Son unos expertos en cuanto a marketing y sin duda, verdaderos profesionales a la hora de crear hype con este tipo de exhibiciones con sus Fórmula 1. Durante esta última década, Red Bull ha llevado sus monoplazas y pilotos a hacer lo denominado como show runs o eventos promocionales a lo largo y ancho del planeta. Desde los ríos helados canadienses hasta la azotea de un rascacielos, pasando por la arena de paradisiacas playas. El último en comprobar el poder de la firma de las bebidas energéticas ha sido Max Verstappen, que pilotó el RB7 sobre la nueve de las pistas de esquí de Kiztbühel.
La exhibición, a la que asistieron casi 3.500 personas, al parecer no contaba con permiso de las autoridades, algo que puede reportarle a Red Bull una multa por la nada despreciable cifra de 30.000 €. Algo que en el caso de la empresa dirigida por Dietrich Mateschitz suena prácticamente a calderilla. También es curioso ver cómo mientras otras estaciones de esquí tienen sus propios circuitos en los que se disputan campeonatos como el Trofeo Andros o las G-Series andorranas, además de impartirse cursos de conducción invernal, aquí se quiera multar por hacer uso de lo que en teoría también es una propiedad privada.
No es la única exhibición en el entorno del automovilismo que sale cara a los organizadores o al equipo en cuestión. Durante estos años hemos visto en numerosas ocasiones a pilotos de la Fórmula 1 cometer errores e irse contra las barreras en un show que aparentemente no tiene mayor complicación. Algunos de los fallos más clamorosos fueron los protagonizados por Pastor Maldonado, Max Verstappen o Kamui Kobayashi en una de las pocas ocasiones en las que se le pudo ver pilotando un Ferrari. Aunque esto tampoco es un coto cerrado del Gran Circo. Dani Sordo dio varias vueltas de campana en un show previo al Rally de Argentina 2013 tras desllantar una de sus ruedas delanteras, mientras que el gran Zar del Dakar, Vladimir Chagin también metió el miedo en el cuerpo a los presentes después de que se le fuera la trasera de su impresionante KAMAZ. Unos cuantos miles de rublos acabaron por el suelo.