Tras décadas de tradición y años de grandes premios con coches de categorías más pequeñas, Australia recibió finalmente a la Fórmula 1 en 1985 en lo que estaba destinado a ser un evento especial para el país -y lo fue tanto que desde entonces, Australia ha tenido siempre un lugar en el calendario de la categoría reina-. El campeonato llegaba decidido a favor de Alain Prost pero eso no disminuyó el interés de los «aussies», que acudieron en masa al circuito urbano de Adelaida. Un circuito que vivió la última victoria de Keke Rosberg en la categoría reina.
El inicio de la actividad en pista tuvo una anécdota con nombre propio. Alan Jones, héroe local y primer piloto en rodar por el trazado de Adelaida, se convirtió en el primer piloto de la historia de la Fórmula 1 en tomar parte en una sesión oficial en un circuito con una sección que llevara su propio nombre. La Jones Straight, situada entre las curvas 9 y 10, fue la encargada de llevar el apellido del campeón del mundo de 1980. Ese mismo fin de semana, Jones tomaría parte en la carrera, redondeando la efeméride.
La lucha por la pole position se centró en los pilotos de Williams y Ayrton Senna, que a meros minutos del final de la sesión se sacó de la chistera una vuelta siete décimas más rápida que la del segundo clasificado, Nigel Mansell. Así, el brasileño firmó su séptima pole del año y partiría desde la posición preferente el domingo seguido por el propio Mansell, Keke Rosberg y Alain Prost. La lucha estaba servida en un circuito que los pilotos habían alabado durante todo el fin de semana.
En la salida, Mansell fue más rápido que Senna y tomó la cabeza de la carrera, mientras que por detrás Michele Alboreto hacía lo propio con el que había sido su rival en la lucha por el título y dejaba a Prost en quinta posición. El liderato del británico no duró ni una vuelta. Su transmisión cedió y «Red Five» se quedó fuera de carrera. Senna heredó el liderato de la misma mientras se iban produciendo abandonos de diversa magnitud a lo largo de la prueba.
Nelson Piquet cayó antes de llegar a la décima vuelta, con Elio de Angelis siendo descalificado unas vueltas más tarde por no haber respetado la sanción que se le impuso antes de la salida. Alan Jones duró veinte vueltas tras una sesión clasificatoria decente pero su sistema eléctrico le dejó tirado. Patrick Tambay fue el primero de los dos Renault en retirarse en la última carrera de los franceses como equipo antes de volver a la acción en 2002 mientras que otro francés, Prost, cerró el año con un abandono poco después de pasar el cuarto de carrera.
A poco más de veinte vueltas para el final, Niki Lauda iba en cabeza de la que era su última carrera. El austríaco había anunciado que se retiraba pero no pudo terminar con la deseada victoria por unos problemas de frenos que le mandaron contra el muro. Tampoco Senna pudo ganar la carrera ya que la pobre fiabilidad del Lotus volvió a hacer acto de presencia. La victoria, pilotando de forma tan rápida como segura, fue para un Keke Rosberg que había ido aguantando donde los demás habían fallado.
En la penúltima vuelta, el francés Philippe Streiff, tercero en tan solo su sexta carrera en la Fórmula 1, intentó adelantar a su compañero de equipo. Jacques Laffite ocupaba la segunda posición y no estaba dispuesto a dejar que su inexperto compañero de equipo le superara. Al final, hubo toque entre los dos y el coche de Streiff quedó tocado, con un brazo de suspensión gravemente dañado. Afortunadamente para él, el coche de Laffite no sufrió ningún daño y el cuarto clasificado estaba además muy lejos, lo que hizo que los dos Ligier mantuvieran la segunda y tercera posición.
Aún así y a pesar de la buena carrera de Streiff, Guy Ligier consideró que la muestra de exceso de agresividad de Streiff no le daba buenas vibraciones. Casi había arruinado el mejor resultado del año del equipo, lo que hizo que no le ofreciera un volante para el año que viene. Pasando a Tyrrell en 1986, no llegó a subirse al podio de nuevo. En cuanto a las demás posiciones con derecho a puntos, Ivan Capelli fue cuarto a 1 vuelta, por delante de Stefan Johansson con el único Ferrari superviviente y Gerhard Berger con el Arrows, puntuando por segunda vez consecutiva. El austríaco protagonizó la anéctoda del fin de semana, compitiendo en una carrera de turismos el mismo fin de semana, para lo que tuvo que obtener el permiso de Arrows, la FIA y la FOCA.
Para Rosberg, la victoria en Australia había sido la forma de salvar una temporada que había estado ligeramente por debajo de sus expectativas. Tras cuatro años en Williams, el finlandés había decidido cambiar de aires e iría a McLaren en 1986. Desafortunadamente, ese acabaría siendo su último año en la Fórmula 1 y sin ninguna otra victoria, antes de decidir retirarse. Posiblemente el mayor especialista de circuitos urbanos de la época -solo su primera victoria se dio en un trazado permanente-, el Gran Premio de Australia de 1985 supuso su canto del cisne.