Las últimas dos semanas han estado repletas de análisis, búsquedas, ideas, más análisis y suposiciones sobre lo que debería pasar en la Fórmula 1 en 2016. Que sí, hombre, que ya lo sabemos. Que Mercedes está arriba, que Ferrari debe luchar con ellos -a tenor de lo visto- y que por detrás habrá marabunta aunque en McLaren no acaben de levantar cabeza. ¿Que si este será el último año de Fernando Alonso? No debería pero, ¿qué más da? La Tierra seguirá girando y la Fórmula 1 seguirá existiendo. Esta es nuestra conclusión del Singapore Sling de esta semana… o en realidad, solo el punto de inicio.
Yendo más allá, la pretemporada nos ha mantenido a todos en vilo y no nos ha dado suficiente información para sacar conclusiones de nada. Hasta aquí, nada nuevo. A fin de cuentas, cada año es lo mismo a excepción de ciertos detalles que sobresalen por encima de los demás -ver la situación de McLaren y Honda tras los test del año pasado-. Hemos visto cosas, hemos sospechado cosas y hemos escuchado a los protagonistas para intentar vislumbrar algo antes de Australia. Al final, ni los propios equipos tienen toda la información que desearían.
La Fórmula 1 vuelve ahora a casa. Una parada técnica muy breve puesto que pronto deberán dirigirse hacia el Albert Park de Melbourne. Todos los equipos deben estar allí el martes de la misma semana para empezar a montar los boxes y el material y los coches deben llegar el miércoles como tarde. Así llegamos a la calma antes de la tormenta. Una calma tensa, con un aire cargado de electricidad. Con unos coches que cada vez iban más rápidos, rebajando tiempos día tras día, la carga eléctrica ha ido aumentando hasta que se nos ponen los pelos de punta sin esfuerzo.
Pero tanta poesía no nos sirve de nada si al final no hay substancia detrás de todo esto. Pero la habrá. Debe haberla. Tenemos 180 victorias en grandes premios y once títulos de campeón del mundo repartidos entre los pilotos que se encuentran aún en activo. Desde el más reciente ganador, Daniel Ricciardo, hasta el primero de ellos en triunfar, Kimi Räikkönen. Además -y este es un dato repetido-, por primera vez en la historia habrá tres campeones múltiples -pilotos con más de un título- compartiendo pista por segundo año consecutivo.
Puede que Fernando Alonso no deba estar arriba -lo mismo para Jenson Button, su compañero de equipo- pero Lewis Hamilton y Sebastian Vettel parecen tenerlo todo de cara para convertirse en rivales históricos. Todo esto sin olvidarnos de los «gregarios de lujo», Kimi Räikkönen y Nico Rosberg. Porque la realidad es que Ferrari y Mercedes cuentan con unas alineaciones soberbias, dignas de pasar a la historia, al igual que McLaren con sus dos campeones del mundo.
Las flechas de plata cuentan con un tricampeón liderando la carga pero su compañero de equipo, Nico Rosberg, es uno de los mejores pilotos que no han ganado nunca un título. De hecho, si el alemán gana dos carreras, empatará con Stirling Moss. Tres triunfos, y será el piloto más exitoso sin llevarse la corona. En su día este título estuvo en manos de Nigel Mansell, aunque el británico se deshizo de él en 1992. Además, Rosberg es uno de los grandes maestros de Mónaco, con tres victorias en el Principado. De hecho, ha ganado todas las carreras allí desde 2013…
Por su parte, en Ferrari tienen en sus filas a un tetracampeón como su gran esperanza. Sebastian Vettel llegó desilusionado con la situación vivida en 2014 con Red Bull. Un campeón que salía del lugar que le había dado todos sus éxitos para intentar emular a su ídolo, un Michael Schumacher del que poco se sabe desde su caída mientras esquiaba a finales de 2013. A su lado, Kimi Räikkönen, el hombre que reemplazó a Schumacher en Ferrari y el mejor amigo de Vettel en el paddock, campeón del mundo en 2007.
Dos alineaciones espectaculares con los dos mejores coches de 2016, si nos basamos en lo visto en pretemporada. Ahí estará la clave: donde Mercedes tendrá que lidiar a priori con dos pilotos con hambre de títulos y posibles situaciones tensas entre ellos -al igual que se vivieron en 2014 y 2015- en Ferrari las cosas parecen mucho más ordenadas. Räikkönen parece «satisfecho» con su rol de segundo piloto por ahora y en el pasado demostró que si no tiene opciones de ganar, no se le caen los anillos a la hora de ayudar a su compañero. Los italianos pueden tener ahí la clave de 2016.
Y por detrás, grandes combinaciones de equipos y pilotos que deberían impacientarnos aún más. Williams está recuperada y cuenta con una interesante mezcla de juventud y experiencia con Felipe Massa y Valtteri Bottas. Red Bull apuesta por los jóvenes Daniel Ricciardo y Daniil Kvyat, pilotos a los que solo les hace falta un buen coche para estar arriba. Force India tendrá en su seno a dos hombres que están esperando con ganas un momento de debilidad de los grandes para recoger lo sembrado; ojo con Sergio Pérez y Nico Hülkenberg porque talento no les falta.
Incluso en Toro Rosso podemos encontrar a dos más que posibles talentos de futuro. El «chico maravilla» Max Verstappen y el tenaz Carlos Sainz Jr, hijo del bicampeón del mundo de rallies. Dos muchachos con estirpe y clase. Mientras tanto, en McLaren contarán con dos campeones para buscar devolver a McLaren y a Honda donde pertenecen; Fernando Alonso y Jenson Button tendrán que hacer acopio de todo su talento y conocimiento para empujar a todo el equipo. Pero si hay dos pilotos capaces de hacerlo, deben ser ellos.
Mucha menos experiencia encontramos, como es esperable, en la teórica parte baja de la parrilla. En Renault estará el debutante Jolyon Palmer junto con Kevin Magnussen, que demostró en McLaren ser capaz de darles sustos a los grandes si la máquina está donde debe estar. Haas combinará el talento y la fogosidad de Romain Grosjean con la velocidad de Esteban Gutiérrez. El mexicano solo necesita creérselo un poco más para volver a mostrar el nivel que exhibió en GP3 y en GP2. Sauber pondrá en pista al talentoso Felipe Nasr y al trabajador Marcus Ericsson. El sueco ha ido de menos a más y si el coche responde, tendrá la oportunidad perfecta para demostrar algo.
Finalmente, incluso Manor, el a priori peor equipo del mundial, tendrá talento a su disposición. Pascal Wehrlein es el campeón más joven del DTM y Rio Haryanto llega a la Fórmula 1 tras ser cuarto en la GP2 en 2015. Qué diferencia con esos años 90 donde los pilotos de pago venían de terminar fuera del top 10 -o peor, incluso- en la Fórmula 3000… ¡Cuanto hemos cambiado! Y para bien, claro está. Lo que viene ahora serán dos semanas de impaciencia. Pero os recomiendo a todos que os preparéis. La temporada 2016 está al caer y tiene toda la pinta que será realmente interesante.