De nuevo este fin de semana fuimos testigos de una de las imágenes más patéticas de la Fórmula 1 actual. Después de más de 10 minutos desde las últimas gotas de lluvia y con el sol ya luciendo en el cielo, Charlie Whiting siguió adelante con su intención de dar la salida al Gran Premio de Gran Bretaña detrás del Safety Car. Hasta cinco vueltas estuvieron los pilotos rodando tras el Mercedes AMG GT-S para que el director de carrera de la FIA decidiera que ese era el momento de retirar a Bernd Mayländer.
Incluso tuvieron que ser los pilotos, que vista la situación e imagen que se estaba dando, pidieran a través de la radio que alguien avisara a Charlie de que aquello ya estaba para correr. ¿Por qué tantas precauciones? En Silverstone se ha corrido en otras ocasiones con mucha más agua, sin embargo, esta nueva Fórmula 1 y el agua no se llevan bien. Unos ponen como escusa la altura del chasis, otros las condiciones de visibilidad u otros elementos como los frenos o los neumáticos, lo que está claro es que los Grandes Premios con un ‘poco más de agua’ terminan siempre siendo un esperpento.
Sebastian Vettel ha culpado de ello a la poca confianza que tienen los pilotos en los neumáticos de extrema lluvia, un compuesto para el que incluso hubo unos test específicos antes de comenzar la temporada en Paul Ricard en el que se emplearon hasta 3 millones de litros de agua para simular estas condiciones. Unas ruedas poco competitivas y que además no generan buenas sensaciones para los pilotos, que prefieren arriesgar y montar los intermedios (el de color verde) en cuanto les es posible.
Creo que lo que hay que criticar no es que se decida empezar por detrás del coche de seguridad, sino que nadie confía en los neumáticos de lluvia extrema. Los pilotos hemos dicho un par de veces ya que estos compuestos de Pirelli sólo son lo suficientemente buenos como para seguir al coche de seguridad. Cuando empieza la carrera deseas poner inmediatamente los intermedios y por tanto asumes muchos riesgos.