Tal vez es la pregunta que más me han hecho durante las últimas semanas. ¿Qué ha cambiado en el Mundial de Rallyes para que Sébastien Ogier no continúe con su racha victoriosa? Y es que han pasado 4 meses y 21 días desde que el de Gap lograra su segunda y última victoria de la temporada, la cosechada en Suecia. Por aquellas se las prometía muy felices. A pesar de tener que aceptar el reglamento de orden de salida que le obligaba a abrir pista durante las dos primeras etapas, ni Monte-Carlo, ni la prueba escandinava eran terrenos en los que esto le iba a pasar seria factura. Lo peor estaba por llegar.
Desde ese frio domingo en Suecia, Ogier e Ingrassia no han vuelto a saborear la victoria. Algunos han bromeado con el hecho de que la paternidad le ha vuelto más lento (se suele decir que cada hijo te hace una décimas más lento por kilómetro), pero lo cierto es que el galo sigue siendo el mismo de siempre. Ese piloto ambicioso que ya ha sumado tres títulos mundiales y que sin duda sigue teniendo en mente superar todos los records posibles que marcó Loeb en la última década.
¿Qué ha cambiado entonces? Si nos fijamos, Ogier no ha conseguido la victoria en ninguna de las citas de tierra disputadas hasta el momento. En algunas como en Argentina, ha llegado a la etapa del domingo con claras opciones de victoria, en otras, como Polonia, ha estado más lejos que nunca de las posiciones de cabeza, superado por sus dos compañeros de equipo y sin prácticamente opciones de luchar por el podio en una cita que tradicionalmente no ha tenido el factor ‘barrido’ como una de sus características principales, rally en el que Seb había conseguido las dos últimas victorias, precisamente, la de 2015 le empujó directamente hacía su tercer entorchado intercontinental tras un intenso mano a mano con Mikkelsen y Tänak.
Los únicos factores que han variado respecto a 2015 son los de la modificación realizada por la FIA en cuanto a los pilotos que abandonaban el viernes y se reenganchaban el sábado por medio de Rally2 (anteriormente salían a los tramos por delante del líder de la general en la segunda etapa) y que los equipos se están centrando en prepararse para 2017. En el caso de Volkswagen de forma aún más clara que otras formaciones como Citroën, ya que los de Wolfsburgo tienen limitados los kilómetros de test que pueden hacer al año al estar inscritos como fabricantes esta temporada.
Esto está obligando a que el equipo dirigido por Jost Capito tenga que aprovechar al máximo sus jornadas de prueba y que por tanto el desarrollo del Volkswagen Polo R WRC actual se haya visto prácticamente congelado, también alentado por la firma decisión de que los alemanes no pondrán a la venta o alquilarán sus unidades ex-oficiales cuando estas dejen de ser inscribible en el Mundial. Estos dos pequeños cambios han sido suficientes para frenar la racha absolutamente impoluta de victorias, hasta el punto de que en siete rallyes, Ogier tan sólo ha logrado dos triunfos, por los cinco del año pasado en el mismo periodo (ganó en México, Cerdeña y Polonia). ¿Ahora os explicáis por qué sus quejas se han recrudecido durante los últimos meses?