Durante los últimos días hemos visto el primer estallido de la Silly Season (temporada tonta o de rumores) de la Fórmula 1. Desde el Gran Premio de España hemos visto como han colocado a Nico Rosberg en Ferrari, a Fernando Alonso en su asiento en Mercedes AMG e incluso la habladuría más disparatada: la posibilidad de que Toto Wolff decidiera sustituir al propio Lewis Hamilton por Pascal Wehrlein en el próximo GP de Mónaco.
No se ha hecho esperar que Lewis Hamilton haya salido a la palestra para asegurar que su futuro no pasa por un equipo distinto al actual. El británico ha dejado claro que su objetivo es retirarse en Mercedes AMG (algo que puede llegar antes o después si tenemos en cuenta que sólo tiene 31 años), que quiere seguir escribiendo su historia con la firma de la estrella tal y como ha contado en una entrevista concedida a Sky Sports.
Miro a mi equipo, las flechas de plata, y creo que soy una parte de esta historia y que quiero seguir siendo parte de la misma. Cuando deje las carreras todavía quiero formar parte de ella. Lo que me gusta de Mercedes es que cuando se mira a Sir Stirling Moss, cuando miras a todos los pilotos que aún hoy en día, en su vejez, siguen estando con Mercedes. Estás con la marca de por vida. Te llevan bajo su ala, te cuidan, eres parte de ella para siempre. No me puedo imaginar a mí mismo sin ser parte de eso.
Cuando se le volvió a sacar el tema sobre la mesa de un posible cambio a Ferrari (qué curioso que en época de escasez de noticias se ligue a los dos pilotos del equipo vencedor con la escudería más famosa de la Fórmula 1), Hamilton volvió a ser contundente, en la misma línea que hace unas semanas cuando aseguró que no le obsesionaba correr para los italianos.
Sin lugar a dudas, cuando crecí viendo la F1, veía el coche rojo y me parecía impresionante. Un Ferrari, tanto de carretera como de Fórmula 1 me parece impresionantes. Hay algo particularmente especial con la pasión italiana por ese equipo. Pero he estado con Mercedes desde que tenía 13 años, más que la mayoría de los conductores de mi edad. Sinceramente, miro a Sebastian en Ferrari y por el momento no pienso “maldición quiero su asiento”.
