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El peor accidente de la carrera de Fernando Alonso en la Fórmula 1

No voy a hacer el típico artículo caza visitas morbosas con (ponga aquí voz del carismático youtuber venezolano Dross) “el top7 de los accidentes más espectaculares de Fernando Alonso”. Está claro que el de este fin de semana ha sido uno de los momentos más delicados del piloto asturiano en la Fórmula 1. Él mismo reconocía en redes sociales que había sido posiblemente el más grave de toda su carrera y que había gastado una de sus vidas.

También, y por mucho que algunos se empeñaran en echar la culpa del accidente a Esteban Gutiérrez, el bicampeón del Mundo admitía haber perdido la referencia y embestido al mexicano (el cual se dice que también tuvo algún tipo de contratiempo técnico en su HAAS) en la siempre peligrosa frenada de la curva tres del Circuito de Albert Park. Porque los grandes pilotos también cometen errores, más aún cuando se está yendo al límite. Sin embargo, me gustaría hacer hincapié en otros detalles que no podemos dejar pasar de este lance de carrera.

El primero es precisamente eso, el que la FIA determinara que había sido un lance de carrera. En los últimos tiempos se ha caído en el error por parte de los comisarios de castigar cada una de las acciones que se daban en pista. En este caso, dejando de lado lo aparatoso del accidente, estaba claro que no se trataba de una acción predeterminada o digna de castigo por tratarse de una negligencia o un error grave de pilotaje.

El segundo punto clave es que a pesar de estar en medio de una vorágine de opiniones acerca de la utilización o no del Halo en la Fórmula 1, las medidas de seguridad de los monoplazas actuales permitieron que ayer saliera todo el mundo del trazado de Melbourne por su propio pie. Primero, los cables de sujeción de las ruedas, realizados en un material llamado zylon, aguantaron las exigencias para los que fueron diseñados evitando que las ruedas salieran disparadas hacia el cascos, y por tanto la cabeza, del piloto español.

Afortunadamente, el McLaren-Honda tampoco salió catapultado, repitiendo el accidente ocurrido en el mismo lugar en el GP de 2001 en el que estuvieron involucrados Jacques Villeneuve y Ralf Schumacher y en el que falleció uno de los comisarios. Obviamente, la entrada en la grava de la escapatoria, sin ruedas y de lado, hizo que el MP4-31 se catapultara, sin embargo, a partir de ahí entraron en funcionamiento todas las medidas de seguridad pasivas. El coche fue perdiendo fibra por todos lados, absorbiendo y repartiendo los impactos a base de romper los fuertes enlaces de fibra de carbono y protegiendo al piloto como si de una burbuja protectora se tratara. En términos habituales, el monoplaza de Fernando Alonso fue un siniestro total, pero tanto el cockpit como la ‘chimenea’ aguantaron estoicamente las exigencias para las que fueron creados.

A partir de ahí, Alonso sólo pudo ver tierra y cielo hasta que el monoplaza terminó deteniéndose contra las barreras. El ovetense salió lo más rápido que pudo de aquel amasijo de fibra de carbono boca abajo en el que se había convertido el McLaren, sabedor que a miles de kilómetros de allí, su familia estaba y concretamente su madre, estaba viendo la carrera.

La cojera, en forma de pequeñas molestias en la rodilla derecha y algo de confusión, eran una mera anécdota tras el zarandeo vivido, algo que evidenciaba su sonrisa mientras leía la prensa australiana en la que precisamente él y su accidente ocupaban toda la portada. Algo más de un año después, un accidente que en teoría fue mucho más aparatoso que el vivido en pretemporada de 2015, simplemente le había dejado algo de desorientación y un pequeño dolor de rodilla. Momento de aplaudir a ingenieros, técnicos y responsables que diseñaron, probaron y exigieron que se respetaran las medidas de seguridad.

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Iván Fernández

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