Argentina es terreno propicio para que los pilotos consigan su primer triunfo. No sólo lo logró Kris Meeke la pasada temporada tras la debacle de Volkswagen por un fallo de diseño de la cabeza de uno de los pistones, sino que también en el pasado, el país sudamericano fue el lugar en el que Miki Biasion y Mikael Ericsson se estrenaron en el Mundial de Rallyes. Hayden Paddon se ha unido al club de pilotos con una victoria en el Mundial de Rallyes y lo cierto es que todo parecía estar escrito para que así fuera.
Y es que se cumplió la coincidencia de que Paddon conseguía la victoria un año después de que lo hiciera Meeke en este mismo lugar, y justo medio año después de que Andreas Mikkelsen viera como un accidente de Sébastien Ogier y Julien Ingrassia en la Power Stage les diera a Ola Floene y a él el que es su único triunfo en el WRC hasta el momento. Si tiramos de datos, Paddon ha conseguido este hito importante en su carrera en su 23ª salida en el Campeonato, mientras que el actual tricampeón y piloto Volkswagen, Sébastien Ogier, lo consiguió en su 19ª, aunque el francés tuvo la suerte de formar parte de un equipo como Citroën y con un coche de rendimiento tan contrastado como lo era el C4 WRC.
La victoria de Paddon siguió un patrón similar al de las últimas conseguidas por pilotos que todavía no habían estrenado sus casilleros: un piloto o una marca dominante de la prueba, abandono y finalmente debut en la tarea de descorchar el champán desde lo más alto del podio. En el caso de Hayden, vino propiciado por el error/problemas que sufrió Jari-Matti Latvala el sábado y que termino con su liderato con cuatro vueltas de campana. Aun así, el Kiwi no se libró de su parte de épica, ya que salió a pelearle a Ogier la Power Stage y la victoria con problemas de caja de cambios y tras casi haber perdido medio minuto en dos tramos. El resto de la historia ya la conocéis, Paddon le endosaba más de 10 segundos en una veintena de kilómetros con El Cóndor como perfecto escenario y se llevaba lo que en tauromaquia se conoce como las ‘dos orejas y el rabo’.
Si echamos la vista atrás, las victorias conseguidas durante los cuatro últimos años por pilotos que todavía no habían ganado han seguido un patrón similar. En 2012, Rally de Portugal, Mads Ostberg conseguía un triunfo a posteriori, tras ser descalificado el primer clasificado, Mikko Hirvonen, después del final de la prueba por un embrague no homologado en su Citroën DS3 WRC. En Alemania 2013, Sordo y Neuville aprovechaban la primera de las debacles de Volkswagen en su país para jugarse en un precioso duelo la gloria. El cántabro lograba algo por lo que llevaba peleando desde 2006, con error de Thierry incluido.
Un año más tarde, entre los viñedos germanos, sería Neuville el que se aprovechaba de una nueva actuación desastrosa por parte de los de Wolfsburgo e incluso del de Kris Meeke, el cual no supo aprovechar su primera bola de partido. Argentina 2015 sería la definitiva del norirlandés, escribiendo en letras doradas el nombre del que un día fue ahijado de Colin McRae en esto de los rallyes. De nuevo, tal y como comentábamos antes, tras un problema de Volkswagen con la cabeza de los pistones que obligó a abandonar tanto a Ogier como a Latvala.
Mikkelsen sería el penúltimo en seguir la tradición. El noruego escoltaba a su compañero de equipo y jefe de filas Sébastien hacía lo que parecía un nuevo triunfo del de Gap en el WRC, sin embargo, un exceso de fogosidad, una nota demasiado optimista y la victoria de Ogier terminaba contra el guardarraíl, mismo lugar en el que Andreas, Campeón dos veces del IRC, comenzaba su propia página en el Mundial. ¿Casualidades o un destino que ya estaba escrito?