Cientos de invitados de patrocinadores de los equipos, aparcamientos a rebosar (ni los privilegiados que estábamos acreditados tuvimos opción a acercarnos al circuito) y unas gradas que se llenaron con aficionados venidos de todas las partes de Portugal y del tercio norte de España a pesar de la complicada meteorología reinante en Montalegre. Apenas se podía ver el majestuoso castillo característico de la localidad lusa desde el trazado durante el sábado, algo que daba buena muestra de que tras la nieve del lunes de la semana pasada, la lluvia y la niebla habían tomado el testigo.
A pesar de que ello, y de las bajas temperaturas, casi nadie se quiso perder el estreno de Sébastien Loeb y Ken Block con sus nuevos equipos, o el debut de los novedosos SEAT Ibiza o Ford Focus Rs RX. Tampoco faltó a la cita Petter Solberg, el cual sabía de la importancia de comenzar la temporada 2016 con el pie derecho, su segunda defensa del título de Campeón del Mundo de RallyCross con victoria precisamente sobre una de sus bestias negras en el pasado.
La efusividad en la celebración de Petter nos dejaba ver que esta era una victoria especial. No era la habitual, a pesar de que ‘Hollywood’ siempre ha sido muy escandaloso en sus triunfos, este era un triunfo más emotivo, consciente de que en el pasado una de las frases más utilizadas cuando los aficionados se referían a su título del WRC en 2003 era la de: “¿y si Citroën hubiera dejado pelear a Loeb por el campeonato de pilotos…?”. Solberg está decidido a ganar este año con Loeb en pista, en algo que se puede considerar vulgarmente como un uno contra uno sin camiseta.
En la grada ya pudimos ver la batalla de las aficiones y de popularidad entre los pilotos. Además del popular entre los aficionados españoles y portugueses, Andreas Bakkerud, Petter Solberg fue claramente el más vitoreado cuando se presentaron los pilotos que participarían en las semifinales, por delante incluso de Loeb o Block. Aunque el que destrozó el medidor de decibelios fue sin duda el local Mario Barbosa, segundo entre los S1600 y con su familia jaleándole desde las gradas cada una de sus acertadas acciones en pista. Verdaderos hooligans.
Lo que no se vio en televisión:
Hubo muchísimos problemas con el nuevo sistema de salida por semáforo. Se ha sustituido el Cartel de ‘Ready to Race’ que hasta ahora mostraban manualmente por una secuencia de semáforo que termina con el encendido aleatorio (entre 0 y 2 segundos) de la luz verde que da la salida. Muchos pilotos se saltaron dicho procedimiento y salían cuando se apagaba el mensaje de preparados para correrá, siendo penalizados con un segundo paso obligatorio por la Joker Lap. El sábado no hubo prácticamente ninguna carrera que se salvó de tener alguna salida falsa, haciendo algo tedioso el seguimiento de las carreras bajo la intensa lluvia que caía en esos momentos.
Tampoco se vio el gesto de Marcus Grönholm que su eterno rival en el WRC. El finlandés, que volvía de la parrilla hacía las gradas para hacer de Spotter de su hijo en la Q1 (es el que le ayuda a planear la estrategia de la Joker, además de avisar al piloto de los movimientos de sus rivales, tal y como ocurre en la NASCAR) se asomó a la ventanilla derecha del Peugeot 208 WRX de Sébastien Loeb para desearle suerte a al nueve veces Campeón del Mundo de Rallyes antes de sus primera carrera en el World RX.
También pudimos ver a otro ilustre del WRC en las gradas de los equipos: el jefe técnico de M-Sport e ingeniero, Christian Loriaux. Una de las manos derechas de Malcolm Wilson, ha estado involucrado en el desarrollo del Ford Focus RS RX, dejándonos bien claro que se sentía orgulloso de su rendimiento después del triunfo en una de las carreras del sábado de Andreas Bakkerud, asegurándonos que “no estaba mal para haber rodado por primera vez hace dos semanas”. Minutos después le cambiaba la cara a Christian cuando Block se iba contra el muro, escapándosele un ‘Oh fuck!’ poco elegante, pero muy representativo. También vimos debutar en el Mundial entre los S1600 al Lada Kalina, el cual dejó buenas muestras al ganar varias mangas y estar peleando incluso para meterse en la gran final. Posiblemente, junto al Ford Ka, uno de los coches más exóticos de toda la parrilla.
En definitiva, gran espectáculo el de la primera cita del Mundial de RallyCross 2016. Montalegre, con sus modestas instalaciones ha sido una buena anfitriona del inicio del campeonato, demostrando que quieren renovar el contrato que termina con las series en 2017. Si ya se habla de que hay conversaciones entre organizadores y promotores del circuito para prologar el acuerdo otros tres años más, la presencia masiva de integrantes del autódromo de Lousada me hacen desconfiar…