 1999 y viendo la potencia del motor Ferrari y la belleza del C18 en la presentación, todo parecía justificado. Al final, las cosas no salieron como se esperaba y tanta belleza se perdió en un mar de malos resultados. De hecho, tan atípica fue esa temporada para Sauber que solo se consiguieron cinco sextas plazas que dieron cinco puntos; la peor temporada de su historia en la Fórmula 1.

Además, Diniz terminó el campeonato con tres puntos, por dos de Alesi, que abandó el equipo tras terminar el año camino a la escuadra de su compatriota y amigo Alain Prost. Sauber tendría que luchar consigo misma y contra la situación en la que se encontraba. Como equipo “B” de Ferrari, había perdido la motivación por subir y se dedicaba a ser poco más que un figurante en la Fórmula 1. El C18 pasó a la historia como uno de los más bonitos para Sauber pero también como el peor coche de Fórmula 1 que pusieron en pista hasta el de 2014. El equipo parecía estancado en una situación económica decente pero con dificultades para mejorar en lo deportivo.

Sauber C20 – Fórmula 1

Peter Sauber acabó dándose cuenta tras terminar la temporada del año 2000 que para ganar era necesario poner más recursos en el coche y ser más creativos. No bastaba con conformarse con una situación que no les beneficiaba. Pilotos jóvenes y prometedores que resultaran baratos darían más medios para desarrollar el coche durante la temporada y suponiendo que la base fuera buena, se podía llegar muy lejos. Esta fue la idea del año 2001 con el C20, aunque Peter Sauber la llevó tan lejos que le costó buena parte del dinero del patrocnio de Red Bull, que quería situar a Enrique Bernoldi en su segundo coche. El suizo insistió con Kimi Räikkönen… y acertó.

El C20 fue el coche que llevó el concepto de la doble quilla a su máximo exponente para Sauber. La idea se había utilizado la temporada anterior aunque sin demasiado éxito. Hubo que esperar a un coche renovado con más medios para ver el potencial real. En una época con grandes equipos con mucho más dinero y personal, Sauber optimizó lo poco que tenía y le sacó un rendimiento que pocos habrían podido sacar. Ya en la primera carrera, Nick Heidfeld, prometedor alemán que llegaba de Prost, fue cuarto mientras el debutante Räikkönen -quien había sido criticado por su gran inexperiencia-, terminó en sexta posición.

En la tercera carrera del año en Brasil, Heidfeld se subió al podio por méritos propios y con esto se superaban ya los puntos del año anterior. Pero el equipo no se quedó ahí y hasta en ocho ocasiones más se llegó a los puntos, incluyendo un nuevo resultado doble en Silverstone. Doce puntos para Heidfeld y nueve para Räikkönen dieron un total de 21 y una espectacular cuarta posición final por delante de equipos como Jordan, BAR, Benetton y Jaguar. Sauber estaba en una situación fantástica y lo seguiría estando al año siguiente a pesar de perder a Räikkönen, quien había impresionado a la gente de McLaren. Sauber se había vuelto a encontrar y era ya un equipo de pleno derecho.

En los años recientes, Sauber ha tenido altibajos como la venta a BMW y la vuelta a la competición tras la retirada de la marca alemana. Con Kamui Kobayashi y Sergio Pérez, Sauber volvió a capturar los corazones de los aficionados gracias a su fantástica temporada de 2012. Sauber es capaz de lo mejor en un buen día pero lo pasaron peor en 2014. Como siempre, Sauber ha seguido haciendo malabares con el dinero para seguir buscando buenos resultados y ayudando a jóvenes talentos a encontrarse con su destino. Esperemos que sea así durante muchos años más.

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