El Super GT, conocido en su día como Japan GT Championship, es el campeonato más popular en Japón. Cuenta con la presencia de las tres grandes marcas niponas y mueve una gran cantidad de público tanto en los circuitos como frente a los televisores en un país donde hay fervor por el automovilismo. Es por ello que el certamen viaja por prácticamente toda la geografía japonesa e incluso más allá de sus fronteras. Hoy en día hay una cita en Buriram -Tailandia- y hasta recientemente, la cita en Sepang -Malasia- era un clásico. En 2013, Corea del Sur estuvo a punto de tener su primera carrera del Super GT… pero lo que muchos desconocen es la cita no puntuable del JGTC en Fontana, Estados Unidos.
Hace unos meses hablamos del espectacular evento de la NASCAR en Japón. La categoría más «americana» que existe en Estados Unidos viajó a Japón para encandilar al público y lo consiguió con un espectáculo singular. Algunos de los pilotos más populares de la categoría principal de la NASCAR se batieron en pista contra varios pilotos locales, amplios conocedores del circuito de Suzuka. Tras dos eventos muy distintos y la presencia de la lluvia en uno de ellos, el campeonato acabó compitiendo también en el óvalo de Motegi.
El JGTC preparó algunos años más tarde una idea similar. El concepto, fácil de entender aunque al igual que en el caso de la NASCAR en Japón, laborioso de preparar. Varias semanas después de finalizar el campeonato de 2004 en el circuito de Suzuka, los coches, equipos, personal y pilotos se prepararon para cruzar el Atlántico camino a Fontana, ciudad del condado de San Bernadino en la soleada California. La primera visita del circo nipón a EE.UU. tenía que ser espectacular.
Para ello, el JGTC exportó el concepto que tan bien funciona en su casa a los Estados Unidos; carpas, actividades para toda la familia, espectáculos de derrapes -tan populares en Japón con el D1GP como en Estados Unidos con la Fórmula Drift que estaba en su primer año- y consolas de videojuegos para que los aficionados pudieran experimentar un poco la conducción aunque fuera de forma virtual. Adicionalmente, el evento constaría de dos carreras en días consecutivos.
Así, el día 18 de diciembre de 2004, el JGTC disputó su primera carrera fuera de Asia y en territorio estadounidense. A diferencia del evento de la NASCAR en Japón, el JGTC no tuvo la presencia de pilotos locales invitados al ser la gran mayoría de participantes los del campeonato. Además, puesto que las máquinas del JGTC eran tan exclusivas, preparar un coche para competir en el GT300 habría supuesto un gasto demasiado elevado -¡ni pensar en el GT500!-. Aún así, había nombres conocidos, sobre todo europeos.
A pesar de contar con una inscripción reducida de 25 coches en comparación con los cerca de 40 de la temporada regular, el espectáculo fue todo un éxito. La primera carrera, llamada JGTC All-Star 200 tuvo como vencedores globales a los cuartos clasificados de la general, Toshihiro Kaneishi y Érik Comas, que salían desde la octava posición. Tras dos horas de carrera, el Nissan 350Z número 3 del equipo Hasemi Motorsports se encontró con una victoria que se les había escapado durante el año. En GT300, el triunfo fue para el Honda NSX del equipo M-TEC con Tetsuya Yamano, Hiroyuki Yagi y Haruki Kurosawa al volante.
Mientras la primera carrera se disputó en un circuito largo que combinaba una buena parte del óvalo con una sección en el «infield», la carrera del domingo 19 de diciembre se planteó como una carrera al sprint en un trazado ubicado en el interior del circuito, sin meterse esta vez en el óvalo. Con nuevas sesiones libres y clasificatorias, la carrera se planteó desde cero y hubo nuevos vencedores. En GT500, André Lotterer y Tsugio Matsuda se impusieron a bordo de su Honda NSX de Nakajima Racing tras partir desde la segunda posición.
En GT300 se revivió la lucha entre el Honda NSX M-TEC y el ARTA Garaiya. Si el sábado la carrera se había resuelto a favor del primero, el domingo lo hizo a favor del segundo con Shinichi Takagi y Morio Nitta, ganando cada uno de los equipos una de las dos carreras. La prueba del domingo se había resuelto en un circuito mucho más ratonero con otro tipo de requerimientos para los coches y los pilotos. El público quedó encandilado, sobre todo aquel que ya solía merodear por los paddocks de los circuitos americanos en las carreras de la Grand Am, ALMS y demás.
El objetivo del promotor era tener otra carrera en 2005 en el primer año del Super GT y si las cosas iban bien, se habría podido plantear una cita fija en el campeonato. Desafortunadamente, no se llegó a un acuerdo y la cita de Fontana del JGTC quedó como una rareza histórica… y con la curiosa anécdota de ser el último evento del JGTC bajo su nombre original puesto que a partir de la primera carrera del año siguiente, el campeonato pasó a llamarse Super GT. Y así, hasta hoy en día. ¿Volverán a Estados Unidos?