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Ferrari, ¿estamos o no estamos?

Mientras la Fórmula 1 se prepara para visitar las tierras del vodka -y chacha en Sochi, por su cercanía con Georgia-, de Vladimir Putin y las locuras grabadas en vídeo y colgadas en la red para deleite -y a veces horror- de los internautas, la pregunta que nos toca hacernos en el Singapore Sling de esta semana concierne a Ferrari y sus posibilidades de luchar con Mercedes en la temporada 2016. Es una pregunta razonable puesto que aparentan estar mejor que el año pasado… pero no han tenido una carrera completamente normal, esta temporada. Entonces, ¿hay que contar con ellos o no?

Las tres primeras carreras de la temporada 2016 no han servido para disipar las dudas sobre si realmente la Scuderia Ferrari ha producido un coche capaz de plantar cara a las flechas de plata o por el contrario, estamos ante otro dominio de los «Merceditas» como en 2014 y 2015. Por el momento, los coches rojos han tenido todo tipo de dramas en un inicio de campeonato que amenaza con dejarles sin opciones de luchar por el título incluso si el SF16-H fuera realmente suficientemente rápido como para molestar al W07 Hybrid.

En Australia Ferrari se mostró altamente competitiva el domingo. Tras una salida fantástica tanto de Sebastian Vettel como de Kimi Räikkönen, parecía que Ferrari podía desafiar el dominio de los últimos años. Pero hay un problema a la hora de analizar la situación; la posición en pista es crucial y el hecho de tener a dos pilotos en las dos primeras posiciones otorga una ventaja táctica que si se juega con inteligencia puede dar una victoria. Además, está el asuntillo de los problemas que se supone que tienen los Mercedes cuando siguen a otros coches. O eso dice el rumor, según el cual ellos sufrirían en estas condiciones más que los demás.

Pero de hecho, la primera carrera del año en el Albert Park ni siquiera llegó a dejarnos ver qué pasaba con ese escenario ya que la salida del coche de seguridad que se convirtió en bandera roja anuló la ventaja táctica de la que disponía Ferrari. Podríamos haber visto si con los segundos que habían tomado de ventaja se podía gestionar hasta llegar a la línea de meta antes que nadie. Pero no; cambio de situación de carrera primero. Problemas técnicos para el Ferrari número 7 luego. Y para acabar de arreglarlo, hay que contar con que Australia es un circuito muy «sui generis» y que por ejemplo el propio Räikkönen ganó allí en 2013 con un Lotus.

El Gran Premio de Bahréin fue algo más «brutal» en el aspecto de impedirnos ver una carrera normal, puesto que los problemas técnicos de Vettel dejaron al Ferrari más competitivo -a priori- fuera de carrera. Y al final, Räikkönen fue segundo, terminando la prueba a diez segundos del vencedor. Una distancia lo suficientemente pequeña como para que tengamos que plantearnos si Vettel podría haberla enjuagado. ¿Podría? Quién sabe, puede que sí. O puede que no. Difícil de decir -pues vaya, que mis opiniones van resolviendo dudas… o algo por el estilo-. En China, el enésimo problema para los Ferrari, esta vez en forma de golpe.

Ya no entraremos en la culpa del golpe, no es el tema que nos concierne. Pero el contacto entre los dos SF16-H en la primera curva del Gran Premio de China nos dejó con coches dañados y la obligación de remontar en lugar de luchar cara a cara con los Mercedes. Cierto es que la situación de carrera ayudó un poco a que Vettel llegara relativamente pronto arriba. Pero seguimos sin haber tenido una carrera normal que nos sirva para valorar si el Ferrari realmente está para ganar carreras de forma regular o están en la misma situación que el año pasado. En Rusia, la teoría dice que deberíamos tener una carrera algo más normal…

Pero, ¿realmente puede Ferrari molestar a Mercedes? Un servidor no tiene ningún problema en reconocer que en pretemporada fue de los pocos que defendió que los italianos parecían estar suficientemente bien como para dar alguna sorpresa. De momento, con problemas en las tres carreras no se han bajado del podio. Digamos que en tres carreras «raras»  están en un lugar parecido al que vimos el año pasado. Tiene sentido por lo tanto pensar que sin problemas deberían estar más arriba. ¿O no? Pues como siempre, todo tiene varias lecturas. Australia es muy particular, Bahréin es bastante especial desde que se corre de noche y China… bueno, lo de China va a parte.

Pero es que además, el ganador de las tres primeras carreras ha sido Nico Rosberg. Bien por él, muy bien aprovechada situación y ojo con que igual no vaya a sacar la calculadora para medir los riesgos con precisión científica. Pero de la misma forma, también hay que reconocer que existe la posibilidad de que Lewis Hamilton hubiera sido notablemente más rápido de no haber tenido problemas en las tres primeras carreras. Sí sí, en las tres. Dos toques en las primeras curvas de Australia y Bahréin y problemas técnicos que le mandaron al fondo de la parrilla en China. En algún momento, el actual campeón del mundo dejará de tener problemas. Y entonces podremos confirmar el verdadero potencial de Mercedes.

Lo que hemos visto hasta ahora nos permite afirmar con relativa seguridad que Ferrari está mejor que en 2015, en relación a Mercedes. Pero tampoco tenemos suficiente como para decir de forma definitiva que pueden con los musculosos alemanes. En realidad, es más bien lo contrario. A tenor de lo visto en los tres primeros grandes premios, lo más lógico es pensar que Ferrari estaría más cerca de Mercedes que en 2015, lo que podría llevarles a ganar alguna carrera en circunstancias particulares. Pero si no hay nada extraño, lo normal será que no estén aún a la altura de los actuales campeones. Simplemente, no hay suficiente velocidad. Y cuando uno no es suficientemente rápido y depende de que el rival rompa y este no rompe… mal asunto.

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