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Hiroaki Ishiura, de piloto lesionado y desahuciado a campeón de la Super Fórmula

En la historia esperable de la temporada 2015 de la Super Fórmula había cuatro hombres que debían tener las mayores opciones de llevarse el título: André Lotterer y Kazuki Nakajima representando al todopoderoso equipo TOM’S, un João Paulo de Oliveira en racha y el siempre espectacular «debutante» Kamui Kobayashi. Nadie habría apostado por Hiroaki Ishiura, un hombre que tras la lesión de espalda en 2012 ya no era considerado como un piloto de primera fila. Pero contra todo pronóstico, el nipón obró el milagro. Superando todas las adversidades, se proclamó campeón con solvencia.

En sus inicios, Ishiura compartió pista con Nakajima y Kobayashi entre otros y aunque sus registros no eran peores que los de sus rivales, su edad era mayor y por ello Toyota decidió no mantenerle en el Toyota Young Drivers Program. Sin una familia adinerada, sin el apoyo de una marca y con la edad en su contra, perseguir una carrera deportiva en el mundo del automovilismo parecía una quimera. Más claro quedaba aún cuando en su primera temporada en monoplazas, en 2003 -¡a los 22 años!- fue superado por sus antiguos rivales en la Fórmula Toyota.

Mientras Kobayashi iba a Europa y Nakajima subía a la Fórmula 3 japonesa, Ishiura se mantuvo en la Fórmula Toyota hasta 2005… sin llegar a ganar el título. En ese punto, el piloto de Tokio se planteó dejar de competir. No había dinero ni apoyos. Pero su padre le prestó 8.000 euros que había ido ahorrando desde que su hijo había empezado a correr con el objetivo de que realizara un último intento en 2006. Con ese dinero poco se podía hacer e Ishiura apenas pudo encontrar un viejo chasis y motor para tomar parte en las pruebas oficiales de pretemporada en Okayama.

El resultado fue sorprendente y con un coche prácticamente hecho con retazos de otras máquinas consiguió el tercer mejor registro. En Toyota quedaron impresionados con él y volvieron a tomarle en su programa de desarrollo. Como nuevo piloto de TDP, fue a parar al modesto equipo Now Motor Sports y lo que parecía un final se convirtió en una nueva esperanza. Su primer año en la Fórmula 3 no resultó fantástico pero el piloto fue mejorando con el paso de las carreras y en el último fin de semana del año consiguió su primera victoria, siendo noveno en la clasificación general.

Había sido suficiente. De cara a 2007 pasó a competir con TOM’S en la Fórmula 3 y en apr en el GT300, dentro del Super GT. En los monoplazas, «solo» pudo ser cuarto aunque esta vez con dos victorias. En el Super GT, ganó la categoría pequeña a bordo del Toyota MR-S junto a Kazuya Oshima. Con estos resultados, no solo ganó credibilidad ante los ojos de la marca sino que se ganó el billete a las dos categorías principales del automovilismo japonés: la Fórmula Nippon y el GT500 del Super GT. Competiría con el Team LeMans y con el Team Tsuchiya respectivamente.

Pero una vez más, la curva de aprendizaje fue extremadamente pronunciada y los resultados en 2008 fueron bastante pobres. Afortunadamente, en 2009 las cosas mejoraron y de nuevo junto a Oshima, obtuvo su primer triunfo en el Super GT, ahora con el Team Kraft. Mientras tanto, en la Fórmula Nippon llegó el primer podio y fue sexto en la clasificación general. No el resultado que esperaba pero sí algo aceptable. En ese sentido, 2010 sirvió para afianzarse en los dos campeonatos como un piloto seguro, poco propenso a cometer errores aunque no fuera tan rápido como otros. Los resultados se mantuvieron.

Aunque la temporada 2011 siguió en su línea de los dos años anteriores, cada vez más firme y con menos errores aunque le faltara la velocidad de los mejores, de cara a 2012 le llegó la oportunidad de su vida. Para el primer año en su retorno al mundial de resistencia y a las 24 horas de Le Mans, Toyota quería a un piloto con experiencia, templado y poco propenso a los excesos. Hiroaki Ishiura era el hombre ideal, como lo había demostrado en las 24 horas de Nürburgring del año anterior, así que la pérdida de su volante en la Fórmula Nippon en favor de Loïc Duval dolía menos. Desafortunadamente, durante una jornada de pruebas en Paul Ricard sufrió un fortísimo accidente a bordo del Toyota TS030.

La marca se quedó sin debutar en Spa-Francorchamps tal y como estaba previsto. Pero la peor parte se la llevó el propio piloto, con una lesión en la espalda que hizo que los médicos le recomendaran no someterse a la presión física del LMP1 y las carreras de resistencia durante un tiempo tras el accidente. Mientras Hiroaki Ishiura volvía a Japón con el rabo entre las piernas, sin monoplazas y sin prototipos, Kazuki Nakajima ganaba en la Fórmula Nippon y competía en el mundial de resistencia. Kamui Kobayashi, por su parte, obtenía su primer y único podio en la Fórmula 1… en Suzuka.

Eran tiempos difíciles para Ishiura, que espoleado por su situación rindió mejor que nunca en el Super GT y consiguió la tercera posición de la general en el GT500. Aunque su carrera en los monoplazas hubiese terminado, era un piloto respetado y podía seguir luchando en el Super GT. Adicionalmente, Toyota delegó en él el trabajo de piloto de desarrollo de Lexus en la categoría de GT’s. Pero el japonés es un hombre con ideas muy claras y tras un 2013 algo delicado, en 2014 se plantó en la parrilla de salida del Super GT… y de la Super Fórmula, en el primer año con los nuevos monoplazas.

Ishiura se había mantenido ocupado probando ocasionalmente el Dallara SF14 para poner a punto el nuevo motor de Toyota para la categoría de monoplazas. Eso le dejó bien posicionado para el primer año de la renovada categoría, en la que sumó varios podios y fue quinto… a pesar de no haber competido en un monoplaza en varios años. Aunque no tuvo tanta suerte en el Super GT, las cosas iban bien y se sentía preparado para lo que fuera. El intenso trabajo del invierno de 2014 a 2015 no fue en vano y cuando la pasada temporada comenzó, Ishiura parecía un hombre nuevo, a sus 34 años.

Su temporada 2015 no fue una historia de casualidades ni resultados bien aprovechados. Aunque sin lugar a dudas, la lesión de Kazuki Nakajima -irónicamente también en la espalda y a bordo de un Toyota LMP1- le ayudó, Ishiura tuvo un año sensacional. Tras una primera victoria en Okayama -¿dónde sino?-, fue rápido en todas partes, repitió pole position en varias ocasiones y fue efectivo tanto en ataque como en defensa. Luchó cara a cara con los pesos pesados y finalizó todas las carreras del año con dos victorias y cinco podios sobre ocho carreras, siempre entre los cinco primeros: una temporada para enmarcar.

El campeón de monoplazas en Japón más veterano desde Satoshi Motoyama en 2005 es un merecido vencedor. Incluso en el GT500, su cambio de aires del Team SARD al Team Cerumo le sentó bien y finalizó el año en cuarta posición. En 2016 tendrá una difícil misión intentando defender su corona en los monoplazas, algo que solo tres pilotos han logrado con anterioridad. Y ahora le falta llevarse el título en el GT500. Pero pase lo que pase, Ishiura ha demostrado que es tan merecedor de sus éxitos como algunos de sus más famosos compañeros de marca. Unos éxitos ganados a pulso.

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