De primer piloto y campeón con la poderosa escudería Williams Renault a defender el título con Arrows Yamaha, un equipo casi en ruinas y que jamás ganó una carrera. Damon Hill todavía mira hacia atrás con nostalgia porque su situación, tras obtener la corona, fue de un desasosiego tal que le tomó algún tiempo asimilar todos los hechos. Un campeón mundial que fue dejado en libertad y que además no pudo asociarse a tiempo con una escudería de primer nivel.
Hill recordó que en el verano de 1996, Frank Williams se le acercó para decirle que no renovaría su contrato porque ya había firmado al alemán Heinz Harald Frentzen en su lugar. Tales palabras le dejaron frío y sus optimistas perspectivas se desplomaron. Aunque también él llegó para sustituir a Nigel Mansell, quien luego de ser campeón en 1992 también fue objeto de la misma jugada por parte de Frank Williams.
Sin embargo, lo que más daño hizo fue la tardanza en anunciar que no contarían con él porque cuando se enteró ya no habían opciones disponibles en equipos competitivos, así que no tuvo más remedio que tomar la alternativa menos mala entre todas las disponibles y esa era Arrows, escudería que jamás había ganado una carrera en los 20 años desde su fundación.
Fue una extraña mezcla de emociones porque no tenía cómo defender el título. Tenía varias opciones, pero todas eran de equipos de segunda o tercera línea. Arrows no era un nuevo equipo, no era exitoso, pero tuve que aceptar. Yo sabía que si no firmaba con ellos tendría que esperar y tal vez no tendría más ofertas.
Hill admitió que su decisión por Arrows se debió principalmente porque Tom Walkinshaw lideraba el proyecto, también el diseñador John Barnard y los nuevos neumáticos Bridgestone fueron elementos de peso para querer unirse al equipo. Pero su temporada de 1997 no resultó como esperaba y más cuando era el campeón, así que empezó a acumular decepciones. Clasificó en el vigésimo lugar para el Gran Premio de Australia y para colmo se retiró en la vuelta de formación. Posteriormente encadenó una racha de cinco retiros.
Es para el Gran Premio de Gran Bretaña, novena carrera del calendario, cuando obtiene su primer punto al culminar en la sexta posición a más de un minuto de diferencia con respecto al ganador, Jacques Villeneuve con Williams. Pero fue en Hungría cuando pudo demostrar que el piloto sí puede estar por encima del coche. Aquel día, Damon Hill casi gana la carrera. Pero luego no pudo hacer nada más. De ganar en ocho ocasiones en 1996, acumulando 97 puntos, pasó a quedar en el décimo segundo lugar, con solo siete puntos, en la temporada de 1997.
Tomé un riesgo, pero el conjunto tenía cierto potencial porque no creo que lo visto en Hungría fue casualidad. Estuve de vuelta en el podio. Tom [Walkinshaw] me dijo que me quería en el equipo porque me necesitaba para ganar y casi lo logramos. Después pensamos que íbamos a tener ventaja con Bridgestone pero no fue así. El Arrows de 1997 fue en realidad un coche decente pero el motor tampoco nos ayudó.
Vía | motorsport total