Duele mucho tener que hablar de órdenes de salida y reglamento cuando el Mundial de Rallyes lleva cinco ganadores distintos en las seis pruebas que llevamos de temporada 2016, pero ignorar la influencia de los mismos en esta serie increíble sería tomar a nuestros lectores por imbéciles. Por desgracia el WRC está tomando los derroteros del DTM, donde los lastres en lugar de igualar a los contendientes y deparar carreras más divertidas han provocado que sea extremadamente sencillo determinar quién será competitivo y quién no antes de la disputa de cada carrera.
El problema es que la variedad de ganadores no implica que las carreras sean imprevisibles: muy al contrario, el reglamento deportivo actualmente en vigor ata las manos a Sébastien Ogier y quienes deban seguir su estela durante los dos primeros días de competición abriendo pista (este rol le ha correspondido a Andreas Mikkelsen buena parte del año) y da alas a quienes por resultados previos probablemente no las merecen.
Alguno me dirá que Thierry Neuville y Jari-Matti Latvala llevan todo el año partiendo desde posiciones retrasadas y no por ello han estado a la altura. Bueno, pero es que eso ha sido más demérito propio a causa de fallos de pilotaje o problemas mecánicos que por la realidad de los cronómetros. En todo caso pone aún más de manifiesto lo terrible que está siendo el año de los dos pilotos que sobre el papel más cara deberían plantar al jefe del Mundial de Rallyes.
Y eso que en Cerdeña nos brindaron un bonito duelo que el belga se encargó de zanjar el sábado por la tarde. Estuvo simplemente perfecto y se reivindicó, ya sea para renovar por Hyundai, irse a Citroën o dejarse seducir por Toyota. El segundo triunfo de Hyundai en este Mundial de Rallyes muestra también la evolución del i20 WRC, que en el Monte-Carlo parecía mal parido, pese a que Dani Sordo se queja de lo mismo que entonces: demasiado nerviosismo. ¿Se han adaptado mejor sus compañeros o necesita de unos reglajes muy diferentes a ellos? Aún así cumple con su papel y da menos trabajo a los mecánicos del equipo coreano, no como Neuville al inicio del año o Paddon tras su victoria en Argentina: segundo de la general sin pisar el podio (sanción en México mediante).
Eso sí, para rachas espectaculares la de Sébastien Ogier. Dos veces primero, dos veces segundos y dos veces tercero. Cinco victorias de seis en las Power Stages. Camino de proclamarse campeón en China. Y de ahora en adelante la posición de salida no será tan determinante: tramos rápidos y menos polvorientos en Polonia y Finlandia, asfalto en Alemania, China y Francia, sólo una etapa de tierra en el Catalunya y barro en Gales. Para cuando lleguemos a Australia estará todo el pescado vendido.
Aún así creo que una medida relativamente sencilla daría a Ogier la oportunidad de defenderse, manteniendo este modo de determinar el orden de salida para que outsiders peleen con él cada victoria: ampliar el kilometraje de las etapas del domingo. El gran problema de que Ogier abra pista viernes y sábado es que el domingo apenas quedan dos tramos muy cortos para que trate de remontar y, como no compensa intentarlo, todos van guardándose algo de cara a la Power Stage. Pero no lo verán nuestros ojos dado que el promotor del campeonato está empeñado en que las pruebas celebren su última especial a las 12:08 locales y así contentar a las televisiones.
Sin perder de vista la polémica con el orden de salida y lo mucho que pudo favorecerles, es justo y necesario subrayar el trabajo de tres jóvenes en Cerdeña. Éric Camilli, Kevin Abbring y Teemu Suninen dejaron un grato sabor de boca, con el galo evolucionando a pasos agigantados en tierra, el neerlandés no desanimándose tras quedarse a dos ruedas motrices y el finlandés logrando su segundo triunfo en WRC2. Ahora mismo no sería nada descabellado imaginarse una Toyota con tres pilotos finlandeses en su regreso al WRC y Suninen se está ganando el puesto a pulso desde su Skoda Fabia R5.
Por delante de ellos quedó un Ott Tänak que parece destinado toda su carrera deportiva a correr con material de segunda y sacar un gran provecho del mismo para luego no destacar tanto cuando le dan mejores oportunidades. Pero su año con D-MACK está siendo notable, sacando provecho de los abandonos de Andreas Mikkelsen (no quiero volver a lo del orden de salida, pero que no quisiera puntuar en la Power Stage por no mejorar en el campeonato lo dice todo) y Mads Ostberg (víctima de un problema mecánico en Monte Lerno).
Por último me temo que urge que la FIA aclare el reglamento en lo que respecta a las neutralizaciones de especiales. Por segundo rally consecutivo tuvimos follón y, aunque no afectó en esta ocasión a los World Rally Cars, dar potestad a los Directores de Carrera para que decidan más o menos lo que crean oportuno hace muy difícil seguir la clasificación. Los participantes en WRC2 sufrieron la neutralización de la primera pasada por Monte Lerno el sábado a mediodía y hasta bien entrada la noche no supimos que el líder era Suninen y no Kruuda. Así es imposible.
Foto | Hyundai Motorsport y Red Bull Content Pool