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Coches de competición para recordar: Reynard

Antaño el mayor fabricante de coches de competición del mundo, Reynard tuvo su momento dorado en los años 80 y sobre todo 90. La marca fue fundada por Adrian Reynard bajo el nombre de Sabre Automotive y se basó inicialmente en Bicester, como March. Más adelante adoptó el nombre que la llevó a la fama y acabaría en Reynard Park, en Brackley, lo que con el tiempo se ha acabado convirtiendo en la base del equipo Mercedes AMG de Fórmula 1. Reynard fue conocida por sus monoplazas en multitud de categorías. Desde la Fórmula Ford hasta la Indycar, pasando por categorías como la Fórmula 3, Fórmula Atlantic, Fórmula 3000 internacional y japonesa (más adelante Fórmula Nippon)… llegando incluso a realizar varios intentos de entrar en la Fórmula 1.

Reynard 903 – Fórmula 3

Inicialmente, Reynard se centró en monoplazas de categorías inferiores. Desde los Fórmula Ford hasta los Fórmula 3, pasando por la Fórmula Vauxhall Lotus y la Fórmula Super Vee. Fue a finales de los años 80 y a principios de los 90, cuando Reynard empezó el cambio que les elevó a la categoría de constructor de renombre internacional. Uno de los modelos más conocidos y más bonitos es el Reynard 903 de Fórmula 3 estrenado en 1990.

Reynard había ganado el campeonato europeo de Fórmula 3000 en su segundo intento, en 1989 y la base del 903 fue precisamente la de ese coche ganador. Se trabajó también en el túnel de viento para mejorar la aerodinámica del 893 del año anterior. El Reynard 903 no fue, a pesar de los componentes provenientes de la Fórmula 3000, un coche fácil de pilotar ni en muchos casos, rápido. Sus títulos de 1990 no reflejan una realidad en la que Reynard perdía contra sus rivales de Ralt.

En Gran Bretaña, tras pocas carreras la mayoría de pilotos pasaron a usar los Ralt RT34. Mientras tanto, Éric Hélary en Francia, Roberto Colciago en Italia y Michael Schumacher con una fuerte oposición de Ralt en Alemania se imponían. El broche de oro a una temporada que a pesar de ser difícil había sido exitosa fue el triunfo del futuro campeón de Fórmula 1 Michael Schumacher. El Reynard 903 pasó a la historia con imágenes de un día recordado en Macao. La de 1990 fue también la última victoria de la marca en la popular prueba.

Reynard 91D – Fórmula 3000

El Reynard 91D participó en varias competiciones a lo largo y a lo ancho del mundo pero fue esencialmente un monoplaza de Fórmula 3000. De esta forma, el coche, que era una evolución del 90D de la temporada anterior, compitió en cuatro continentes distintos. Su andadura empezó en Europa, donde Christian Fittipaldi llevó el Reynard del equipo Pacific Racing al título de la Fórmula 3000 internacional. El coche ganó nueve de las diez carreras de la temporada, mostrándose infalible.

Paralelamente, Ross Cheever intentaba con su Reynard 91D con motor Mugen-Honda -como el campeón de la Fórmula 3000 en Europa- de Team LeMans parar a Ukyo Katayama y su Lola-Cosworth en la Fórmula 3000 japonesa. No fue posible, aunque terminó como subcampeón, llevándose tres victorias sobre diez carreras en total. Este fue también el bagaje de Reynard en la categoría, ya que solo hubo dos 91D compitiendo en la temporada 1991. Al año siguiente, estos monoplazas aún tendrían victorias por delante.

Fue en su vuelta a Europa, con el título de la Fórmula 3000 británica gracias a un viejo conocido de los aficionados del mundo de los turismos; Yvan Muller, compitiendo para Omegaland. También en 1993 el 91D tuvp protagonismo, con un Philippe Adams que lo usó bajo la bandera de Madgwick International antes de pasarse al 92D de otro equipo. Acabó llevándose el título. Finalmente, como «retiro dorado», varias unidades del Reynard 91D terminaron compitiendo en la Fórmula Holden australiana. Paul Stokell se impuso con él en las temporadas de 1994, 1995 y 1996 antes de dejarle el relevo a Jason Bright, que le dio a este coche el último título en 1997.

Reynard 95i – Indycar

Después de una temporada de debut para Reynard en la Indycar en 1994 en la que Michael Andretti terminó en cuarta posición con dos victorias a la que hubo que sumar la del «rookie del año» Jacques Villeneuve, la marca era consciente de sus posibilidades. El Reynard 94i se había mostrado competitivo y si se realizaba un esfuerzo, la temporada 1995 podía ser aún mejor. Con este anhelo nació el 95i que se estrenó en el que sería el segundo año de Reynard en la mayor competición de monoplazas de América.

El balance, fantástico. Ocho victorias sobre diecisiete carreras, incluyendo el triunfo en las 500 millas de Indianápolis con Jacques Villeneuve, que además terminó la temporada como campeón antes de irse hacia la Fórmula 1 al año siguiente. Para la Indycar, la de 1995 fue también la última edición antes de la división que causó el nacimiento de la CART y la IRL. En esta segunda categoría se «congeló» la normativa, con lo que los nuevos monoplazas de la CART no podían competir.

Por ello, la IRL permitió que los viejos monoplazas de entre 1992 y 1995 tomaran parte en las tres carreras de esta primera temporada. En una demostración de casualidad, falta de previsión y sentido del espectáculo, se coronaron dos campeones. Uno de ellos, Buzz Calkins, pilotaba un Reynard 95i. Calkins ganó la cita inaugural en el Walt Disney World Speedway, mientras que las otras dos victorias serían también de Reynard con el 95i. La segunda de estas, para Buddy Lazier, fue el segundo triunfo del coche en las 500 millas de Indianápolis.

Reynard 96D – Fórmula Nippon

Tras dejar la Fórmula 3000 internacional y con la desaparición de la Fórmula 3000 británica, parecía que Reynard dejaría morir a su estirpe de los «D». Finalmente no fue así y tras un tiempo de incertidumbre en 1995, al año siguiente los nuevos y relucientes 96D estaban compitiendo en la Fórmula 3000 japonesa rebautizada como Fórmula Nippon. El Reynard 96D fue un coche más que capaz, llevando a Ralf Schumacher al título bajo el nuevo nombre de la categoría.

Los monoplazas de Reynard se impusieron en ocho de las diez carreras y además situaron al compañero de equipo de Schumacher, Naoki Hattori, en segunda posición final. El fabricante británico seguía asentándose de maravilla en Japón. Tan competitivo fue el 96D que incluso en la temporada siguiente llegó a ganar una carrera, cuando los 97D ya estaban en pista y los Lola habían evolucionado lo suficiente como para pasar a desbancar a Reynard.

Tras su paso por Japón y como era habitual en esa época, el 96D encontró una nueva vida en la antigua Fórmula Holden. Conocida ya como Fórmula 4000, en esa categoría compitió hasta 2007, último año en el que se celebró. Con Daniel Gaunt en 2003 y Peter Hackett en 2005, Reynard siguió ganando incluso después de su bancarrota con un coche fabricado casi diez años antes. De hecho, el modelo siguió siendo competitivo hasta 2007, lo que demuestra el buen trabajo de Reynard.

Reynard 2KQ – Sport-Prototipo

Después de doctorarse en los monoplazas, era solo cuestión de tiempo que Reynard, con todo su conocimiento y experiencia en el mundo de la competición, intentara construir un coche para competir en las 24 horas de Le Mans y carreras de resistencia. Así nació el 2KQ para la temporada 2000. Un coche compacto y versátil que permitía una versión de la categoría LMP900 pero también de la más reducida LMP675 con motores de menor cilindrada.

De entre las cinco unidades presentadas en las 24 horas de Le Mans de la temporada 2000, solo una vio la línea de meta. La vigésima posición fue un resultado decepcionante, con cuatro abandonos para los otros coches. De cara al año siguiente y tras la experiencia en la American Le Mans Series, Reynard preparó una nueva versión del coche para la categoría LMP675 pero aún inscribió un viejo 2KQ con motor Volkswagen para el equipo francés ROC Auto. En él encontramos a Pascal Fabre y Jean-Denis Délétraz junto a Jordi Gené.

El curioso equipo rindió a un altísimo nivel durante la prueba francesa y a pesar de contar con un pequeño motor de 2000 centímetros cúbicos, estuvieron siempre en una buena posición de la general. Al final, llegó la victoria en la categoría LMP675 además de un excelente quinto puesto de la general. Era un resultado fantástico para un coche que aunque seguía compitiendo en América, ya se consideraba desfasado. El buen rendimiento que tuvo en 2002 hizo que entre el propio ROC Auto y otros equipos privados, el 2KQ siguiera compitiendo hasta 2004, aunque nunca se igualó el resultado de 2001.

Desafortunadamente, varios años con problemas económicos y la costosa compra de Riley & Scott por parte de Reynard acabaron en desastre. La compañía británica entró en bancarrota, sin dinero para construir ni sobrevivir. En poco tiempo, todo lo que tenían fue vendido a los varios rapaces que pudieron aprovechar su material. Pronto no quedaba nada excepto los coches repartidos a lo largo del mundo.Un «revival» en 2009 trajo consigo al Reynard Inverter, un supercoche de calle que estuvo enfocado para carreras de club británicas. No es suficiente pero ¡menos es nada!

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