Este pasado fin de semana, en Nürburgring tuvimos la presencia de una de esas rarezas en competición que hace que queramos aún más el mundo del automovilismo. Toyota GAZOO Racing puso en pista su propio SUV de circuitos y lo cierto es que el resultado no fue del todo malo. El Toyota C-HR se defendió con honor y vio la bandera de cuadros como tercer clasificado de la categoría SP2T3, reservada a modelos con motor turbo 1.6 como máximo, 84º en la general de una prueba que fue un auténtico infierno.
Sin embargo, en cuanto a lo de hablar de rarezas, no ha sido la mayor que hemos visto en pista, y mucho menos en carreras de 24 Horas, lugar en el que los equipos suelen dejar volar su imaginación y presentarnos alternativas a los habituales modelos que participan en resistencia. En este caso, el compañero Raymond Blancafort puso sobre la mesa uno de los artefactos más extraños que tal vez ha pasado por los circuitos: una Peugeot 806 preparada ni más ni menos que por los belgas de Kronos Racing, los mismos que una década después ganaban el Campeonato del Mundo de Rallyes con Sébastien Loeb.
Esta bestia del asfalto derivada de la monovolumen del león contaba era un encargo de Peugeot Bélgica y el objetivo que tenían era el de terminar la edición del año 1995 de las 24 Horas de Spa-Francorchamps. A pesar de la reticencia de sus rivales (algunos querían prohibir su participación alegando que su altura e inercias la hacían un peligro para el resto), la RACB daba el visto bueno, encuadrándola dentro de la división 2 Procar.
La 806 parecía más un acto publicitario que una apuesta real en competición. Un coche más digno de sección ‘la imagen de la semana’ que un proyecto serio con opciones de sacar buenos resultados en carrera. Sin embargo, la mayoría de las voces críticas quedaron silenciadas después de que el equipo (formado por tres pilotos belgas, Eric Bachelart / Philip Verellen / Pascal Witmeur) consiguiese colarse 12º en parrilla, tercero en la clasificación de su división.
Y es que era un verdadero espectáculo ver esa mole encarar Eau Rouge mientras peleaba en pista contra los BMW, Audi u Honda Accord Procar. Debutar en una carrera de 24 horas nunca es fácil y sino que se lo pregunten a Nissan y su LMP1 en las pasada edición de Le Mans. En el caso de la 806, le pasó factura esto en forma de falta de fiabilidad, sufriendo ya desde el principio de la prueba numerosos problemas con la bomba del sistema de frenos y con la del aceite, teniendo finalmente que abandonar antes de la 10ª hora porque el motor, proveniente del 306 Maxi (el resto de la mecánica provenía en su mayoría del 405 Mi16 y con otros elementos del Supertouring), dijese basta por un fallo en cadena. Posiblemente uno de los proyectos one-off más extravagantes de la historia.