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A Daniel Ricciardo no le consuelan ni las disculpas de Red Bull

Ganar en Mónaco es posiblemente el sueño de todo piloto que comienza su carrera deportiva en la Fórmula 1. Para ganar en las calles del principado tienes que dejar de lado los miedos, tener tu coche por la mano y completar 78 vueltas sin cometer errores, con algunos invitados especiales como el que hemos podido ver hoy, la incómoda aparición de la lluvia. Cuando uno tiene todo esto controlado se ve muy cerca de lograr tu primera victoria allí, sin embargo, un error ajeno te puede dejar compuesto y sin gloria.

Eso es más o menos lo que le ha pasado a Daniel Ricciardo hoy. Un error de su equipo al no tener listos los neumáticos para la parada del australiano, ha echado por tierra el Gran Premio impoluto que hasta ese momento estaba haciendo su piloto, entregando en bandeja la victoria a un Lewis Hamilton que rodaba con una estrategia distinta y que finalmente dejaba sin triunfo al teórico jefe de filas de Red Bull. Sin victoria soñada en Mónaco, sin oportunidad para contestar al incipiente Verstappen con una victoria donde todo piloto quiere ganar.

Obviamente la cara de Ricciardo en el podio era todo un poema. No ha ocultado en ningún momento su disgusto. En España Red Bull lo utilizó como elemento para asegurar el triunfo de Verstappen, algo similar a lo que ocurrió en Abu Dhabi cuando Webber hizo de cebo en el que Ferrari picó, facilitando la vida a Sebastian Vettel. Sin ganas ni tan siquiera de comentar la carrera, Ricciardo dejaba bien claro que estaba ‘jodido’ por algo que no estuvo en su mano. Él era el único que no sonreía en ese podio. Con la mirada perdida.

Por ello Christian Horner salía rápidamente a pedir disculpas a su piloto. Las estrecheces de Mónaco, la imposibilidad de tener todos los juegos a mano, los ingenieros sin visibilidad de lo que ocurre en el box y el cambio de estrategia a última hora… Catastróficas desdichas que dejaron a Ricciardo aún peor de lo que acabó el Gran Premio en España.

Como equipo, ganamos y perdemos juntos y todo lo que podemos hacer es pedir disculpas a Daniel por no hacer nuestra parte hoy. Vimos la vuelta anterior a Hamilton poner los ultrablandos, lo que no nos parecía suficiente para completar la carrera, así que elegimos ponerle a Daniel los superblandos. Básicamente fue un fallo de comunicación, las llantas estaban en la parte de atrás del garaje debido a las estrecheces de Mónaco (no entran todos los neumáticos en el box). El juego que estaba preparado era el amarillo, el de blandos, que era la estrategia original. Lo que en otros circuitos no hubiera supuesto un problema de rectificar, aquí no se llegó a tiempo. Se perdieron unos 10 segundos en la parada.

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Iván Fernández

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