En una entrevista para Autosport, Max Chilton decidió rajar sobre el rendimiento de la Nissan GT-R LM NISMO LMP1 una vez que el proyecto de los japoneses ya ha pasado a la historia y que el británico ha encontrado un nuevo lugar en las IndyCar Series. El ex de Marussia se quedó a gusto a pesar de que Nissan fue una salida digna a una carrera que por aquel entonces parecía estancada tras su salida de la Fórmula 1.
Ya habíamos llegado al final del año y no tenía nada fijo para 2015. Entonces recibí la llamada de Nissan, preguntándome si quería ser uno de sus pilotos de fábrica. Siempre dije que quería pilotar un LMP1 si no estaba en la Fórmula 1. Ya lo hice antes y me encantó. Se adapta a mi estilo constante. Así que pensé: Boom, vamos a llegar a un acuerdo con Nissan. Luego firmamos el contrato rápidamente.
Compaginándolo con un breve paso por las Indy Lights en 2015, la única experiencia competitiva de Max Chilton al volante del LMP1 de Nissan parece haberle dejado marcado. Y es que lanzarse a Le Sarthe con los Audi, Toyota y Porsche pasándote a toda velocidad, con sólo unos cuantos kilómetros de test parece una imagen aterradora. Tal vez la decisión de Marc Gené fue la más inteligente de todas.
Fue un impacto bastante grande. Había escuchado que sería un tracción delantera, pero puesto que era un proyecto de fábrica de Nissan sabía que podían hacer un buen trabajo. Fui a probarlo por primera vez en Sebring, pero cuando llegue la caja de cambios ya estaba rota, por lo que ya se habían embalado las cosas. Luego fuimos a la pista de pruebas de Chevrolet. Apenas pude conducir 50 vueltas antes de ir a Le Mans.
A pesar de que asegura que lo mejor ha sido el clima de convivencia con el resto de los compañeros de equipo, las palabras de Chilton nos deja entrever un coche muy difícil de conducir, más aún entre el tráfico de Le Mans.
Hubo un problema tras otro. Incluso ahora su se hubiera hecho un programa de test completo, no habrían estado listos para competir dentro de dos años. Es muy frustrante porque había gente muy buena dentro del equipo. Empujabas 20 minutos y luego pasabas una hora en el garaje. Fue impresionante. Llegábamos a final de la recta a 370 km/h y éramos más rápidos que el Porsche o el Audi. Pero para ello habíamos necesitado un minuto, mientras que el resto lo conseguía en cuatro segundos. La primera vez que probé la dirección fue terrible, tenía mucho juego y después todo ese subviraje. Es la cosa más dura que jamás he conducido. No se le puede llamar coche de competición.