Ya en pretemporada avisaba: “este año se verá lo que soy”. Y así ha sido, Carlos Sainz Jr. ha pasado de una temporada 2015 en la que prácticamente pedía perdón por estar en la Fórmula 1 a un piloto madrileño mucho más seguro de sí mismo, de que se merece esta oportunidad por la que ha peleado durante muchos años. Sus declaraciones después de la sesión de clasificación del sábado y de la carrera son una buena muestra de ello.
Fernando Alonso siempre ha sido uno de los referentes de Sainz Jr., así como su padre. Hace un par de semanas, cuando hablaba con Luis Moya acerca de lo que había significado Carlos Sainz (padre) para el automovilismo nacional, salía a relucir sus capacidades al volante, pero sobre todo su profesionalidad, el carácter minucioso y la humildad con la que ha afrontado todas las etapas de su carrera deportiva. Precisamente esa humildad de la que también ha hecho gala su hijo.
El asturiano sigue siendo uno de los ejemplos a seguir dentro de la Fórmula 1, sin embargo, ahora parece que Sainz Jr. no está dispuesto a que le sigan echando en cara cada una de las acciones, ocasiones en las que le supera en clasificación (algo que con el nivel actual del Toro Rosso y del McLaren será más que habitual) o veces que Carlos adelanta al que fue/es su ídolo de infancia. Así lo demostró nada más terminar la actividad en pista el sábado. Tras las preguntas sobre cómo le había ido la sesión, en la que terminaba séptimo, algún aventado periodista se la volvía a tirar “¿Qué opinas de haber dejado a Alonso fuera de Q2”, a lo que sin dudar, Sainz respondía: “Lo siento… ¿qué puedo decir?”.
Estoy seguro que en esto también ha tenido parte de culpa el bicampeón del Mundo de Rallyes. Sainz está compartiendo equipo con uno de los pilotos más prometedores de la actual parrilla de Fórmula 1, posiblemente uno de los que más ha destacado por su juventud, técnica y descaro en la última década del campeonato. No es fácil tener que competir con alguien así, menos si tienes el mismo coche que él y siempre se cae en la comparación directa, de ahí que el cambio de actitud de Carlos haya sido también necesario para su futuro dentro del Gran Circo.
Su forma de afrontar el duelo con Verstappen también ha cambiado. Este año se espera que la situación sea aún más tensa, ya que Max ya está pensando en un equipo más potente (véase Red Bull o Ferrari) y el foco mediático en el que esta su duelo promete no facilitar las cosas. El holandés ya ha demostrado manejar con desparpajo la presión y las tácticas psicológicas, ahora es el turno de Sainz. Por ahora, su forma de responder a las declaraciones de su compañero han sido contundentes, al igual que tras la pregunta del sábado sobre Alonso: “¿Max se ha quejado mucho? Qué le vamos a hacer”. Perfecto, cortita y al pie. Sin dar más motivos para seguir hablando de ello (quedan 20 carreras por delante), pero demostrando que no tiene miedo a responder, tanto fuera como dentro de la pista.