El Gran Premio de Francia de 1972 supone la última vez que la Fórmula 1 visitó el circuito de Charade en Clermont-Ferrand, un trazado tan desafiante que era conocido como el Nordschleife en miniatura. Era un circuito del mismo corte que el alemán, con difíciles curvas y muchos desniveles en un «anillo» que discurría por la montaña. Era uno de los lugares donde los pilotos con talento más destacaban sobre los demás, aunque a veces podía ser más una cuestión de agallas que de manos…
El circuito de Charade tiene una historia relativamente corta en la Fórmula 1. Fue la sede del Gran Premio de Francia en cuatro ocasiones: en 1965, 1969, 1970 y 1972, aunque llegó a ver coches de la máxima categoría en su trazado hasta el nuevo milenio -una versión reducida, claro está-, cuando Michelin se quedó con el circuito para usarlo como lugar de pruebas para sus neumáticos de Fórmula 1. Pero volviendo a la edición de 1972, el gran circo llegó a Clermont-Ferrand para lo que era el ecuador del campeonato.
Emerson Fittipaldi llegaba en cabeza del campeonato del mundo con una ventaja de nueve puntos sobre Denny Hulme, doce sobre Jacky Ickx y dieciséis sobre Jackie Stewart. La primera sorpresa llegó con la pole position de Chris Amon a bordo de su Matra. Hasta el momento solo tenía dos sextos puestos aunque también la vuelta rápida en Spa-Francorchamps en la carrera anterior. Acompañándole en primera fila estaba Hulme, mientras que Stewart e Ickx ocupaban la segunda fila de parrilla.
Para encontrar a Fittipaldi había que bajar hasta la octava posición, con Tim Schenken, Helmut Marko y François Cevert delante del brasileño. En la salida, nadie pudo hacer frente a un Amon que forzó el ritmo y poco a poco se fue escapando del grupo. El neozelandés lideraba con relativa comodida mientras por detrás, los demás pilotos buscaban cualquier forma de mejorar varias posiciones. Esto incluía meter las ruedas muy hacia el interior de las curvas, donde había varias piedrecitas.
Tras solo cuatro vueltas llegó el primer abandono, cuando el semieje del March de Niki Lauda cedió. Pero lo peor para los austríacos estaba aún por llegar. Emerson Fittipaldi realizó una gran salida y recuperó varias posiciones, llegando a rodar justo por delante de Helmut Marko. El piloto de Lotus estaba tan ansioso por recuperar el tiempo perdido por salir algo más retrasado que intentó atajar todo lo posible, metiendo el coche muy hacia el interior. Esto levantó varias piedras que fueron lanzadas hacia Marko.
El hombre de BRM, un respetado piloto del momento sobre todo en el mundo de la resistencia, no pudo esquivar una de las piedras, que fue directa hacia su visera, perforándola y hiriéndole en un ojo. A pesar del tremendo golpe que le hizo perder el ojo izquierdo, Marko consiguió mantener la compostura y parar el coche sin sufrir una salida de pista o golpear a ningún rival, algo que podría haber sido fatal con los depósitos llenos. Todo un ejemplo de camaradería, sangre fría y el carácter que le hemos visto al Dr Marko en tiempos recientes.
La lesión de Marko y el final de la carrera deportiva no fueron los únicos dramas causados por las dichosas piedrecitas de Clermont-Ferrand aunque sí fueron lo más serio. A lo largo de la carrera, varios coches sufrieron pinchazos y problemas con los neumáticos de diez coches… incluyendo el del líder de carrera. Chris Amon mostró una vez más su legendaria mala suerte y sufrió un pinchazo cuando lo tenía todo de cara. Tuvo que regresar a boxesy cambiar el neumático pinchado, perdiendo un tiempo precioso.
El hombre de Matra volvió a pista lejos de cabeza pero con un ritmo endiabladamente rápido consiguió adelantar a prácticamente todos los participantes, subiendo hasta la tercera posición y batiendo el récord del circuito en el proceso. «Solo» le faltó medio minuto para alcanzar a Jackie Stewart, vencedor del gran premio, y cuatro segundos para hacer lo propio con Emerson Fittipaldi, segundo clasificado. La zona de puntos la completaron François Cevert, Ronnie Peterson y Mike Hailwood.
Aunque en un principio podía parecer un resultado interesante para el campeonato, Stewart estaba tan lejos en puntos que Fittipaldi se fue de Francia con una mayor ventaja al frente del campeonato. El escocés aún podría presionar un poco a su rival pero llegar a batirle resultaría imposible. En cuanto a Chris Amon, fue su canto del cisne particular: la última vez que se subió al podio, la última vez que firmó una pole position y la última vez que se llevó la vuelta rápida en carrera. Por lo menos, el récord quedó para la posteridad…