Los pilotos de la Fórmula 1 van a tener que retroceder unos cuantos años atrás y volver a su etapa estudiantil (para algunos como Verstappen no tan lejana) para inventarse algunas excusas que justifiquen el hablar ciertos temas a través de la radio. Eso o ceñirse a la restrictiva normativa que impondrá la FIA este año en cuanto a las comunicaciones entre piloto y equipo de la que ya se ha informado hace unos días a los interesados.
En principio sólo tendrán permitidas conversaciones que impliquen avisos de seguridad, entre los que se encuentran por ejemplo la aparición de algún tipo de bandera amarilla (o de otro color que avise de los diversos riesgos que se pueden dar en carrera), posible suciedad en pista o problemas con ciertos elementos del monoplaza que puedan poner en peligro la integridad del propio piloto o de sus rivales, como por ejemplo un fallo en el DRS. Instrucciones simples acerca del ritmo del piloto, la vuelta de entrada a boxes o el tiempo de vuelta/sector son otros tipos de mensajes que sí estarán permitidos.
En cuanto a los prohibido, no podrán recibir información sobre otros pilotos, así como información acerca de su propio consumo de combustible, el mapa motor o el tarado del repartidor de frenada que deben utilizar en cada momento. Hablar sobre la estrategia de carrera o algo tan básico como cuántas vueltas le quedan a mis neumáticos para poder exprimirlos hasta la parada, conversaciones que hasta ahora eran tan habituales en la Fórmula 1, serán completamente desterradas de las radios de las distintas formaciones.
Otra cosa. Lo de utilizar códigos como cuando te comunicabas con tu mejor amigo en clave para que no se enterara el profesor también estará vigilado por parte de los oficiales de la FIA y será duramente castigado. A estos cambios se suma también el nuevo sistema de salida (ahora los pilotos sólo podrán usar una de las levas de embrague, por lo que deberán encontrar la mordida con precisión y no soltarlo antes de tiempo) y los grandes cambios en el formato de la sesión de clasificación.
Con esto obviamente se quiere ejercer una presión psicológica extra sobre los pilotos con el objetivo de que cometan más errores y por tanto haya más alternancia en las carreras. Algo que no han conseguido a través de los monoplazas, fáciles de pilotar según la opinión de muchos, lo intentarán hacer dejando ‘completamente solos’ a los pilotos en pista.