El Renault Sport Spider fue un popular coche de la segunda mitad de la década de los años 90 a pesar de fabricarse apenas 2000 unidades. Varias de ellas fueron preparadas para competir y tomaron los circuitos en unas copas monomarca de la marca francesa, siguiendo la tradición Renault de las copas nacionales europeas. En una de ellas, la británica, como categoría de soporte del BTCC, llegaron a competir y ganar hombres cono Jason Plato y Andy Priaulx. Lo que muchos desconocen es que el Renault Spider llegó a competir en el JGTC, el campeonato japonés de GT.
El Renault Spider se trata de una de las mayores rarezas históricas del All Japan GT Championship que hoy en día conocemos como el Super GT junto a otros legendarios como los Porsche 962C y Ferrari F40 de los primeros años, el Lancia 037 que os presentamos hace unos meses o incluso un Mitsubishi Mirage. También hubo en algunas ocasiones un Mazda Miata -MX5 o Roadster fuera de Japón- que seguramente sea el vehículo más parecido al Renault Spider que tomó parte en la última cita del campeonato en 1997.
Lo que hace al Spider una máquina particular es el hecho que fue diseñado como un coche sin techo. No es como el caso del Miata, un coche que puede cubrirse. Por lo tanto, en su versión de competición el Spider tenía que equipar unas barras antivuelco que protegieran al piloto pero el coche seguiría teniendo esencialmente una cabina descubierta. Pero para estar al nivel del JGTC, había que preparar el coche desde cero puesto que la máquina de la copa no servía para un campeonato con un rendimiento netamente superior.
En la preparación del coche participó Renault Sport, proporcionando entre otras cosas el motor de un Renault Clio de Rally que entregaba más potencia que el motor original del Spider. Aún así, la potencia era inferior a los aproximadamente 300 caballos de los coches del GT300, por lo que hubo que trabajar para intentar acercar el coche a una nivel aceptable. Todo esto, teniendo en cuenta que las carreras del JGTC son pruebas de resistencia y por lo tanto el coche no podía tener un motor demasiado apretado que no aguantaría.
Además, varias piezas adicionales fueron fabricadas en Japón para adaptar el Renault Spider a la normativa técnica del JGTC, mucho más abierta que la de una copa monomarca como la de ese modelo. El primer intento llegó en mayo de 1997, con el equipo Sport Factory Racing inscribiendo el Spider con el dorsal número 57 para la primera cita de Fuji, segunda carrera del año. Desafortunadamente, el coche sufrió una rotura de motor durante los entrenamientos y no pudo ni clasificarse ni salir a carrera.
Visto lo visto, quedaba claro que el coche no estaba a la altura ni a nivel de fiabilidad ni de velocidad. Renault Sport, que proporcionaba apoyo oficial al equipo que usara el coche, tuvo que aplicarse aún más para asegurar que el coche no hacía el ridículo en su siguiente aparición. Por ello se decidió tomar varios eventos de descanso. El Renault Spider no volvió a verse hasta la última cita de la temporada en el circuito de Sugo. Tratándose de un circuito corto, existía la esperanza de que la falta de potencia se notara menos.
Para este segundo intento, hubo cambios en cuanto al equipo encargado de gestionar la participación del coche. Del Sport Factory Racing se pasó a la Ecurie SiFo, que de hecho trabajó en un desarrollo del Spider más allá de la versión inicial que había intentado competir en Fuji. La estructura estaba más confiada que en su primer intento y se lanzaron a por la aventura. Cabe decir que a pesar de estar el interés centrado en la lucha por el campeonato -una lucha que acabó ganando Pedro de la Rosa junto a Michael Krumm-, el interés por el pequeño coche francés fue enorme.
En los tradicionales paseos del carril de boxes por parte de los aficionados, el Renault Spider era de lejos el coche de GT300 que más gente tenía delante de su garaje, rivalizando con los números de los más destacados equipos del GT500. Irónicamente, los resultados estuvieron en el lado opuesto. En los entrenamientos clasificatorios, el coche pilotado por Tomohiko Sunako y Akira Yoshitomi solo pudo clasificarse en trigésimoctava posición. ¡Evitó la última posición por apenas 17 milésimas! En cuanto a la carrera, el resultado no fue mucho mejor.
El Porsche 993 que había partido en última posición adelantó al Renault Spider sin demasiados problemas y terminó en vigésimoctava posición. Mientras tanto, el Spider lo hizo en trigésimo segunda sin llegar a ser nunca un rival para nadie. Finalizó la carrera a cuatro vueltas del siguiente clasificado aunque nueve por delante del Toyota Supra número 36, que tuvo problemas por un accidente. Se había evitado la última posición pero el resultado había sido poco esperanzador. El coche no tenía un buen futuro por delante y a pesar de la inversión, no volvió a competir jamás.