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Esperpento y emoción marcan el Gran Premio de Australia

¿Cómo valorar el primer fin de semana de Fórmula 1 del año 2016? Es fácil olvidarse de todo lo ocurrido durante los últimos días cuando la carrera acabó siendo medio buena. Ojo, solo medio buena. Al final, la alteración de la bandera roja le quitó algo de lustro a una lucha entre los Ferrari y los Mercedes que tenía toda la pinta de ser algo verdaderamente interesante. Pero la realidad es la que es y más allá de la emoción dominical, a lo largo del fin de semana y del sábado en particular se vivió un auténtico esperpento. Os traemos un poco de análisis en nuestro Singapore Sling semanal.

El sábado vivimos lo que será el sistema de clasificación menos usado de la historia. ¡Así de malo fue!

La mayor polémica la vivimos el sábado con el nuevo sistema de clasificación. Un sistema que votaron los propios jefes de equipo y que al final ha resultado un auténtico fiasco. Lo que tenía que mantener coches en pista durante más tiempo en la hora clasificatoria del sábado acabó de forma ridícula, con los pilotos y equipos cada vez más reacios a rodar hasta el punto que a falta de dos minutos para el final de la Q3, los pilotos estaban ya fuera de sus coches y la sesión estaba esencialmente terminada. Pero seamos positivos, ¡hemos visto historia! A falta de confirmación oficial, será el sistema de clasificación más breve de la Fórmula 1; en Baréin deberían volver al sistema antiguo.

Es fácil criticar a los jefes de equipo por haber votado a favor de este sistema -aunque hay quien dice que fue una medida de contención para evitar la idea de Bernie Ecclestone, que sería una carrera del sábado-, pero el que tendrá auténticos problemas será el hombre o mujer que decidió proponer el sistema. Odiaríamos repetirnos pero cuando los equipos, pilotos y aficionados coincidían todos en que el anterior sistema era ideal y funcionaba, ¿para qué habría que cambiarlo? Otra de las demostraciones de que la Fórmula 1 no tiene ni idea hacia donde se dirigen. Pero bueno, olvidémonos de ello. En Baréin volvemos al pasado.

¿Todo bien, entonces? Venga, un traguito  de los cócteles que tenga cada uno, que vamos con el siguiente tema. Mejor un trago más largo, que lo que viene ahora es de traca. En 2016, Movistar F1 cambia de planteamiento. De mandar a todo el equipo a los circuitos se pasa a mandar a las reporteras y equipo técnico que requieren. Mientras tanto, Josep Lluís Merlos, Joan Villadelprat y Pedro de la Rosa, en un «zulo» en Madrid junto a Iñaki Cano -luego hablaremos de él-. ¿Qué sentido tiene? Mandamos a los que no tienen experiencia a los circuitos y los que de verdad saben se quedan en casa. Eso sí, mención especial para Albert Fábrega, impecable como siempre.

Movistar empieza 2016 dando sin profundidad. En lugar de Sky F1 en español, tenemos Antena 3 versión 2.0.

Todo esto tenía ya una pinta prometedora -en realidad no- pero lo peor lo hemos visto con la llegada del «fuego real». Pero bueno, empecemos con aquello que sí ha funcionado, que es la retransmisión de la carrera en sí. En ese sentido, el resultado es parecido al del año pasado. La experiencia de los participantes se nota y salvo el error ocasional, generalmente se les puede dar una buena nota -aunque hubo un momento de micros abiertos de producción que duró más de lo que debería-. Incluso hay otros elementos interesantes como los análisis de Pedro de la Rosa y el buen rollo general que hay dentro del equipo, lo que da una imagen distendida y agradable.

La lista de cosas que no funcionan es… algo más extensa. Lo primero es la falta de confianza que inspiran los previos y los post-carrera cuando se dan desde un plató en lugar del propio circuito. Aunque no debería tener nada que ver, la sensación influye en el espectador, sobre todo tras dos años acostumbrados a lo otro. Además, se pierde la oportunidad de entrevistas «impromptu» cuando algún personaje interesante anda cerca de la zona donde se situaba el personal de Movistar F1. Era algo que le daba frescura a la retransmisión y eso es algo que con los cambios, se ha perdido.

La única forma de ver los grandes premios de Fórmula 1 al completo en España debería ofrecer algo más si quiere justificar el hecho de pagar por ello -no lo olvidemos-. A fin de cuentas, es un negocio y si no ofrecen suficiente calidad, la gente dejará de pagar por ello; así de simple. Pero a todo esto, lo verdaderamente grave es lo que sí hemos visto en el paddock del Albert Park. El equipo de Movistar F1 ha mandado al circuito a sus reporteras y a los equipos técnicos. Y el resultado ha sido verdaderamente pobre, tanto por falta de experiencia como por falta de preparación.

¡Ay, el inglés! ¿En serio hay que llevar a la Fórmula 1 a un supuesto comunicador que no puede comunicarse en inglés de forma efectiva?

Que la gente que está desplazada al circuito y que busca protagonistas para hacerles preguntas no sepa suficiente de Fórmula 1 es comprensible por falta de experiencia aunque preocupante. No en vano el papel de María Serrat era impecable precisamente por el conocimiento que tenía del paddock y por la buena relación que tenía con muchísima gente dentro del «mundillo» de la Fórmula 1. Llevar sin apoyo de los «expertos» a alguien que nunca antes había pisado un paddock de la categoría reina -ni de carreras de coches en general- es un error. Y aunque parezca mentira, ¡no es lo peor!

No nos gusta criticar a quien hace su trabajo lo mejor que puede pero, ¿se fijó alguien en el nivel de inglés de Noemí de Miguel? No hay ninguna duda de que su posición es difícil y que todo se acentuó incluso más por culpa de un tonto error durante la presentación de la decoración final de Renault. Pero no se puede tener en un lugar de trabajo en el que el inglés es indispensable a una persona que sufre con el vocabulario, la gramática y la pronunciación. Las dudas a la hora de expresarse generan preguntas menos profundas y una menor calidad de entrevistas.

Para dar un ejemplo, una entrevista con el siempre serio Helmut Marko tras la sesión clasificatoria terminó con el austríaco con una sonrisa burlona, visto el nivel de inglés de quien le hacía las preguntas. Los «Ahhh» y los «Hmmm» estaban a la orden del día y eso es algo inaceptable para la Fórmula 1. Simple y llanamente. Ojo, punto importante. No debe tomarse esto como una crítica hacia una profesional que probablemente haga bien su trabajo en general. Pero es como aquello de pedirle a un pez que se suba a un árbol. Por muy buen nadador que sea, subirse al árbol será imposible.

Los nuevos tienen margen de mejora. Hay que esperar que el cambio sea para bien y no para mal.

Lo que nos lleva a la otra incorporación; Iñaki Cano. Es evidente que cuando uno no tiene experiencia en la Fórmula 1, es difícil de hacer aportaciones de calidad. Nadie nace enseñado y en ese sentido será interesante ver su evolución puesto que se le intuyen ganas -Ernest Riveras llegó a Moto GP sin conocerla en demasía y pronto se ganó el respeto de los aficionados por su buen trabajo- y eso es bueno. Pero la circunstancia de tenerle dirigiendo el debate post-clasificación con Pedro de la Rosa, Joan Villadelprat y Josep Lluís Merlos charlando animadamente y al «colega» ahí en medio de monigote fue bastante curiosa de ver. Lo importante será que evite el «cuñadismo».

Parece que seamos muy malos, criticando la labor de Movistar. En realidad, no hay que tomarlo así. Nos han acostumbrado bien en los últimos dos años y lamentamos el cambio de planteamiento de llevar a menos personal a las carreras -¿será realmente cuestión de dinero? Los chicos de motociclismo sí que se desplazan…-, además del cambio de personal que sí está en el circuito. Somos como aquel profesor pesado que está mucho más encima de un alumno en concreto… porque precisamente de ese es del que espera las mejores cosas. En realidad, esperábamos más. Movistar, Fórmula 1, tenéis dos semanas para trabajar en vuestros problemas. ¡No nos decepcionéis, leñe!

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