Pocos se mantenían despiertos. La mayoría de los aficionados allí presentes se habían dejado llevar por el poderoso Morfeo y dormía en las gradas, en una tienda de campaña a unos cientos de metros del asfalto mágico de Le Sarthe o incluso en alguna improvisada cama sobre la hierba. El amanecer comenzaba a romper en el horizonte cuando la megafonía anunció de repente un hito histórico: el Porsche 919 hybrid LMP1 con el dorsal #17 había realizado hacía unos segundos la cuarta vuelta más rápida de la historia.
En aquel momento, el crono se había parado en los 3 minutos y 17,717 segundos, a apenas 50 centésimas de la vuelta realizada ese mismo día por Felipe Albuquerque al volante del Audi R18 e-tron quattro LMP1 (ambos mejoraban el 3:18.4 de Jackie Oliver con el Porsche 917LH en 1971). Esto dice mucho del ritmo que se lleva en carrera y ya con la noche sobre las cabezas de los aficionados (con el consiguiente cansancio acumulado por los pilotos), pero… y explotando todo el potencial tanto de la parte humana como de la mecánica, ¿dónde estaría el listón?
La respuesta la tenemos justo en la sesión de clasificación unos días antes de la disputa de la carrera más prestigiosa del mundo de la resistencia. El encargado de dicha vuelta no era otro que Neel Jani, al volante del Porsche #18 el cual fue capaz de pulverizar el anterior record de vuelta de clasificación con la nueva configuración (a partir de 1989) haciendo un 3:16.887, mientras que Pedro Rodríguez sigue ostentando la vuelta más rápida de clasificación (3:13.9, Porsche 917LH, 1971) con el antiguo esquema de circuito y un record que incluso sobrevivió a los años de excesos del Grupo C.