Primero se acerca la temporada y se supone que la sesión clasificatoria debe ser la misma que hasta 2015. Luego, se aprueba un nuevo sistema por eliminación. Después, resulta que no hay suficiente tiempo para preparar el software y no se introducirá hasta el Gran Premio de España. Al final, lo vemos en la primera carrera del año en Australia. El resultado es una vergüenza para el campeonato, equipos y aficionados -los pilotos tienen prohibido mojarse-. Se acuerda volver al sistema antiguo de cara a la segunda cita del año en Baréin… pero para sorpresa general, no ha habido acuerdo y se mantendrá la eliminatoria en Sakhir. ¡Uf! Trago largo, chicos, que esto ha sido duro. Así empezamos nuestro Singapore Sling semanal.
La realidad es que la Fórmula 1 está pasando por un momento complicado, no es un misterio ni una novedad. Las normativas no tienen la estabilidad que deberían y al campeonato le falta dirección. Da igual que nos gusten las carreras, que nos divirtamos con lo que vemos -aunque nos gustaría ver a unos Mercedes menos dominantes-, que tengamos a pilotos prometedores de casa y de fuera subiendo y que el futuro tenga algunos puntos interesantes. La Fórmula 1 no sabe hacia donde se dirige y aún menos sabe cómo solucionar sus problemas. Con todo lo bien que lo hizo Jean Todt en su época de Ferrari, su presencia en la FIA ha sido polémica.
No nos meteremos en asuntos que desconocemos; eso es algo que reservamos a gente como Gary Hartstein, antiguo doctor de la Fórmula 1 que mezcla una serie de preocupaciones y argumentos muy válidos con una evidente falta de simpatía hacia el francés, puesto que siente que le trataron de forma injusta -por cierto, Hartstein ha dicho recientemente que deja de mirar la Fórmula 1 como forma de protesta-. Pero volviendo a la presidencia de Todt, el tono general de su dirección ha sido más sutil. El ex-jefe de equipo de Ferrari tiene una presencia mucho menor y deja que la Fórmula 1 se regule a si misma… craso error.
Más allá de las orgías de temática nazi y las polémicas decisiones a lo largo de su etapa como presidente, Max Mosley siempre fue mucho más presente en el mundo de la Fórmula 1. Si bien es cierto que la FIA debe encargarse de muchos más asuntos que la categoría reina, también es cierto que esta es la joya de la corona y debería tener una atención especial… aunque puede que la motivación detrás de esta atención especial deba ser su difícil gestión más que su preciada posición. Sea como fuere, la presencia de Mosley de forma tan constante mantenía a los equipos en vereda y había menos tonterías.
Además, puesto que el estilo de Mosley cuadraba mucho mejor con el de Bernie Ecclestone, el resultado era que ambos, my amiguitos, dirigían la Fórmula 1 como les daba la gana. Poco ortodoxo, éticamente cuestionable. Y puede que fuera todo más dictatorial pero… realmente funcionaba mejor para todos, ¿no? Luego llegó el «spygate» de McLaren, la persecución al equipo de Ron Dennis… y la «vendetta» de este hacia Mosley. Total, que resulta que hasta cierto punto echamos de menos a un colega que se lo pasaba bien con mujeres vestidas de nazi dándole con un látigo. Tampoco es que eso deba tener ninguna relación con lo que haga en el mundo de las carreras pero… en fin, otro trago largo, gente.
Y a todo esto, para Baréin, ¿qué esperamos? Doblete de Mercedes? ¿Ferrari al ataque? ¿Un Kimi Räikkönen que parece ir bien en ese circuito últimamente? El finlandés se ha subido al podio allí en siete de las diez ocasiones en las que ha competido. Que ya es mala suerte, puesto que allí no dan alcohol a los que suben al podio. Pero bueno, es lo que hay y esas cosas que suelen decirse. Pero también hay que estar pendientes de los coches de atrás. Los Toro Rosso querrán volver a impresionar, esperando que esta vez una carrera algo más normal les permita llevarse un resultado merecido. ¿Echarán humo las radios esta vez también?
Pero por ahora dejémonos de polémicas, que también se vive de otras cosas. Por primera vez desde 2011 no habrá carreras de GP2 el mismo fin de semana que la Fórmula 1 en Baréin. Este año, la categoría telonera corre por Europa -aunque hará una visita a Malasia por cortesía del Jagonya Ayam-, además de la cita final en Abu Dabi. Eso hace que la actividad en pista para los entusiastas de los monoplazas vaya a ser menor de lo deseado, aunque como siempre, habrá que seguir pendientes de todo lo que se esté dando entre bambalinas. A fin de cuentas, hay un piloto español, Sergio Canamasas, que está merodeando por el paddock de la categoría y podría repetir este año.
Volviendo a la Fórmula 1, el fin de semana del Gran Premio de Baréin será la segunda oportunidad para Movistar F1 para mostrar algo bueno en este 2016. La primera experiencia de este año en gran premio fue cuestionable aunque está claro que todos aprenden de los errores y habrán estado trabajando duro para corregirlos. O por lo menos, eso es lo que cabría esperar. Si nuestra fe es recompensada o no, eso es algo que no descubriremos hasta dentro de unos días. Los medios, los tienen. El personal, generalmente también. Pero estas cosas hay que usarlas, si se quiere obtener algún resultado.
Evidentemente, la segunda carrera del año también supondrá una oportunidad importante para que Fernando Alonso pueda demostrar si el McLaren está a la altura de las circunstancias. Aunque en Australia mostró que el coche sí puede subir a una buena altura de forma literal, lo que se buscará en Baréin será rendimiento. Si nos fiamos de lo que dice el propio equipo, la intención es ir introduciendo mejoras poco a poco hasta llegar a Europa, por lo menos. Luego el patrón se convertiría en algo más espaciado. Como siempre, el tiempo dirá. Pero lo visto en la primera carrera del año no nos hace ser excesivamente optimistas. En fin, ¡es lo que hay!