El primer Gran Premio de Mónaco puntuable para el mundial de Fórmula 1 fue lógicamente el de 1950. La cita monegasca era la segunda del campeonato del mundo tras la cita inaugural -nunca mejor dicho- en Silverstone. Esa segunda carrera de la historia de la categoría es recordada por varias cosas aunque la más mencionada es seguramente el hecho de que el 21 de mayo de 1950 se produjo la primera de las 24 victorias de Juan Manuel Fangio.
El argentino llegó a Mónaco con muchas ganas de victoria tras haber sido batido por su compañero de equipo, Giuseppe «Nino» Farina. En los entrenamientos clasificatorios, Fangio no dejó títere con cabeza y marcó una espectacular pole position con nada más y nada menos que dos segundos y medio de ventaja sobre el segundo clasificado. Farina, con el mismo coche que Fangio, se había quedado a todo un mundo.
En realidad, el segundo piloto más rápido había sido Luigi Villoresi, a «solo» dos segundos y una décima de Fangio pero un complejo sistema de clasificación aplicado en Mónaco para lidiar con el tráfico en pista dejó al italiano en sexta posición en parrilla. Al final, eran 21 pilotos los que debían tomar la salida aunque solo lo hicieron 19 ya que el argentino Alfredo Piàn tuvo un accidente en los entrenamientos y no pudo reparar el coche y Peter Whitehead tuvo problemas con el motor antes de la salida.
Pero la situación más extraña del fin de semana -y probablemente una de las más extrañas de la historia del automovilismo- estaba aún por suceder. La carrera comenzó con normalidad y con Fangio en cabeza. Para cuando el «Chueco» llegó a la zona de salida, su ventaja sobre Farina era ya remarcable. Justo tras pasar Fangio la curva del Tabac, el viento levantó una ola tan arriba que invadió la pista de forma espectacular. De esta forma, el circuito estaba completamente seco a excepción de una sección concreta… sin esperarlo los pilotos.
Farina, que rodaba segundo, no esperaba encontrarse la pista mojada y perdió el control. Lo que siguió al golpe del Alfa Romeo con el muro fue una situación dantesca con multitud de coches intentando mantener el control a la vez que intentaban evitar golpear los demás coches que había parados en el circuito. A todo esto, Fangio seguía rodando sin saber lo que había ocurrido detrás suyo. Pero al llegar de nuevo a la zona de meta, hizo gala de su capacidad de observación, su inteligencia y su talento.
Tal y como explicaba el propio Fangio tras terminar la carrera, se dio cuenta de que sucedía algo cuando vio que los espectadores no miraban en su dirección a pesar de ser el líder de carrera. Entendiendo que los aficionados estarían esperando su llegada en situación normal, comprendió que algo debería estar distrayéndoles y redujo la velocidad, evitando lo que podría haber sido un accidente dramático. Afortunadamente no lo fue y de hecho nadie resultó herido en ese incidente, aunque José Froilán González sufrió ligeras quemaduras en un accidente posterior, resultado de los daños sufridos en su Maserati.
De esta forma, nueve pilotos -entre los que se encontraba el Cooper-JAP de Harry Schell, el primer Fórmula 1 con motor trasero- abandonaron en esa primera vuelta mientras que González lo hizo en la siguiente. Por lo tanto, tras la segunda vuelta quedaban solo nueve pilotos en pista con el prospecto de tener que sobrevivir 98 giros más. Curiosamente, solo hubo que lamentar otros dos abandonos a lo largo de la carrera; Philippe Étancelin por una fuga de aceite y Luigi Villoresi con problemas en el eje trasero.
Mientras tanto, Fangio seguía a lo suyo y pilotó con maestría para llevarse su primera victoria en el campeonato del mundo, aunque sin demasiada oposición en realidad. De hecho, el Alfa Romeo finalizó la carrera 1 vuelta por delante del Ferrari de Alberto Ascari. Para el equipo de Enzo Ferrari, era un día especial. No estuvieron en Silverstone así que el Gran Premio de Mónaco de 1950 suponía su debut; un debut que llegó con una espléndida segunda posición.
El podio lo completó el héroe local Louis Chiron, convirtiéndose en el segundo hombre de más edad en subirse al podio a sus 50 años. Su posición en dicho ranking se ha mantenido desde entonces y nos cuesta imaginarnos a alguien siendo capaz de mejorarlo en la Fórmula 1 actual. Y es que aunque los récords están para batirse, ¿nos imaginamos a alguien de más de 50 años compitiendo contra chicos de menos de 20? Probablemente no aunque sería algo digno de ver.