Aunque sigo dándole vueltas a la dantesca situación tras la última etapa del Dakar 2016, hay que dejar claro que lo ocurrido durante la disputa de la NORRA Mexican 1000 tiene poco que ver con una de las habituales locuras de Robby Grodon y sí está muy relacionado con la más que cuestionable seguridad de las Bajas norteamericanas. Pero también es digno de destacar la increíble facilidad que tiene el estadounidense para meterse en todos los jaleos.
El año pasado ya destacamos su pique con Apdaly López que terminó con un espectador imprudente arrollado y en esta ocasión se vuelve a encontrar con otro lio en forma de camioneta ajena a la carrera obstruyéndole el paso. Podemos decir cualquier cosa de Gordon, pero está claro que siempre que está en carrera da el 100%, sin conocer el significado de la palabra conservar. También aclaro que no estoy de acuerdo con todo aquel que dice que si no existiera Robby habría que inventarlo. Su nulo respeto por la seguridad vial para mi eclipsa su carisma y espectacularidad en competición.
En esta ocasión, ni la pick-up terminó volcando, ni afortunadamente hubo que lamentar ningún tipo de daño material o personal más allá de una alargada marca de goma en el lateral de lo que en México se denomina como ‘autos chocolate’. Eso sí, vuelve a quedar una vez más patente la falta de seguridad en este tipo de eventos, así como la nula concienciación y conocimiento a los habitantes de dichas zonas de lo que una carrera significa.