Es evidente que Ferrari es un nombre con una gran presencia e importancia en el mundo del automovilismo italiano. Tanto es así que hay equipos tocados por la brillante llama de la histórica creación de Enzo Ferrari. Uno de los equipos más estrechamente ligados a la firma italiana es Minardi, que llegó a usar motores Ferrari, al igual que Toro Rosso en la actualidad. Pero mucho antes de eso, el embrión de Minardi, la Scuderia Everest, usó el último Ferrari privado de Fórmula 1.
Corría la temporada 1975 cuando Giancarlo Minardi llegó a un acuerdo con Ferrari para tres temporadas a partir de 1976 para poner un coche privado en algunos eventos -sobre todo carreras no puntuables- con el objetivo de promover a jóvenes talentos italianos. Este acuerdo entre Giancarlo Minardi y Enzo Ferrari se traduciría con un Ferrari 312 T para la Scuderia Everest en 1976. La idea habría sido usar un 312 T2 en 1977 y 1978, aunque no se llegó tan lejos.
Pero el acuerdo no se limitaba solo a la Fórmula 1, sino que se extendía también a la Fórmula 2. De esta forma, Ferrari se comprometía a proporcionar motores para el equipo de esta categoría de la Scuderia Everest, llamada así por la mayor empresa de la industria del caucho en Italia. Everest había puesto bastante dinero en el equipo en sus inicios, con lo que el nombre era suficientemente justificado. El chasis que Ferrari entregó a Minardi para que lo pilotara su piloto, Giancarlo Martini había sido usado oficialmente en 1975.
Para ser precsisos, se trataba del chasis 021 que Clay Regazzoni llevó a sendas terceras posiciones en los grandes premios de Suecia y los Países Bajos. La primera participación de Martini con el Ferrari número 36 se produjo en la Race of Champions de 1976, carrera no puntuable en Brands Hatch. Allí compartió parrilla con varios de los coches y pilotos más competitivos de la época, entre ellos Niki Lauda con uno de los coches oficiales de Maranello. Aún así, la diferencia entre Lauda y Martini en la sesión clasificatoria fue de cinco segundos.
La participación del coche privado se quedó en eso puesto que el piloto consiguió -dudoso mérito- salirse de pista en la vuelta de calentamiento, abandonando antes de empezar. En su defensa habría que decir que Alain Prost cometió un error similar cuando ya era tricampeón… pilotando un Ferrari, en el Gran Premio de San Marino de 1991. Tras esa primera participación frustrada, el equipo se desplazó hacia Silverstone para el BRDC International Trophy. Allí las cosas fueron mejor y tras clasificar en décima posición sobre dieciocho coches, finalizó también décimo, a una vuelta del vencedor.
Tras el fracaso de la experiencia en Fórmula 1, ambas partes decidieron concentrarse en la Fórmula 2, dejando de lado el plan inicial de poner en pista un Ferrari privado en 1977 y 1978. Con una categoría reina cada vez más compleja y con más nivel, mantener un coche privado con garantías era demasiado para Giancarlo Minardi y su escuadra. Los nuevos motores Ferrari Dino moverían a sendos chasis Ralt para Gianfranco Brancatelli y Lamberto Leoni. El chasis Ralt no respondió demasiado bien. Tanto así que a media temporada el equipo se pasó a Chevron.
A pesar de los malos resultados, en una carrera partida en dos en Misano trajo victoria de Leoni; la unica aparición en el podio de un motor Ferrari en la categoría. Más allá de este resultado, solo hubo puntos por un cuarto puesto en Rouen y un sexto en Enna-Pergusa. Resultados insuficientes para una marca que estaba ganando títulos en la Fórmula 1. Para 1978 hubo cambio de pilotos, entando un jovencísimo Elio de Angelis con el motor Ferrari. El italiano quedó decepcionado con el motor y pidió insistentemente usar un BMW como el de su compañero, Miguel Ángel Guerra.
Al final, las discusiones entre De Angelis y Minardi sobre el motor terminaron con el piloto despedido y Clay Regazzoni entrando como veterano de Fórmula 1 para ayudar al equipo. El suizo entró para pilotar el Chevron-BMW de Guerra, con lo que este último fue a parar al coche con motor Ferrari; el patito feo que nadie quería. La Scuderia Everest no logró puntuar con un motor Ferrari -el único coche en hacerlo fue el de Trivellato Racing con Giuseppe Gabbiani al volante- y el proyecto llegó a su fin.
En realidad, la relación entre Minardi y Ferrari no terminó allí y en 1991, ambas partes volvieron a trabajar juntas, resultando en dos cuartos puestos de la nueva Scuderia Minardi con Pierluigi Martini -sobrino de Giancarlo- como piloto. Se trata de los mejores resultados de Minardi en la Fórmula 1. Toro Rosso reeditó la relación en 2007 como heredera de Minardi, con el recordado triunfo de Sebastian Vettel en Monza en 2008. Y hoy en día, Toro Rosso vuelve a montar motores Ferrari en 2016…