A lo largo de la historia de las 24 horas de Le Mans, varios pilotos españoles se han atrevido con la categoría principal para hacer historia. Marc Gené lo hizo en 2009 con Peugeot pero otros como Jesús Pareja -Porsche- o Lucas Ordóñez -Nissan- lo han intentado. Aún así, España tiene históricamente hablando y sobre todo en tiempos recientes un romance con la segunda clase en Le Mans. LMP2 ha sido «buena» con los españoes y en 2016 Roberto Merhi esperará mantener la llama viva. Pero, ¿qué nos dice exactamente la historia?
Ante todo, que tampoco hay que ser inocentes ni soñadores sin límites. Que correr en LMP2 -o equivalentes- tampoco es sinónimo absoluto de éxito para los españoles. En ese sentido toca acordarse de Juan Fernández, Francisco Torredemer y Eugenio Baturone, de José Juncadella y Jorge de Bagration, de Tomás Saldaña, de Adrián Campos y de Miguel Ángel de Castro. Todos ellos estuvieron en estas categorías con prototipos que a priori no pertenecían al grupo de candidatos a la victoria final pero no lograron tampoco destacar en su clase.
Afortunadamente, sí ha habido éxitos varios y en los últimos años España ha vivido una suerte de idilio con la categoría LMP2 que nos ha dado muchas alegrías. La más reciente vino con Lucas Ordóñez, que en 2013 fue tercero con uno de los coches de Greaves Motorsport y en 2011 fue segundo en su debut en Le Mans con Signatech. La victoria se le escapa aún y 2016 será el primer año desde 2010 en el que no participa en la legendaria carrera pero es un piloto consumado y ha demostrado su talento, además de disfrutar del podio en La Sarthe.
Antes de eso, Jordi Gené obtuvo un celebrado quinto puesto en la general de las 24 horas de Le Mans de 2001. El motivo de tanta celebración fue que además de ser un resultado excelente, el catalán se llevó la victoria en la categoría LMP675, conocida hoy como LMP2. Fue una victoria importante en una época en la que España parecía andar falta de pilotos en el panorama internacional, más allá de Pedro de la Rosa, Marc Gené -hermano de Jordi- y un jovencísimo Fernando Alonso en la Fórmula 1. Las cosas estaban a punto de cambiar.
Echando la vista aún más atrás, Fermín Vélez fue uno de los españoles más exitosos en las 24 horas de Le Mans. En 1998 se impuso en la categoría LMP con un espectacular Ferrari 333 SP, siguiendo a los entonces exagerados GT1. Pero una década antes ya había probado las mieles del triunfo con Spice en 1987, siendo sexto en la general además del mejor C2 en su segunda participación en la carrera. Lo hacía tras un cuarto puesto con un Porsche 956B el año anterior en su debut. ¡Todo un éxito por aquel entonces!
En cuanto a la actuación de Emilio de Villota, es difícil evaluar si su categoría en 1981 era realmente la segunda clase en Le Mans. En una época donde se aceptaban coches del mundial de resistencia, del campeonato norteamericano con sus propias normativas y varias subclases además de todo tipo de coches de GT, las 24 horas de Le Mans vivían más en una amalgama de varias clases que un sistema jerárquico. Aún así, fue tercero en su categoría a bordo de un Lola T600.
Finalmente, la historia de estas segundas clases empezó con Juan Jover y Paco Godia, que en 1949 se marcaron un doblete en uno de los mejores años para los españoles en Le Mans. Desafortunadamente el doblete no llegó en la general aunque tampoco andaron muy lejos con una segunda y cuarta posición respectivamente. A bordo de sendos Delage D6S-3L, fueron primero y segundo en la categoría para los coches de 3 litros. Aunque la lógica dictaba que la categoría de 5 litros debía ser más competitiva, la realidad es que estas máquinas eran más torpes y menos «de carreras»… justo lo contrario que los vehículos dentro de la clase de 2 litros como la que ganó la carrera. Las grandes contradicciones de Le Mans.
A todo esto, no sería justo hablar de éxitos de españoles en Le Mans limitándonos solo a los prototipos. Tanto los turismos como sus hermanos mayores merecen también una mención y es que nuestro país ha tenido también sus días gloriosos. Sobre todo en tiempos recientes, con un Antonio García que se ha subido cuatro veces al podio en los GT’s con un total de tres victorias -dos de ellas en la extinta GT1 y la última el primer año de LMGTE Pro-. Se trata de un hombre que ha ganado tanto con Aston Martin como con Chevrolet. Este año buscará un nuevo éxito.
Pero también en el pasado hubo éxitos como con Jesús Pareja, segundo en 1993 en GT y primero en 1994 en la categoría GT2 junto con Carlos Palau a bordo de un Porsche 911. Y mirando más hacia atrás, Álex Soler-Roig fue segundo en la categoría de turismos en la edición de 1972 pilotando un Ford Capri. Algo menos categorizables en cuanto al tipo de coche y clase son los resultados de Manso de Zúñiga, segundo en su clase en 1924 y ganador en su categoría en 1925, siempre a bordo de coches de Chenard-Walcker.