He de confesar que escribir sobre la tragicomedia que protagoniza la escudería McLaren Honda no me resulta satisfactorio, sobre todo porque hace tiempo fijé posición al respecto, sin embargo, los responsables, o quienes dan la cara ante el público por el proyecto, en lo que va de mes han acentuado ciertas posturas que, lejos de otorgar credibilidad y confianza en el trabajo que vienen desempeñando, provocan un efecto contrario, próximo a lo irracional y a lo burlesco, menospreciando el sentido común de aquellos que perciben la Fórmula 1 con sus propios sentidos y no mediante la opinión de los demás.
El día 22 de este mes, Eric Boullier, director de McLaren, emitió unas declaraciones muy desconcertantes sobre las virtudes del chasis MP 4/31, en tanto Ron Dennis, esa misma semana, manifestó que McLaren Honda sería el único equipo capaz de acabar con la hegemonía de Mercedes en los tiempos que corren. Con el beneficio de la duda que debe otorgarse a personas que desempeñan tales cargos, la parte objetiva de esta temporada, esa que tiene a McLaren con 12 puntos en 5 carreras, arroja unos datos que multiplican las dudas en muchos sentidos.
Boullier afirmó que el chasis de McLaren solo era inferior al de Red Bull y al de Mercedes, y eso se confirmaría en Mónaco, incluso enfatizó en que Ferrari no estaría a su nivel. Ciertamente, Boullier tiene la libertad de creer que en efecto su chasis es el tercero en jerarquía, pero cuando los resultados indican que además de los tres equipos mencionados, también Force India y Toro Rosso están por arriba, los argumentos se tambalean y la fanfarronada se transforma en falta de respeto.
También que se tome un análisis particular ajeno a McLaren, como el realizado por Ben Anderson (Autosport) en Barcelona, como irrefutable, sin detenerse a pensar que fue hecho durante prácticas libres y únicamente en las tres primeras curvas, y mediante un sistema de posicionamiento global, es otra de las razones para cuestionar la estrategia de elevar las bondades del chasis y seguir disparando contra Honda. Y es que hasta ahora han pasado por seis circuitos y al parecer, y según lo explicó Boullier, ninguno de ellos posee las características ideales para que el MP 4/31 exhiba su potencial.
Aceptar como válida una situación que ahora mismo es inapreciable es similar a consentir la opinión de aquellos que dicen sin rubor «no le creas a tus ojos porque te mienten». Ni las estadísticas más optimistas pueden disimular que una gran escudería como McLaren permanece lejos de todo, de puntuar con regularidad, de retar directamente a un equipo cliente como Toro Rosso, que sí tiene un gran chasis, o de compararse libra por libra con Ferrari, una estrategia mediática muy manoseada que solo sirve como consuelo para tontos, aunque al parecer concede muy buenos resultados.
Con toda la retahíla de incoherencias proferidas por Boullier, y con todo respeto lo digo, parece obvio que el francés está asumiendo el papel que desempeñó Yasuhisa Arai la temporada pasada. A lo largo de 2015, cada declaración pública del japonés representó una bofetada a la cordura de quienes observaban las carreras desde un prisma más próximo a lo objetivo que al fanatismo, pero sin duda, Arai mantuvo el foco mediático sobre McLaren Honda, aunque fuera a fuerza de bufonadas. No es criticable si todo el «ruido» forma parte de una estrategia comercial, lo preocupante sería la torpeza con la que llevan adelante el plan.
McLaren acumula cuatro años seguidos sin construir un chasis competitivo y eso es innegable, además vienen de su peor temporada desde su fundación y se advierte que la inversión realizada y los resultados, además de la ausencia de un gran patrocinador, están produciendo pérdidas de tiempo y de dinero. De allí que este caso, lo del «tercer mejor chasis» ha sido tan perturbador que Lawrence Barretto, corresponsal de Autosport, abordó a Boullier luego de la clasificación de Mónaco y le preguntó si tras observar los resultados todavía era capaz de sostener su razonamiento y por supuesto, el director de McLaren dijo que sí.