El urbano más rápido de la Fórmula 1. Esa era la forma que teníamos de describir durante la semana el Circuito de Bakú. Su último sector, con una recta (con curvas de alta velocidad en las que no se levanta el pie del acelerador) de 2.200 metros, estaba claro que iba a propiciar velocidades punta de absoluto escándalo. A pesar de ellos, no todos firmaban la posibilidad de que se pudiera batir el record firmado en 2005 por Juan Pablo Montoya en Circuito de Monza durante unos entrenamientos privados.
En aquella ocasión, el piloto de McLaren dejó el listón muy alto en la larga recta de Monza. Sin ir más lejos, el colombiano marcaba unos espectaculares 372,6 km/h. Ayer, durante la sesión de clasificación, y aprovechando el rebufo del Red Bull de Max Verstappen, Valtteri Bottas fue capaz de establecer un nuevo record. Ahora el nuevo techo de la Fórmula 1 en un circuito (quién iba a decir que esto se haría en un urbano) es de 378 km/h, algo que será difícil de batir en 2017 por unos monoplazas que tendrán mayor agarre mecánico gracias a los neumáticos más anchos y más drag por los alerones de mayores dimensiones.
Sin embargo, sigue sin ser lo más rápido que hemos visto rodar a un Fórmula 1. También es cierto que el BAR-Honda que viajó al desierto de sal de Bonneville contaba con una configuración de baja carga aerodinámica, sin alerón trasero y con las entradas de aire tapadas al máximo para reducir la resistencia. En aquella ocasión el V10 de los japoneses fue capaz de llevar al piloto Alan van der Mewe a los 413 km/h, una marca que todavía sigue vigente.