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Coches de competición para recordar: Bugatti

La marca Bugatti ha languidecido durante mucho tiempo, durmiendo y esperando ser despertada para de nuevo pasar a estar en la portada del mundo de la automoción. Aunque quizás sería más exacto decir que la marca había muerto -dos veces- y alguien encontró la fórmula para revivirles y llevarles hacia arriba otra vez. Pero hasta los años 50, Bugatti era una de las marcas más conocidas en el mundo de la competición internacional. Bugatti era, con su azul tradicional, una marca respetada y admirada que rivalizaba con las marcas más emblemáticas de la época en cuanto a estilo pero también deportividad.

Bugatti Type 32 – Gran Premio

El Bugatti Type 32 fue diseñado y fabricado, aunque no lo parezca, en 1923. Conocido como el “tanque de Tours”, el T32 contaba con una carrocería con un primer intento de aerodinámica para reducir la resistencia del aire. Aunque esta idea fuera eficiente, aún faltaban muchas décadas para aprovechar de verdad estas ideas pero el caso es que Bugatti empezó a experimentar a principios de la década de los años 20 con un coche carenado que se aprovechaba de una resistencia al aire reducida y un peso relativamente ligero.

Pero como suele suceder con las ideas revolucionarias, la primera vez que se utilizan raramente tienen éxito. Esto es exactamente lo que le sucedió al Type 32, que solo disputó una carrera, el Gran Premio de Francia de 1923, disputado en Tours. Fue una durísima carrera de 35 vueltas a un trazado de casi 23km para llegar a un total de 800km de distancia de gran premio. Ernest Friderich fue el único piloto en llevar el Type 32 a la línea de meta y lo hizo en tercera posición, lo que puede considerarse como un éxito relativo.

Curiosamente, entre los cuatro pilotos de las cuatro unidades que se fabricaron y que estuvieron en Tours encontramos a un español. Se trata de Pierre de Vizcaya, que además es el primer español en disputar las 500 millas de Indianápolis, algo que hizo también en 1923. Pero volviendo al Bugatti Type 32, el poco éxito del vehículo, que montaba un novedoso sistema hidráulico para los frenos delanteros, hizo que Bugatti desestimara el proyecto y se centrara en sus siguientes máquinas. Habría que esperar bastante antes de que el concepto aerodinámico funcionara.

Bugatti Type 35 – Gran Premio

El Bugatti Type 35 es el coche más exitoso en las carreras para Bugatti e indudablemente uno de los que más -sino el que más- de toda la historia del automovilismo deportivo. Los números hablan por si solos, con un total de victorias que excede el millar -en sus mejores tiempos, el T35, que participaba en un sinfín de carreras, conseguía la abrumadora media de 14 victorias por semana-. Entre estas está el éxito en el campeonato de Europa de grandes premios de 1926 y las cinco victorias consecutivas en la Targa Florio, de 1925 a 1929.

También fue el legendario modelo en vencer el primer Gran Premio de Mónaco, disputado en 1929, con William Grover-Williams al volante. Versiones del Type 35 las hay muchísimas, empezando por la primera evolución, llamada Type 35A hasta llegar a la Type 35B, pasando por los T35C y T35T. También encontramos los modelos Type 37 y Type 39, que eran esencialmente el mismo coche con un nuevo motor que llevaba la potencia bastante más allá de los 90 caballos que había tenido la primera versión.

Los T35 y sus derivados siguieron ganando en Bélgica, Mónaco, Checoslovaquia, Italia e incluso en España durante varios años, demostrando que no en vano Bugatti había dado con exactamente lo necesario para vencer en cualquier circunstancia. Además, los chicos de la marca francesa podían vanagloriarse de tener el único coche del momento que podía competir en las carreras pero también circular por las calles y venderse a particulares.

Bugatti Type 57 – Gran Turismo

El modelo Bugatti Type 57 fue una creación de Jean Bugatti, hijo del fundador, que además buscó basarse en conceptos que la propia marca había explorado en el pasado aunque sin el éxito deseado. El Type 57 re-utilizaba motor de otro modelo pero con una concepción totalmente distinta, basada en el “T32” con diseño aerodinámico. Ese fue el gran éxito del Type 57, que tras aprovechar lo que nadie había aprovechado en el pasado, ganó las 24 horas de Le Mans de 1939.

Todo iba viento en popa para una marca que estaba creciendo a pasos de gigante pero el propio Jean Bugatti se subió al coche ganador para realizar unas pruebas en una carretera cerrada y tras tener que realizar un giro brusco para evitar a un ciclista ebrio que se había colado, sufrió un accidente y falleció a la temprana edad de 30 años. Fue un duro golpe para una marca que necesitaba a su genio creador, que con el T57 había dado un nuevo salto de calidad.

Esa victoria en Le Mans, con los míticos Jean-Pierre Wimille y Pierre Veyron -de ahí el nombre del modelo actual- compartiendo el volante, fue la última de Bugatti, que no supo recuperarse de la pérdida del hijo del fundador. A pesar de ello, sus modelos siguieron destilando clase en la calle y el Type 57 Atalante llegó a ser uno de los más famosos de toda la historia de la marca, junto al Type 35 que tantos éxitos había cosechado en los circuitos pero que tan apreciado había sido fuera de ellos también.

Bugatti Type 251 – Fórmula 1

El tiempo dejó a Bugatti fuera de onda en términos de carreras pero en los años 50 se realizó un último intento tan desesperado como serio. La marca francesa se hizo con los servicios de Gioacchino Colombo, conocido por su tiempo en Ferrari, y le pidió que diseñara un Bugatti para participar en la Fórmula 1. El coche tenía un nuevo tipo de suspensiones y un motor de ocho cilindros en línea montado transversalmente detrás del piloto. La innovación era innegable.

Cuando el monoplaza estuvo finalizado, se inició el programa de pruebas desde principios de 1956 y el equipo convenció al veterano Maurice Trintignant, ganador del Gran Premio de Mónaco del año anterior con Ferrari, para que disputara su carrera de casa con un equipo de casa. Siendo son los franceses, era una ocasión que no podía desaprovechar. Maurice Trintignant, pilotando en el debut de Bugatti en el Gran Premio de Francia de 1956 en el circuito de Reims. Parecía un sueño… y seguramente lo habría sido en caso de obtener un buen resultado.

Clasificado en décimoctava posición -sobre veinte participantes- en los entrenamientos clasificatorios, el coche no fue competitivo en ningún momento y tras dieciocho vueltas, un problema en el acelerador les dejó fuera de carrera. El proyecto del Type 251 quedó aparcado para siempre al darse cuenta Bugatti que no tenían los medios para evolucionar un coche tan lento y prefirieron hacerse a un lado elegantemente. Como anécdota, ese Gran Premio de Francia vio la única inscripción en la Fórmula 1 de Colin Chapman, que pilotando un Vanwall se clasificó en una genial quinta posición pero no pudo salir por haber dañado su coche durante los entrenamientos.

Bugatti EB110 – Gran Turismo

El Bugatti EB110 se presentó el 15 de septiembre de 1991, exactamente 110 años después del nacimiento de Ettore Bugatti -de ahí el nombre- e inicialmente quería convertirse en el coche que provocara el renacimiento de la marca. El coche era, tecnológicamente hablando, la bomba. Un motor V12 que daba 550 caballos de potencia -600 en su versión SuperSport-, alerón trasero electrónico y las espectaculares puertas de estilo tijera.

Tan solo llegaron a fabricarse 95 unidades de la versión original y 31 de la versión SS -una de las cuales perteneció a Michael Schumacher en su día-. En cuanto a competición, su presencia es testimonial pero con la espectacular estética y la avanzada tecnología que tenía el Bugatti EB110, es una presencia que merece ser contada. Eso sin olvidarnos que a día de hoy, el EB110 es el último Bugatti en tomar parte en una carrera. Concretamente en dos; las 24 horas de Le Mans de 1994 y las 24 horas de Daytona de 1996.

El coche no tuvo mal rendimiento aunque no llegó a terminar ninguna de las dos carreras por problemas técnicos. En Le Mans, se clasificó en décimoséptima posición de la general, quinta de GT1 con pilotos como Alain Cudini, Eric Hélary y Jean-Christophe Boullion pero se vieron obligados a abandonar tras 230 vueltas cuando luchaba por el podio de su categoría. En Daytona, dos años después, los pilotos incluían a Derek Hill -hijo de Phil Hill- y a Olivier Grouillard, ex-piloto de Fórmula 1. Clasificaron en vigésimotercera posición sobre 76 coches pero tuvieron que abandonar por problemas en la caja de cambios cuando lideraban su categoría.

En años recientes, el nombre Bugatti ha estado en boca de muchos aficionados al mundo del motor gracias al siempre espectacular Veyron. El último modelo de Bugatti puede o no gustar pero han conseguido volver a hacerse un nombre por ellos mismos. Desgraciadamente, entre los planes de la marca no parece estar el volver a tomar parte en carreras como lo habían hecho en sus primeras décadas de historia. Pero, como suele decirse, mientras hay vida hay esperanza, y ahora Bugatti está casi tan viva como en sus mejores tiempos. De momento, el futuro Bugatti Chiron mantiene en vilo a los seguidores de la marca.

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