Pronosticar que la tercera temporada de la Fórmula 1 híbrida será similar a las anteriores, una reedición del dominio Mercedes, sustentado en sus antecedentes y en lo que ha mostrado en pretemporada, luce como una apuesta muy segura. Pero es un gran error anticipar el resultado de un combate cuando todo vuelve a iniciar. Ferrari también posee, sobre el papel, todos los elementos para alzarse con el título. De allí que me resulte un tanto incoherente leer análisis en los cuales se desestima la posibilidad de que la escudería italiana supere a Mercedes, basados en lo que ya ha sucedido y no en lo que pueda suceder.
Sin duda, Mercedes ha realizado un excelente trabajo sobre las visiones técnicas de Paddy Lowe y de Aldo Costa en lo que respecta a diseño; y a Andy Cowell en el área de motores. También destaca la efectividad de Lewis Hamilton y de Nico Rosberg, quienes han estado a la altura de las circunstancias, cumpliendo con solvencia con el objetivo asignado. Al mantener inalterable su núcleo, Mercedes, sobre el papel, luce invencible si se analizan las dos recientes temporadas, donde el equipo alemán ha exhibido un poderío arrollador tanto en velocidad como en fiabilidad. Sin embargo, considero una torpeza subestimar a Ferrari, creyendo que todo seguirá igual y que Mercedes ya alcanzó otro campeonato solo con presentarse a correr en Australia.
A estas alturas, considero que si en Mercedes no son capaces de sacudirse a los italianos antes de la mitad de la temporada, es decir construir una ventaja que les permita trabajar con holgura, podrían verse en problemas ya que si el programa de desarrollo del SF16-H es el correcto, por primera vez Mercedes tendría que trabajar bajo presión y eso no lo han hecho todavía ya que están acostumbrados a no observar a sus rivales durante las carreras. ¿Tendrá Mercedes la capacidad de reaccionar de inmediato si son desplazados?
El año pasado, el Ferrari SF15-T era deficiente en clasificación pero consistente en ritmo de carrera, así que si este año Sebastian Vettel y Kimi Räikkönen pueden disputar las poles desde las primeras carreras, muchas perspectivas y vaticinios van a tambalearse muy temprano. Y es que tanto Ferrari como Mercedes poseen pilotos de gran nivel, destacan Sebastian Vettel y Lewis Hamilton porque ostentan las credenciales más brillantes de la actual parrilla.
También se debe tomar en cuenta que Nico Rosberg culmina su contrato con Mercedes al finalizar la presente temporada y esa situación podría perjudicar su desempeño, aunque ya está curtido con nueve años en la categoría. A Rosberg se le exige más oposición a su compañero, y actual campeón, Lewis Hamilton, pero sin duda el inglés maneja muy bien los tiempos en la parte mental, fortaleza que ha evidenciado a lo largo de su trayectoria.
No hay dudas que Hamilton posee una autoestima estratosférica y disfruta el alardear de sus habilidades, el desmoralizar a sus rivales es una estrategia que le ha resultado muy efectiva. No obstante, esa actitud engreída, que también exhiben algunos representantes de Mercedes, podría resultar contraproducente si no se sabe canalizar en momentos difíciles y es allí donde Ferrari puede hacer daño.
Ponderar lo hasta ahora visto en pretemporada como puntos significativo para realizar una comparación entre Ferrari y Mercedes no tendría sentido porque al igual que los alemanes con sus clientes, los italianos disponen de Haas F1, Toro Rosso y Sauber para probar motores, piezas y acumular kilómetros en su mecánica. Aquí paso de considerar los tiempos realizados porque sería una ingenuidad creer que solo Mercedes está disimulando su potencial mientras los demás van al máximo.
Desde el año pasado, en Ferrari se observa un ambiente de optimismo. Se debe tomar en cuenta que cuando James Allison retornó a Maranello, en el año 2014, encontró deficiencias en todas las áreas. El cuarto lugar entre los constructores, superados por Mercedes, Red Bull y Williams, fue manifiesto de una deriva y de la ausencia de la cohesión que debería existir en un equipo. Los monoplazas carecían de un adecuado fundamento técnico y por ello los “desarrollos” derivaban en involuciones, que además de disminuir el rendimiento del coche, condicionaban los proyectos posteriores.
La potencia y la fiabilidad de Ferrari es indiscutible, pero el talón de Aquiles era la aerodinámica y el desarrollo durante la temporada, aspectos que mejoraron demasiado el año pasado. Importante aquí es la estabilidad de su departamento técnico, con la adición de Jock Clear en el área de rendimiento. Atrás parecen haber quedado esos conflictivos años cuando Aldo Costa, Nicholas Tombazis, Pat Fry y hasta Rory Byrne quedaron cesantes, generando con ello todo tipo de confusión en los programas.
James Allison y Simone Resta acertaron en el diseño del SF15-T y el buen hacer de Marco di Luca y de Mattia Binotto dieron forma a un coche decente que se enfrentó a un rival colosal. El segundo lugar entre las escuderías, alcanzando 3 victorias, 16 podios y 401 puntos es un saldo positivo si se analiza además que fue el primer año de Sebastian Vettel como piloto y de Maurizio Arrivabene como jefe.
Apartando un poco lo que es la retrospectiva más reciente, se puede observar que el Mercedes W07 deriva del W05, aquí se está aplicando la filosofía Red Bull, en cuanto a evolucionar diseños exitosos, pero el Ferrari SF16-H no es nada conservador con respecto al SF15-T. El cambio en la suspensión delantera, la aerodinámica frontal, la novedosa ubicación de los radiadores y la estrecha zona posterior, los aspectos más visibles, indican que la apuesta de la escudería italiana no es por lo seguro. No están satisfechos con el segundo lugar y van por la cabeza de Mercedes.
Por su parte, Maurizio Arrivabene no ha adelantado sus augurios, tal como lo hizo en 2015, y eso es buen síntoma porque se requiere discreción si el objetivo es sorprender. Ciertamente, primero se debe confirmar a qué nivel están las demás escuderías para evaluar sus opciones, pero sin duda mientras la Fórmula 1 continúe privilegiando los motores por sobre otras áreas, los equipos oficiales estarán a un nivel inalcanzable. Así que respetando el trabajo realizado tanto por Red Bull como por Williams, los otros aparentes invitados a la fiesta, el ser clientes les deja con sus expectativas muy limitadas.
Se asiste entonces a un desafío total entre Ferrari y Mercedes, de poder a poder, donde cada estructura deberá sacar a relucir lo mejor que tiene. El campeón alemán presume de un conjunto insuperable de velocidad, fiabilidad y resultados que ha marcado la pauta en los dos últimos años. Pero el retador italiano decidió vaciar su copa a partir de la temporada pasada, quedarse sin nada que rememore su reciente ciclo, para intentar ganar la totalidad.